El frío se cuela en mis huesos mientras estoy sentada en una banca del parque, disfrutando de una calada de mi cigarrillo. Después de salir de esa mansión opresiva, caminé hasta encontrar este tranquilo rincón. Olvidé mi abrigo, y el viento helado abraza todo mi cuerpo. Aunque el ambiente es fresco, me siento más serena tras desahogarme con mi supuesta familia y liberarme de la presión de un matrimonio no deseado. La vida parece más ligera aquí, entre los susurros de las hojas y el humo que se dispersa en el aire frío. Los copos de nieve yacen con delicadeza en mi cabeza y hombros desnudos, una suave capa que ignoro mientras me sumerjo en la liberación de este frío abrazo y el silencio denso que lo acompaña. Aunque una sombra de remordimiento me envuelve por retomar el cigarrillo, una a