Cuando Megan se fue, cuando me hizo aquella llamada, lo primero que hice fue correr al coche, ir al colegio de sus hijos y ver si podía encontrarla, pero ya allí no había nadie. Desesperado, fui hasta su casa, aunque allí tampoco tuve suerte. Una vecina de ella me comentó que ella había salido de allí con cosas luego de días sin ir, al parecer empacó y solo se fue. Se marchó. No supe donde buscar, no encontré a quien llamar y solo la perdí. Megan se había marchado. Las primeras semanas la culpa se apoderó de mí. ¿Por que alejarse de mí? ¿Por qué despedirse de ese modo? ¿Por qué no nos sentamos a hablarlo? Entendía su situación, necesitaba ayuda, necesitaba sanar y quizás asimilar todo, pero ¿por qué alejarse? Todo lo demás lo entendí, menos eso. Pero los meses pasaban y yo la e