Le temblaban las manos, pero era la única en querer controlarse. Sofia estaba sentada sobre su regazo. Estaba tan cerca que sentía su aliento junto a los labios, aplacando aquellas llamas cada vez más indomables. Apoyó la mano en su hombro y se obligó a estarse quieto, pero el escote de su vestido era amplio y con aquel movimiento había rozado su piel desnuda. Deseaba acariciarla, pero él se había dicho que fuera ella la que llevara el control, para no atemorizarla, que se conformaría con lo que quisiera darle. Lo cierto era que él lo quería todo. Al sentir sus labios rozando los suyos, sintió crecer su erección y tuvo que cambiar de postura para ponerse más cómodo. Sofia sonrió junto a sus labios y lo besó suavemente, apenas un simple roce. Luego ladeó la cabeza y el beso se hizo más profundo. Hernán sintió un escalofrío que le erizo toda la piel y la tomó por la nuca mientras el beso se tornaba más apasionado. Su sabor era mejor de lo que recordaba, algo sorprendente teniendo en cuenta que no hacía tanto desde la última vez que la había besado. Era imposible que se hubiera convertido en un adicto en tan solo unas horas, pero así lo parecía. Hernán deslizó la mano por su espalda lentamente, sintiendo cada una de las vértebras de su columna. Después echó hacia atrás la cabeza para mirarla mientras tiraba de sus caderas y la hacía sentarse a con las piernas abiertas sobre él. Ella se aferró a sus hombros y colocó los muslos a cada lado de sus piernas. Hernán respiro profundo y percibió el intenso olor a de su perfume, un aroma mucho más sensual de que recordaba. A continuación deslizó las manos por debajo de su chaqueta y la atrajo hacia él sin dejar de mirarla. Ella sonrió y apoyó la frente en la suya antes de pasarle la lengua por los labios. Su erección creció aún más y no pudo evitar reprimir un gemido. No iba a ser capaz de cumplir su palabra y conformarse con un simple beso si seguía así. Estaba deseando sentir su cuerpo contra el suyo. Quería quitarle el vestido y una vez desnudos, hundirse en ella. Pero sabía que tenía que contener su
deseo. Le había dado su palabra y, si no la cumplía, nunca se lo perdonaría. Le acarició la espalda con una mano y con la otra la atrajo por la cintura hasta que sus entrepiernas quedaron unidas. Ella arqueó las caderas y él apartó la boca de la suya, dejando caer la cabeza para deleitarse con aquella sensación tan exquisita que lo invadía. Sofia se echó hacia delante y él la sujetó de un brazo mientras la besaba apasionadamente y le bajaba el vestido para descubrir su hombros. Luego, la acarició; su piel era más suave de lo que recordaba. Apartó la boca de la suya y fue dejando un reguero de besos por su cuello. Ella se estremeció y hundió los dedos en su pelo para sujetarlo. Hernán cerró los ojos en un intento por recuperar el control, pero le fue imposible. Siguió deslizando la mano por su espalda hasta tomarla de la cola y atraerla aún más. Sin dejar de sujetarlo por la cabeza, Sofía se arqueó y rozó su sexo contra el de Hernán. Ambos jadearon y él giró la cabeza, continuó besándola deleitándose con la dulzura y la calidez de su piel. Sabía que no iba a poder seguir conteniéndose mucho más tiempo, pero deseaba que aquello durara. Quería tenerla entre sus brazos todo el tiempo que fuera posible. Metió su rostro entre sus pechos apretando su cola hacia él. Sofia tenía las manos en su pelo. De pronto, un movimiento brusco Hernán la rodeo con sus brazos y la agarro con fuerza hasta que el avion dió un movimiento brusco. Sofía lo abraza fuerte y Hernán le susurra al oído
—No, tengas miedo eso fue una pequeña turbulencia. Ella se sujeto mas a él y corazón latía tan acelerado que no sabía si era por el deseo que la estaba quemando o por la sacudida del avión. Debería levantarse de su regazo pero decidió no hacerlo. Le gustaba sentirse así.
Hernán le pregunta
—Sigues asustada ?
—Si y mucho. Sofia afirma con la cabeza en señal de afirmación
—Pero te sientes bien ?
—Si, si, estoy bien.
—No, quiero que te asustes, eso le puede hacer daño al bebé
Hernán toma el teléfono que está pegado a la pared y marca hacia la cabina del piloto
—Señor
—Habra más turbulencias ?
—No, señor, esa fue una ligera turbulencia, por qué estamos pasando por una montaña. Respondió el piloto
—Ests bien. Gracias
—A su orden señor y se le ofrece algo más ?
—Nada, todo está bien. Y cuelga el teléfono
—Si el cielo está despejado por qué hubo una turbulencia ?
—Se debe a varias cosas como por ejemplo la velocidad del viento, el calentamiento global, el acercamiento a las montaña, influye varios elementos
—Ah, okey, necesitas algo ?
—No, gracias
—Seguimos o quieres que lo dejamos hasta aquí ?
—Si, yo quiero seguir y tú ?
—No, quiero que te sientas incomoda ?
—Tu, te sientes incómodo ?
—Claro que no, amor
Enseguida metió las manos por debajo de su vestido y le apreto la cola y la atrajo hacia él jalandola por las caderas hasta sentír su rolo erecto contra su sexo. Sofía le sujeta la cabeza con ambas manos, para besarlo con desesperación, mientras esto sucede Hernán le sube el vestido hasta sacarselo por la cabeza, acariciando así su piel desnuda, está vez sin que ninguna ropa se lo impida, siguió besandola, dejando pasear la lengua por el cuello, bajandole una tira del brasier y llenando con besos el hombro para luego subir al cuello nuevamente, mientras sus pechos estában duros y resalta sus puntitas paradas, Hernán fue bajando poco a poco hasta meter su rostro entre esas dos montañas blancas para llenarlas de besos y Sofía le apretaba el rostro toda excitada pidiendo más y más, Hernán subió nuevamente hasta la boca rosada e introdujo si lengua, mientras sus manos le soltaba la cinta que sujetaba la cola de caballo que cargaba Sofía dejando caer esa cabellera sobre sus hombros, Hernán pasa su lengua por el oído y le susurra al oído
—Me encantas, me vuelves un hombre sin voluntad, desde que estuve contigo no te he podido sacar de mi cabeza, a veces pienso que me embrujaste
Y siguió pasando la lengua por todo el cuello, la hasta que bajo a su pecho, la rodea con sus brazos y le desbrocha el brasier para dejarlo caer al suelo coloca sus manos sobre aquellos pechos blancos de puntitas rosadas para luego empezar a lamerlos como si tuviera comienzose una dulce, Sofía gime de gusto. Hernán vuelve a meter su cabeza entre sus cabellos y le dice
—Hueles tan divino como una mezcla de frutas, a flores, a cítrico, a vainilla, es como una explosión de lo dulce con lo senxual, que me vuelve loco, me excita, en verdad no se que es lo que usas
—Ni te lo pienso decir jajaja, eso es un secreto jajaja
Sus bocas se volvieron a encontrar de una manera desenfrenada, para que Hernán bajase hasta los pechos que comienza a jugar con ellos y Sofía no para de gemir en señal que estaba disfrutando. Hernán se levanta para desabrocharse el pantalón y dejarlo caer para quedarse en ropa interior lo único que los separaba para hacer el amor era el bikini chiquito de color n***o cargaba Sofía y el boxer Ralhp Lauren de color azul que cargaba Hernán. Entre abrazos y besos Hernán carga a Sofía entre sus brazos y la lleva hasta cabina que funciona como dormitorio, Sofía gira la manilla para abrir la puerta y Hernán la cerro con el pie después que entran, la posa suavemente sobre la cama y sube arriba de ella con pasión besandola y desesperado por penetrarla, pero lo quería hacer con calma y sin apuros, quería que ella lo disfrutara lo suficiente, mientras Sofia le acariciaba la espalda y enerraba sus uñas bien cuidadas en la espalda de Hernán, esto hizo que emitiera un gemido, el quería que fuese ella la que pidiera ser penetrada, así como ella se lo pidió la primera vez que estuvieron juntos en el hotel, hizo que se girará para pasear si lengua por toda la espalda hasta bajar hasta su cola y darle varias mordidas suavemente, y sigue hasta abajo recorrido todas sus piernas y siente como Sofía se estremece, le vuelve a dar la vuelta y con sus manos acaricia su rosa por encima del bikini y siente que está empapada, mientras ella abre las piernas como invitandolo a qué siguiera y no parara él toma como aquella abertura de piernas como una invitación y coloca cada mano alrededor del bikini y comienza a bajarlo poco a poco y mientras lo hace la va llenando de besos y alza la mirada para ver la cara de Sofía y nota que tiene los ojos cerrados y las manos apretando la sábana, hasta que le quita totalmente el bikini dejando esa rosita al aire vuelve a subir y le susurra
—Quieres que siga ?
—Si, si quiero, no pares por favor
Y luego se dirigió al centro de su placer y le acarició el pubis. Sofia echó las caderas hacia delante al sentir su roce y gimió. Hernán frotó su m*****o contra ella y luego la empujó sobre la cama y se echó encima. Ella se arqueó al notar que se metía un pezón en la boca. A la vez, Alec la penetró con un dedo y después se lo llevó a la boca y lo saboreo. Se sentó sobre sus rodillas y la miró. Al encontrarse con sus ojos, supo que nunca volvería a ser el mismo después de aquello.
—Me, tienes loco y embrujado.
Se echó sobre ella para saborearla de nuevo y buscó con su lengua la rosita entre sus piernas. Sus caderas se sacudían al ritmo de cada movimiento de su lengua y lo rodeó con las piernas como si no quisiera que saliera de ahí, mientras él seguía devorándola. Lo abrazó con fuerza entre sus piernas mientras sus caderas se levantaban frenéticamente. Luego gritó de placer mientras susurraba su nombre y todo su cuerpo explotó por las convulsiones del clímax. Había disfrutado, pero necesitaba sentir a Hernán dentro. Tiró de él y se incorporó para buscar su boca y fundirse en un beso apasionado. En su lengua saboreó el sabor salado de su propia pasión y sintió que se hundía en ella. Se aferró a sus anchos hombros y se arqueó, empujándose contra él para sentirlo más profundamente. Sofia grito y pronunció su nombre al retirarse y volver a hundirse en ella. Era grande y la llenaba completamente. Sofia dejó caer la cabeza hacia atrás mientras la penetraba una y otra vez. Cada vez que lo hacía, deseaba más y más. Hernán enredó su melena en la mano y le hizo echar la cabeza hacia atrás para morderla en el cuello. Una reacción en cadena se desató en ella y sintió el segundo orgasmo . Se aferró a él, dejándose llevar por aquellas sacudidas placenteras, y él le tomó uno de sus puntitas con la boca y saboreo. Cada vez movía más rápido las caderas y lo oyó gruñir al soltar todo ese líquido caliente dentro de ella. Siguió embistiéndola hasta que se quedó completamente vacío y los dos quedaron sin aliento, tumbados en la cama boca arriba. Sofia no podía creer lo que había pasado, se encontraba con el mismo hombre que la había engañado seis semanas atrás, ella lo busco fue para contarle lo del bebé, no para entablar una relación con él, ya que estaba furiosa por qué la había engañado y ahora estaba ahí haciendo el amor con él, cómo si nada y acostada a su lado, en verdad no sabía que hacer ?. Hernán la tapo con una sábana y la rodeo con su brazo para que ella dejara descansar su cabeza y voltea a verla y le pregunta
—Estas bien
—Si
—Me gustas mucho
—Tu, también
Y Hernán le da un beso en la frente