La misma noche Chicago Luciano La llamada de mi tío me sacudió como una bofetada de realidad. Abrí los ojos o, mejor dicho, comprendí que mi identidad no queda atrapada en un apellido. Sí, puedo ser un Santoro por sangre, pero eso no me convierte automáticamente en un criminal o un asesino. Aunque esté inmerso en el turbio mundo del tráfico de drogas, no es por elección propia. Las circunstancias me acorralaron hasta el punto en que me vi obligado a asumir un rol que nunca busqué. Durante un buen tiempo, me resistí con todas mis fuerzas a seguir los pasos de mi familia. Anhelaba marcar una diferencia, cambiar mi destino, pero las sombras de mi herencia volvían una y otra vez, recordándome que mi padre era un mafioso, como toda mi familia. Esa sola condición lleva consigo peligro y respe