Ya me habían trasladado a la habitación con mi pequeña hija, a pesar del malestar físico producto de la cesárea, sentía una gran emoción, a tal punto que por un instante había olvidado por completo que Guillermo en cualquier momento iba a llegar a conocer a la pequeña. Mientras me acomodaba en la habitación y amamantaba a mi pequeña princesa, Luis José se encontraba junto a mi, estaba que no se lo podía creer que ahora éramos padres, fue un momento realmente hermoso, solo estábamos los tres como una verdadera familia de verdad. — Ana Paula, cariño, quiero darte las gracias por haberme dado la dicha de ser padre, gracias por esta hija tan hermosa y sana que tenemos y que te juro que voy a ser hasta lo imposible porque crezca en un hogar donde reine el amor y la paz. — Luis José, yo…