Ashlyn
Honestamente, entrar a mi habitación se sentía como un cuento de hadas. Todo en la habitación era blanco, excepto los pisos y los muebles. Los muebles y el piso eran de un gris oscuro, casi n***o, y todo este lugar era hermoso. Definitivamente tenía un toque masculino, pero era simple y acogedor.
Aún no he visto mis cosas. Alguien todavía debe estar subiéndolas. Solo tenía dos maletas, porque la tía Grace seguía comprando cosas para mí. Y tenía mi bolsa de gimnasio. Traje mi bolso conmigo.
Puse mi bolso en la cama y me acerqué a la primera puerta. Estaba al lado de la cama. Descubrí que era el armario y alguien ya había guardado mis cosas. Quien sea que haya sido, era increíblemente rápido. ¡Guau!
Cerré la puerta y abrí la siguiente. Estaba un poco más abajo de la puerta del armario. Pasé junto a una cómoda y una televisión colgada en la pared sobre ella. Se abrió en un gran baño. Tenía una bañera profunda y una ducha con puertas de vidrio y una regadera tipo lluvia. Todo era de mármol blanco y gris. Era hermoso. Descubrí que ya habían colocado todos mis productos de tocador en su lugar.
Había una cortina larga junto a mi cama. Supongo que es una ventana. Las abrí y encontré una puerta corrediza que daba a un balcón. Era hermoso. El sol se estaba poniendo detrás de la cadena montañosa. Todo aquí era simplemente hermoso y perfecto.
—Incluso el príncipe Mason —ronroneó Tundra.
—Sí, Tundra. Mason es un hombre muy guapo. Tundra, ¿por qué me siento rara cuando estoy cerca de Mason? Puedo sentir una especie de cosquilleo cuando nos tocamos. Huele fantástico, pero tú no has dicho 'compañero'. ¿Podemos tener una segunda oportunidad de ser compañeros con nuestro ex todavía aferrado al vínculo?
—No lo sé, Ashlyn. Siento que lo necesitamos, pero no estoy segura de por qué. Él es importante para nosotras. Aún no sé cómo.
Justo en ese momento, alguien tocó la puerta.
—Pasa —grité.
Mason abrió la puerta. Se quedó parado en el marco, sin entrar completamente a mi habitación.
—¿Cómo va todo? —me preguntó.
—Todo es perfecto, gracias —le dije con una sonrisa—. Pero... —Me mordí el labio inferior con los dientes.
—¿Pero qué? —Frunció el ceño.
—Creo que todo esto es demasiado. Si estás tan decidido a que me quede, necesito compensarte a ti y a tu padre.
—Ven, hablemos en la sala de estar —me indicó. Puso su mano en mi espalda baja y me guio hacia el área común—. Toma asiento. ¿Te gustaría algo de beber? —me interrogó, mientras iba hacia la cocina.
—Un poco de agua, por favor —respondí, mientras me sentaba en un sofá—. Gracias. ¿Dónde están Brandon y Liam? —le pregunté cuando me entregó el agua. Se sentó en el otro sofá. Nuestras rodillas se rozaban y tuve que resistir las ganas de extender mi mano para tocar su muslo. En lugar de eso, me enfoqué en mi agua y di un sorbo.
—Fueron a buscar la cena para todos nosotros —manifestó.
—Oh, fue muy amable. Yo podría haberlo hecho —le dije.
—Está bien, Ashlyn. Quería hablar contigo —dijo cautelosamente. Puse mi botella en la mesa auxiliar y lo miré a los ojos.
—Por supuesto, Mason. ¿Qué pasa? —quise saber con interés.
—Te recuerdo, de la barbacoa —me confesó con una sonrisa.
—¿En serio? —le pregunté con curiosidad.
—Sí, llevabas puesto un traje de baño rosado brillante. —Se rio.
—Un segundo —le pedí, levantando el dedo índice. Fui a buscar la caja de zapatos que tenía todas las cosas que me dio mi tía. La encontré en una repisa del armario. Saqué la foto y regresé a la sala de estar. Le pasé la foto a Mason antes de volver a sentarme en mi lugar. Él miró la foto durante unos momentos.
—¡Vaya, era pequeño! —Soltó una carcajada.
—¿Qué? Déjame ver —le dije. Esperaba que me pasara la foto, pero se acercó para sentarse a mi lado en el sofá en el que estaba. Aún sostenía la foto, pero ambos podíamos verla ahora.
—Dios mío, eras adorable. Un pequeño rompecorazones. —Me reí—. Pero mira mis mejillas. ¡Parecía una ardilla! —exclamé, y él se rio.
—Eras adorable, incluso si pudieras haber metido un par de cientos de malvaviscos en tu boca. —Sonrió. Mirándolo sorprendida, le di un puñetazo en uno de sus bíceps—. ¡Ay! —Se frotó donde lo golpeé.
—¡Eso no fue muy agradable, idiota! —Crucé los brazos sobre el pecho. Me eché hacia atrás en el sofá y fruncí el ceño. Él se recostó también. Estábamos hombro con hombro.
—Inflas las mejillas cuando frunces el ceño —bromeó. Junté los labios y lo miré. Me estaba mirando con sus grandes ojos dorados, y me hipnotizaban. Comencé a jugar con mis labios y mi ritmo cardíaco se aceleró. Sentía que todo se desvanecía a nuestro alrededor. Pero el sonido del ascensor interrumpió el momento. Mason se levantó, apoyando los codos en sus rodillas, aclarando la garganta. Las puertas del ascensor se abrieron, Liam y Brandon salieron con varias bolsas de comida para llevar.
—¿Tienes hambre? —me preguntó Brandon.
—Muero de hambre. —Exhalé.
—Noche de películas. —Liam canturreó, siguiendo a Brandon hacia la cocina.
—Tenemos camarones y pollo teriyaki con arroz y vegetales. —Brandon llamó desde la cocina.
—Suena increíble —le respondí.
Seguía mirando a Mason, y él me miraba por encima de su hombro. Su aroma a pinos y lluvia era tan calmante, y quería vivir en su aroma.
Liam entró a la habitación y colocó algunas latas de refresco en la mesa de café. Aproveché la oportunidad para ir a cambiarme. Me excusé y fui a mi habitación. Encontré unos pantalones cortos y una camiseta de manga larga con cuello en pico. Cuando terminé, volví a la sala de estar. Los chicos ya tenían platos en sus manos, y colocaron el mío en la mesa de café. Olía increíble.
Me senté junto a Mason nuevamente. Crucé las piernas y me acomodé. Mason me pasó mi plato cuando estuve lista y le agradecí. Estaba sentado lo suficientemente cerca como para que mi rodilla descansara contra su muslo. Brandon y Liam se sentaron en el otro sofá, pero se dieron más espacio el uno al otro. Liam dejó su plato para coger el control remoto de la mesa de café.
—¿Película? —me preguntó.
—Claro, nada de miedo —repliqué.
—Niña. —Liam me provocó.
—Está bien, pero no vendrás a mi cama cuando los “fantasmas” vengan por ti —dije, rodando los ojos. Brandon y Mason se reían y Liam me miraba con puro asombro.
—Dejarías que los fantasmas me atrapen. Pensé que éramos amigos. —Frunció el ceño.
—Oh, qué pena, pero aun así no dormirás en mi cama. Estoy segura de que a Mason o Brandon les encantaría ser tu cucharita. —Sonreí con malicia.
—¿Qué? —ambos cuestionaron.
—¿Por qué somos la cucharita? —preguntó Brandon.
Mason levantó una ceja hacia mí.
—¿De verdad? ¡Dios mío, solo elijan una película! —expresé, molesta. La comida estaba increíble. No me di cuenta de lo hambrienta que estaba hasta que metí la primera cucharada en mi boca.
—Exi-gen-te —dijo Liam, con un aire de superioridad.
—No me importa, estoy comiendo —le contesté entre bocados, señalando mi plato con el tenedor. Miré a Mason y Brandon, y parecían divertidos por nuestra amistosa batalla.
Liam puso una película de casa embrujada y asesinos en serie. No era tan terrorífica. Cuando terminamos de comer, Liam y Brandon recogieron.
No me di cuenta de que me había quedado dormida, acurrucada con la cabeza descansando en el reposabrazos. Algo me despertó, luego sentí unos brazos grandes y musculosos levantándome. Podía oler pinos y lluvia. Sabía que era Mason, y sin pensarlo, me acurruqué en su pecho. Su mano estaba tocando mi brazo y muslo, enviando escalofríos por todo mi cuerpo. Pero estaba tan cansada que ni siquiera podía abrir los ojos. Recuerdo haber sido colocada sobre algo suave, y luego me sumí en un sueño tranquilo.