Al día siguiente: Nelson estaba listo para salir de la clínica, por supuesto no podía faltar la presencia de sus padres que estaban ilusionados de que su hijo regresara a casa con ellos. Y en cierto modo, yo también creía lo mismo, ya que estaría fuera de lugar el pretender irse a vivir a casa de mis padres, donde ya era suficiente el tener que soportar la presencia de Luis José. La señora Catalina, estaba que no cabía de felicidad, a pesar de las circunstancias, para ella y mi suegro, lo más importante era saber que su hijo estaba vivo. — Nelson, mi amor, ya preparé la mejor habitación, porque quiero que cuando llegues a casa, tú y Ana Paula, se sientan cómodos. Hasta te hice la comida que tanto te gusta. Es que no sabes la felicidad que me da el saber que estarás de nuevo con t