Alessandro sostenía la mano de Abril preguntándose cuándo iba a despertar, hacía solo un día todo parecía ir bien, él se preguntó cuándo se había torcido todo. Él acarició su rostro con los guantes ya que tenía miedo de tocarla directamente y que eso la pusiera aún peor. _ Abril, despierta por favor, prometí mostrarte muchos lugares hermosos de mi reino. Alessandro le había suplicado que despertara más veces de las que recordaba, pero ella seguía dormida, sumida en ese profundo sueño del cual no mostraba el menor signo de despertar. Abril no sabía si estaba despierta o si lo que estaba viviendo era un sueño, ella se encontraba en medio de la nada, en un espacio vacío en el que lo único que había era oscuridad, una oscuridad tan espesa como la tinta en la que no se veía absolutamente nad