Ashlyn
Estar sentada con el Rey Alfa en su oficina era simplemente surrealista para mí, pero estar sentada frente a su hijo, el Príncipe Mason, me daban mariposas en el estómago. Él era muy sexy, alto, con un bronceado dorado. Tenía el pelo castaño oscuro, corto en los lados y un poco más largo en la parte superior. Sus ojos de un marrón dorado parecían estar mirando dentro de mi alma y él podría pedirme cualquier cosa y no podría negarme. Era difícil apartar la mirada de él y me resultaba difícil concentrarme en cualquier cosa con él tan cerca de mí. Estaba tratando de no sonrojarme, pero estoy segura de que mis mejillas estaban rosadas.
Estaba vestido con pantalones de color azul marino y una camisa blanca, con las mangas arremangadas hasta los codos. Tenía los primeros botones desabrochados y era difícil no mirar todos sus músculos definidos. Se podían ver sus músculos del pecho asomándose por su camisa, lo que me hacía querer deslizar mis dedos por su piel. Sus antebrazos estaban bien definidos y sus bíceps amenazaban con romper su camisa.
No pude evitar preguntarme a qué sabría en mi lengua. Mientras estaba sentada en el sofá, tuve que cruzar las piernas. No quería que ellos pudieran oler mi excitación, y me estaba costando controlar mis pensamientos acelerados. Nunca me he sentido así por nadie y ni siquiera conozco a este dios de hombre que está sentado frente a mí.
—Me gusta él. Deberíamos montarlo —ronroneó Tundra en mi cabeza.
—¡De acuerdo, no estás ayudando! —le regañé a mi loba.
El rey puso sus manos sobre las mías, sacándome de mis pensamientos obscenos.
—¿Dónde has estado todo este tiempo? —preguntó con preocupación y curiosidad.
—Fui a la manada Luna Azul con mi tía Grace. Cuando mis padres y el paquete desaparecieron, estaba visitándola —expliqué.
—Pensé que toda tu manada se había perdido. Tus padres y yo éramos grandes amigos. Incluso intenté cortejar a tu madre. —Se rio para sí mismo—. Pero ella conoció a tu padre, y yo conocí a mi Rebeca. Todos nos convertimos en los mejores amigos. Tu madre, Kathryn, y la madre de Mason, eran como hermanas. ¿Recuerdas habernos conocido? Todos vinimos de visita aproximadamente un mes antes de que la manada desapareciera. Tendrías ocho o nueve años.
—Um... —Fruncí la nariz, como si eso me hiciera recordar—. ¿Fue en la barbacoa en el lago? —pregunté.
—Sí, fue ahí. Estoy seguro de que recordarías a Rebeca. Siempre estaba allí con su madre. Mason también siempre estaba allí hasta que comenzó la escuela a los seis años. Solo tendrías cuatro años entonces. Comenzó a entrenar y aprender de mí a los ocho, así que raramente salíamos de tu manada, pero Rebeca estaba allí casi todos los fines de semana o todos visitábamos la casa del lago juntos —cuenta, recordando el pasado.
—Creo que recuerdo a Rebeca. Tenía el pelo oscuro y los ojos verdes, y una hermosa piel dorada. Recuerdo su piel porque siempre me ponía protector solar y estaba celosa de que ella pudiera broncearse y yo solo quemarme. —Reí recordando y el Rey rio conmigo—. Pero estoy bastante segura de haber encontrado una foto del Príncipe Mason y yo en esa barbacoa.
—No recuerdo que Rebeca haya tenido alguna vez una quemadura de sol —pensó en voz alta.
—¡Bueno, por supuesto que no! Ella tenía una piel hermosa. Me encantaría volver a verla —expresé, pero al mirar tanto al rey como al príncipe, ambos fruncieron el ceño.
—Mi madre falleció hace algunos años —explicó el Príncipe Mason.
—Oh, diosa mía —suspiré—. Lo siento mucho.
—Está bien, querida. Han pasado algunos años ya. —El Rey me sonrió gentilmente. Afortunadamente, Mason cambió de tema, aunque era un tema del que tampoco quería hablar.
—Entonces, ¿qué te trae a la academia, Ashlyn?
—Um... Bueno... las cosas en mi vida tomaron un giro inesperado, así que dejé mi manada para hacer un cambio.
—¿Te importaría explicar? —cuestionó Mason.
—De acuerdo, te daré la versión corta. Cumplí dieciocho años hace dos días. Encontré y rechacé a mi pareja. También descubrí sobre la riqueza de mi familia, así que aparentemente ahora puedo hacer lo que quiera, pero cambiaría toda esa riqueza por tenerlos aquí conmigo —expuse.
—¿Encontraste y rechazaste a tu pareja? ¡En el nombre de la diosa, por qué rechazarías a la pareja que te ha dado? —me cuestionó el Rey Arturo con tono asombrado. Miré a Mason y él también lucía sorprendido.
—Um, él es el futuro Alfa. También fue mi novio durante dos años. Lo encontré con mi mejor amiga en el momento en el que descubrí que él era mi pareja. Lo rechacé y me fui —les conté con decepción y respiré profundamente. Revivir ese momento fue difícil. Mason gruñó. Se veía enfadado, pero no estoy segura de por qué.
—Lo siento mucho, querida. Suena como un terrible cumpleaños número dieciocho —habló el Rey con tono compasivo.
—Sí, bueno, no todo fue malo. Descubrí mucho sobre mis padres y sus negocios. Y puede que haya comprado un auto deportivo —expliqué, mordiendo mi labio inferior. Me di cuenta de que los ojos de Mason cambiaron de color, pero luego volvieron a dorado. Fue tan rápido que podría haberlo pasado por alto si no hubiera estado mirando fijamente. El rey se estaba riendo de mi comentario.
—¿Compraste un coche deportivo? —preguntó. Encogí los hombros.
—No sé. —Traté de sonar inocente.
—¿Es finales de noviembre y compraste un coche deportivo? —cuestionó Mason, levantando una ceja hacia mí.
—Bueno, escúchame. Es hermoso —le dije con una sonrisa.
—¿Y? —Mason hizo un gesto para que continuara.
—Oh, eso es todo, es hermoso —expresé de manera indiferente. Mason se rio, una risa buena y sincera que podría derretirte. Podría pedirme mi alma y se la entregaría.
—Bueno, mientras te haga feliz, Ashlyn —se rio el rey.
—Entonces, ¿qué tienes planeado estudiar en la academia? —interrogó Mason, se notaba que estaba lleno de preguntas.
—Bueno, espero hacer algo de medicina forense y entrenamiento avanzado. Tal vez incluso algunas clases de estrategia. Aún tengo que completar todos mis papeles, luego tengo que encontrar un lugar para alquilar o comprar. Y si no soy aceptada, tal vez simplemente viaje. Necesito mantenerme alejada de mi manada hasta que pueda encontrar una nueva —respondí.
—¿Por qué necesitas una nueva manada? —preguntó Mason, mirándome confundido. ¿Acaso no le dije que mi ex pareja era el futuro Alfa?
—Mi ex pareja es el futuro Alfa y mi ex mejor amiga es la hija del Beta. Me niego a someterme a ninguno de ellos —dije, cruzando los brazos sobre mi pecho.
—Bueno, Ashlyn —habló el rey mientras se inclinaba hacia atrás en su silla para estar más cómodo—. Ya sé que serás aceptada. Y me encantaría que te transfirieras a nuestra manada. Además, vendrás a vivir en nuestra casa de la manada, como mi invitada —agregó con firmeza.
—Mi... Arthur —balbuceé—. Eso es demasiado. Puedo encontrar un lugar para vivir y mientras tanto puedo quedarme en un hotel. Nunca querría imponerme a ti o al príncipe Mason o a la manada. —Traté de explicar.
—¡Tonterías! —exclamó el rey. Se levantó de su asiento y caminó hacia un archivador. Abriéndolo, lo hojeó en busca de algo.
—Y sobre la aceptación, ¿no quieres ver mis transcripciones y probar mis habilidades? No puedo aceptar algo sin demostrarme a mí misma —le dije. No era de las que aceptaban cosas gratis. El rey regresó, tomó asiento y me entregó un archivo.
—Estos son todos los formularios que debes completar. Sé que eres inteligente, pero si quieres formar parte de la calificación para el entrenamiento, Mason aquí puede mostrarte cómo hacerlo. Es uno de nuestros mejores entrenadores y las rondas de calificación comienzan la próxima semana —respondió. Un golpe en la puerta nos interrumpió—. Pasa —ordenó el rey.
Y entraron Brandon y Liam. Ambos eran altos, quizás no tanto como Mason, pero él es de sangre de Rey Alfa. Brandon tenía cabello n***o, corto como el de Mason, y ojos azul oscuro. Una chica podría perderse en ellos. Liam tenía cabello rubio de estilo surfista y ojos verdes claros. Ambos estaban bronceados y tenían buen cuerpo. Los tres hombres se verían increíbles, incluso con un cuerpo regular. No soy superficial. Seguro que podría perder unos cuantos kilos.
—Mason, la clase empieza en quince minutos —habló Brandon mientras señalaba su reloj invisible. Mason, el rey Arthur y yo nos levantamos de nuestros asientos.
—Mason, ¿por qué no le muestras a Ashlyn el entrenamiento hoy? Luego puedes mostrarle la casa de la manada y darle una habitación en tu planta —le dijo a su hijo.
—Sí, padre —asintió Mason.
Liam me guiñó un ojo. Al verlo, estoy segura de que mi cara gritaba confusión.
—Ashlyn… —El rey me agarró de los brazos antes de que pudiera acercarme a los chicos—. ¿Él aceptó tu rechazo? —quiso saber con preocupación.
—No, Arthur. —Suspiré—. Si es demasiado problema, siempre puedo irme. No querría que mi drama afectara a ninguno de ustedes —continué, mirando a los demás.
—Ashlyn, te quedarás. ¿Sabe él dónde estás? —preguntó firmemente.
—No se lo he contado a nadie —le respondí con sinceridad.
—Bueno, entonces, por favor, quédate con uno de estos tres en todo momento. Por tu seguridad, por supuesto —me pidió con tono firme. Su comentario me confundió. No estoy segura de por qué necesitaría que alguien me protegiera, pero no voy a discutir con el rey.
Le di un asentimiento antes de rodear su cintura con mis brazos en un abrazo. No había forma de que pudiera alcanzar su cuello. Ni siquiera estaba segura de poder abrazar al rey, pero no hay vuelta atrás ahora.
—Muchas gracias por todo, Arthur —le dije y él me abrazó de vuelta.
—De nada, Ashlyn. —Se alejó y me miró—- Ahora ve antes de que todos lleguen tarde. —Me sonrió y yo le devolví la sonrisa.
Los chicos llamaron al ascensor. Cuando las puertas se abrieron, entramos. El entrenamiento debería ser interesante, pensé, mientras el ascensor se dirigía al piso principal.