Capítulo 11

2784 Words
La semana que paso en Cancún se alojaron en el Resort Fairmont Mayakoba en Playa del Carmen un sitio muy exclusivo y muy hermosa claro no esperaba menos de Hernán, que contaba con un restaurante donde servían platos mexicano, franceses, italianos. La semana que estuvieron allí, Sofía aprovecho de pensar en su situación y mientras Hernán estába metido en su computadora portátil. Sofia aprovechaba de ir al gimnasio y del spah, algunas veces pasaba tiempo en la piscina. Una mañana Hernán la levanta muy temprano y le dice : —Sofia, levantate. Mientras la llama le da varios besos en la espalda. —Para que ? —Ya termine el trabajo que tenía que entregar y te quiero llevar a un sitio muy interesante —Quiero dormir —Levantate. Hernán le quita la sábana con la que Sofía se arropaba — Floja. Bajaron a desayunar. Hernán alquila un auto en el resort y se dirige a la carrera principal —Para dónde vamos ? —Quiero que conozca una zona arqueológica, llamada Xaman -Ha —Que significa ? —En el lenguaje Maya, significa: Agua del Norte, quieres que ponga un poco de música mientras llegamos ? —Si, me encanta la música —Que deseas escuchar ? —Algo de Ricardo Montaner. —Cual té gusta ? —Todas, pon Tan Enamorados —Complacida, señoritas. Sofia se pone a cantar en voz altas y Hernán la acompaña. Cuando termina la canción, Hernán voltea y le dice riendose —Debemos hacer un dúo jajaja. Ya estamos llegando Cuando llegan lo primero que se encuentran unos imponentes árboles como si ellos estuviesen custudiando la entrada de este rincón Maya, siguen caminando y Hernán le dice —Ten cuidado, aquí hay muchas Iguanas —Son, bellas. Responde Sofía —Porque se llama así ? —Su nombre significa Agua del Norte —Cuentame más, por favor. Esto es una belleza inusual —Segun, los arqueológicos los Mayas, habitaron en esta pequeña ciudad en el periodo de post clásico, piensan que este lugar era parte del principado de Ecab, también había un santuario a la Diosa Ixchel, cada año le hacían ceremonias a esta Diosa del Amor —Y ésas edificaciones ? . Pregunta Sofía admirada de tanta belleza —Hay tres, que a pesar del tiempo, están bien conservadas . En el tiempo de la conquista dicen que fue lo primero que vieron los españoles que arribaron en este rincón de México —Que historia tan espectacular —Bueno, señorita vámonos que usted necesita descansar, antes de regresar Mientras regresaban. Hernán saco su computadora portátil y ella penso que entre ellos se había creado un vínculo muy especial. Desde que llego nuevamente a Conkal, si tiempo lo repatio entre para conocer más a Hernán, a su familia y cierto compromisos personales que tenía que atender. Ya sus náuseas mañaneras, estaban desapareciendo y empezaba a sentirse mejor. Había todo lo posible por estar en Conkal los viernes para acompañar a Eddy, Marlene y sus amigas, en el supuesto club de lectura. De vez en cuando sacaba a pasear a Susy por el vecindario y había disfrutado de lo tranquilo que era. En cierta manera, aquello le estaba gustando. Era sábado por la tarde y estaba en la casa de Hernán, recostada en la piscina, bajó una gran sombrilla. Susy estaba durmiendo tomando el sol sobre un cojín que Hernán había dispuesto en el patio, cerca de una fuente de agua. Se escuchaba música de un aparato de sonido, sobre todo salsa, cómo canciones de Gilberto Santa Rosa, Maelo Ruiz, Tito Rojas La familia de Hernán se unirían a ellos más tarde a comer porque al día siguiente iban asistir a una Baby Shower que había organizado su hermana Lorena para celebrar el futuro nacimiento de su bebé. Acostada en la hamaca y con las gafas puestas, penso que podía encajar allí y lo más importante que lo disfrutaba y se sentia cómo en una familia de verdad. El embarazo iba bien y tenía cita con el ginecólogo en la siguiente semana. Estiró las piernas y se llevó las manos al vientre. Todavía no sentía moverse al bebé, pero sabía que estaba ahí. La sombra de Hernán la cubrió y alzó la vista. —Te importa si me sienton a tú lado ? Sofia apartó las piernas para dejarle sitio y que se sentara en la divan. Hernán le dio una taza con diferentes frutas picadas bañadas de leche condensada . La estaba mimando y eso le agradaba. Solo con mencionar que tenía hambre o que quería algo que en la casa no hubiese, enseguida llamaba a la ama de llaves para que lo consiguiera. Le puso la mano en el muslo y enseguida sintió aquella placentera sensación de escalofrío que recorrió por todo su cuerpo. Luego le acarició la zona el musloy cuando alzo la vista se dio cuenta de que la estaba observando. —Qué pasa? –preguntó ella–. Por cierto, muchas gracias por las frutas, estaban muy ricas —De nada. Te molestaría si te toco el vientre ? Es increíble que nuestro bebé esté ahí dentro y que este creciendo poco a poco. Ella coloco la taza en la mesa, agarro su mano y se las coloco sobre el vientre. Apenas estaba abultado y no parecía estar embarazada. Hernán con lo eficiente que era, había buscado información sobre las distintas etapas del embarazo y se la había mandado por correo electrónico. No había podido evitar sonreír cada vez que recibía una información sobre el bebé. En verdad Hernán Ruiz era todo un caso, pero reconocía que siempre estaba pendiente de ella y la mimaba y la consentia cada vez que podia — Y cómo te has sentido. Pregunto Hernán —Gracias a Dios se me quitaron las náuseas sobre todo en la mañana que eran horribles, y fíjate como me han crecido los senos. Y coloca sus dos manos sobre ellos. —Ya me he dado cuenta –admitió él. —No te vas a dar cuenta que anoche no me quitaste las manos de encima, no me sorprende –replicó ella con una sonrisa. —Tengo una cita con el médico esta semana. Quieres venir conmigo? Según avanzaba el embarazo, Hernán se estaba adaptando muy bien a la situación. —Por supuesto, Qué día? —Luego te mandaré un w******p con los detalles. Se inclinó y la besó en la frente y se levantó para tomar una botella de agua para ofrecersela y sentarse en una sillon —Te encuentras bien? Pregunto Sofía —En verdad, no lo sé. Todavía estoy haciéndome a la idea de que estás embarazada y no sé si lo estoy haciendo bien o lo estoy haciendo mal. Me refiero a que quiero hacerte el amor a cada rato, pero no estoy seguro de si puedo… Ya sabes, estás embarazada. —Estaba embarazada en Mérida, en el avión, Cancún, anoche y todas las noches que hemos pasado juntos y eso no te a detenido en y anoche —Tal vez debería haberme estado quieto. Todavía no nos conocemos bien y vas a tener un hijo mío. Para ser sincero no sé cómo comportarme. No puedo seguir siendo el mismo porque voy a ser padre y se la responsabilidad que estoy conlleva, siento que no estoy preparado y me da pena decírtelo pero tengo mucho miedo. Sofia se le acerco y le toma la mano —Escucha, yo tampoco estoy preparada y también siento miedo, en esos correos que me enviaste, dice que los nueve meses de embarazo sirven para preparar la llegada del bebé. —No sé si nueve meses van a ser suficiente. —Yo, tampoco lo sé. Dice Sofía y rie Es la primera conversación que tenían sobre el bebé, sus dudas y de sus temores. Ella pensaba que ya habían dado un gran paso con respeto al embarazo y eso la tranquilizaba —Nunca he tenido una relación con un hombre que haya durado tanto. —Apenas llevamos juntos seis semanas –observó él. —Es cierto, es solo que no sé cómo hacer esto .Admitió Sofía —Bueno, parece que se nos da mal el sexo nada más –dijo sonriendo y entrelazando sus dedos. —Tienes razón, pero no eso lo único que hay en una relación? En una relación debe haber otras cosas como amor, respeto, consideración, confianza y sobre todo mucha comunicación Se levantó y camino hasta él, para sentarse en sus piernas . Él la rodeó por la cintura. —Estoy, de acuerdo, falta mucho por conocernos y saber que nos gusta —Que haz descubierto que me gusta ? —Las frutas picadas bañadas con leche condensada jajajaja —Bobo jajaja y a ti la música —Deberíamos conocernos mejor antes de considerar que lo nuestro es una relación .Bromeó Alec. —También sé que te encanta Gilberto Santa Rosa. —Cierto y a ti qué música te gusta? —Bueno, me gusta la música de Ricardo Montaner , de Madonna , pero lo que de verdad me ayuda a relajarme es la música del pianista frances Richard Cleyderman —No te creo que te gusta esa baladas ? —Me encanta, claro eso es un secreto. Y ti qué película te gusta ? — Tranquila te guardaré el secreto. Si prometeme, que no te vas a reír te lo digo ? —Lo prometo. Dice Sofía levantando la mano —Las películas de Clint Eastwood —Esta bien, él es muy buen actor. —Y ti que película te gusta ? —Me encanta una serie Coreana que se llama " Sonata de Invierno", la he visto como cien veces y cada vez que la veo lloro, cómo la primera vez que la Vi. —Llorona, no sabía que eras tan sentimental Sofia lo rodeó por los hombros y lo besó. En aquel momento no quería pensar ni preocuparse por nada, hasta que el bebé nazca y se concentró en disfrutar de una tarde al sol con su amante. Hernán se puso cómodo en la amplio diván para dos y la abrazó por detrás. Sus cuerpos encajaban a la perfección. Tenía la mano sobre su cadera y la cabeza apoyada en su hombro mientras seguía haciéndole preguntas para descubrir qué cosas le gustaban y cuáles no. Aquello no se parecía a nada conocido y una parte de ella deseó que no estuviera ocurriendo. Volvía a tener aquella extraña sensación, cálida y casi reconfortante, que asociaba a Hernán pero que no sabía de qué se trataba. Tal vez estaba empezando a sentir algo por él. Pero ella no quería eso, simplemente se trataba de sexo, pero si se estaba enamorando… Temía no ser capaz de controlarse si se enamoraba. Había decidido conocerlo mejor, pero sin sentir la necesidad de tenerlo. Solo lo necesitaba como padre de su bebé. No se había parado a pensar que tenía que tomar una decisión respecto al futuro del bebé y estaba empezando a sentir algo por Hernán. No debía olvidar que lo único que podía sentir por él era deseo s****l. Se volvió en sus brazos y él no apartó las manos de su cintura. Cuando lo miró vió el brillo de sus ojos, supo que era el sexo lo que los atraía. Hernán se inclinó para besarla y ella tomó su labio inferior entre los dientes. Luego, unieron sus bocas y se besaron lentamente. Sabía a ron , menta y hierbabuena o algo. Abrió aún más la boca, invitándola a explorarla más profundamente. Sofia se estremeció y lo rodeó con los brazos a la vez que le pasaba el muslo por encima de las caderas, tratando de atraerle. Su sabor siempre le hacía desear más. —Tengo hambre… –le susurró ella junto a la mejilla. —De qué? –preguntó, deslizando las manos arriba y debajo de su espalda —De ti. Lo deseaba con todas sus fuerzas y no tenía inconveniente en admitirlo porque con el sexo se sentía segura, a diferencia de cuando le hablaba del bebé. Hernán le acarició la espalda, trazando un delicado recorrido por su columna. Entonces deslizó una mano por debajo del biquini y tomó su cola mientras ella frotaba su trasero contra él. Con la otra mano subió, siguiendo la curva de su cadera. Ella se echó hacia atrás y sus miradas se encontraron mientras le acariciaba los pechos, que habían crecido por el embarazo. Lentamente acarició los bordes del tejido antes de deslizar un dedo por debajo y sentir su puntita erecta. Un ligero temblor se apoderó del cuerpo de Sofía. Con una mano le acariciaba el trasero y con la otra dibujaba círculos en su puntita. Se acomodó entre sus brazos, en un intento de sentirlo aún más cerca. Hernán bajó la cabeza y le acarició con los labios el cuello. Sofia sintió sus dientes tratando de deshacer el nudo del bralette y enseguida se soltaron las cintas y él aprovechó para tirar de una de ellas y dejar al descubierto el pecho que no estaba acariciando con su dedo y dibujó un círculo con la lengua sobre la puntita. Ella echó hacia atrás la cabeza y se aferró a sus hombros mientras él colocaba sus manos sobre sus pechos y los maseajaba con fuerza. Cada terminación nerviosa de su cuerpo pareció contraerse de deseo, y enseguida sintió que estaba húmeda. De repente, Hernán le hizo cambiar de postura y tumbarse de espaldas mientras se arrodillaba sobre ella. Su boca siguió dándole placer y lo único en lo que pudo pensar fue en las deliciosas sensaciones que estaba provocándole. Luego, le separó las piernas con el muslo y al instante sintió la rigidez de su erección frotándose contra ella. Levantó las caderas buscándolo, hasta que la acarició en el sitio adecuado. Sofia deslizó las manos por su espalda y tiró de sus caderas para atraerlo. Él continuó besando su cuerpo, hasta llegar a su ombligo. Allí susurró algo que no pudo escuchar antes de meterle la lengua. Ella reaccionó sintiendo unas palpitaciones en la entrepierna. Hernán siguió hasta llegar al bikiniy se lo bajó por las piernas. Sofia estaba deseando quitárselo, pero sintió su cálido aliento y su barbilla. —Levántate –le ordenó. Ella obedeció y arqueo para que acabara de bajarle el bikini por las piernas. Sus ojos se encontraron y él le sostuvo la mirada mientras llevaba la mano a su parte más femenina. Sofia,sentía la piel muy sensible y le hervía la sangre en las venas. Ardía en deseos por él. Nunca hubiera imaginado que seguiría deseándolo con tanta intensidad después de aquellas semanas. Estaba equivocada. Hernán le dijo entre susurros lo que le iba a hacer y luego volvió a bajar la cabeza, rozando la unión de sus piernas con la barbilla mientras movía la cabeza hacia delante y hacia atrás. Aquellos movimientos hicieron que se le hinchara la rosita y se volviera más sensible. Después le separó las piernas con las manos y sintió el aire fresco en su zona más íntima antes de notar la calidez de su boca. Cuando sintió el roce de sus dientes, a punto estuvo de correrse. Pero Hernán levantó la cabeza en el último momento, dejándola con ganas de más. —Dame más, no quiero que te detengas –dijo ella Sofia colocó las manos en su cabeza y lo dirigió de vuelta a su rosita – Te necesito. Sintió su mano bajar hasta llegar a la entrepierna y luego la estrechó contra él. Estaba al límite. Al sentir que la penetraba con la punta del dedo, las primeras sacudidas del orgasmo estallaron. Él se apartó enseguida y levantó la cabeza para contemplar cómo se agitaba. —Hernan, te necesito, quiero sentirte dentro de mi —Perfecto, porque yo también te estoy deseando. Se colocó sobre ella rozando sus pechos con el torso y con el muslo le separó las piernas. —Hernan. Susurro Sofía retorciendose debajo de él y se aferró a su hombro a la vez que él empujaba para penetrarla. La embistió una y otra vez hasta hacerla gritar su nombre, y él aulló el suyo junto a su hombro. Se corrieron frenéticamente y después permanecieron abrazados. Al mirarlo a la cara, de nuevo percibió aquella extraña sensación. No estaba preparada para admitir que le gustaba. —Supongo que ya sabemos una cosa más el uno del otro. —Que cosas. Preguntó él, pasándole un mechón de pelo por detrás de la oreja. —Que a ninguno de los dos nos importa quedarnos desnudos al aire libre. Hernán rompió a reír y sacudió la cabeza. —Estad muy gracioso Y los dos se hecharon a reír.
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