Encontrando a su Verdadero Alfa

Nuevos Comienzos

Ashlyn

—Tu madre y yo no éramos hermanas de sangre. Yo era huérfana y sus padres me acogieron. Me trataron como a su propia familia. Tu madre era hija única y cuando conoció a tu padre, él era el segundo hijo. Aun así, él tenía sangre de Alfa, pero su hermano se haría cargo de la manada. Tu abuelo les entregó la Manada del Lago Esmeralda a tus padres. Desafortunadamente, tus abuelos fallecieron en un accidente de coche cuando tenías seis años. Tanto tus padres como tus abuelos venían de familias adineradas, y por eso tenían al señor Fisher. Él se encargaba de asegurarse de que todo estuviera en orden para ti y de hacer crecer su fortuna a través de inversiones, entre otras cosas. También tienen algunos negocios —explicó.

—¿Entonces somos ricos? —le pregunté confundida. No solo he rechazado hoy a mi pareja destinada, sino que ahora también tengo que asimilar toda esta información. ¿Cómo demonios nunca me di cuenta de que Grace no era hermana de mi madre? Grace y mi madre no se parecen en nada.

—No, tú eres rica, Ashlyn —me corrigió.

—Pero tú eres mi familia. ¿Mis padres y abuelos no te dejaron nada? —cuestioné, enfadada. ¿Cómo puedes no pensar en la persona que criaste como tu hija o tu hermana?

—Tengo un fideicomiso que mis abuelos me dejaron. Está allí para que mi pareja no pudiera acceder a él. Ellos eran muy protectores de su familia. También recibí una asignación de dinero para ti cada mes. El señor Fisher lo estableció después de que me encargara de tu custodia. No quería criarte con grandes cantidades de dinero, quería que trabajaras y apreciaras todo lo que tenías, así que puse la mayor parte del dinero en una cuenta para emergencias. Y, por supuesto, hacíamos nuestras escapadas de compras cada par de meses. —Sonrió.

—Me alegra que tengas todo lo que necesitas. Quiero que te quedes con el fondo de emergencia que ahorraste, y me alegra que me hayas criado de la manera en que lo hiciste, no tenías por qué acogerme. Solo tenías dieciocho años y acababas de unirte a tu pareja. Sacrificaste mucho por mí. Tanto tú como Brad lo hicieron. No he sentido más que amor de ambos durante los últimos diez años. Ahora creo que es hora de que todos avancemos a la siguiente etapa de nuestras vidas. No estoy segura de lo que voy a hacer, pero creo que tú y Brad necesitan tomar unas vacaciones o empezar a hacer bebés —le dije y las dos nos reímos, a pesar de que nos caían lágrimas por las mejillas.

—Eres una persona maravillosa, Ashlyn. Ian cometió un gran error. Nunca encontrará a alguien mejor que tú. —Ambas nos levantamos de las sillas para abrazarnos.

—Ahora, vayamos a buscar al señor Fisher y terminemos con este papeleo. Tengo hambre. Después, podemos ir de compras, ¿incluso buscar un coche? —Levanté las cejas. Ella se rio mientras se secaba las lágrimas.

—Vas a necesitar un coche y un lugar para vivir. Tenemos mucho que preparar para ti —me dijo mientras salíamos juntas de la oficina para buscar al señor Fisher. Lo encontramos sentado en el escritorio fuera de la puerta de la oficina con Rogers.

Después de firmar todos los documentos y revisar todo, me entregó una tarjeta negra. Me dio instrucciones para instalar una aplicación para tener acceso a todo. No quería encender mi teléfono nuevamente, así que supongo que tendré que conseguir uno nuevo. Me dijo que usara la tarjeta negra; supongo que es una tarjeta de crédito, que se pagaría automáticamente cada mes y no tiene límite de gasto.

Después de salir del banco, mi tía y yo caminamos por la calle hasta una cafetería para comprar unos sándwiches y otro café. Fuimos a ver vehículos primero y luego encontraríamos un hotel. Iríamos de compras de ropa mañana.

Al llegar al concesionario, ya sabía qué coche iba a comprar. Era noviembre y un coche deportivo probablemente no sea práctico, pero era precioso, de un color verde oscuro. Estaba en el salón de exhibición para protegerlo de la nieve. Más tarde descubrí que era un descapotable con techo rígido. Me enamoré de él. Fue extraño poder entrar allí y pagar por el coche deportivo en efectivo; era como ser tratada como alguien importante. También le pusieron neumáticos de invierno. Pensé que el joven vendedor iba a tener un ataque al corazón. No parecía alguien con dinero.

Me aseguraron que el coche estará listo para recoger mañana por la tarde. Después de salir del concesionario, mi tía nos llevó a un hotel muy lujoso, no muy lejos del banco. Tenía aparcamiento con valet y un estilo muy moderno. Como lo que te imaginarías que parecería un hotel fuera del rango de precios de una persona normal. Más tarde descubrí que, aparentemente, la finca de mis padres es dueña de este hotel, lo que supongo significa que ahora lo poseo yo.

Nos alojamos en una suite de dos habitaciones en el piso de arriba con balcón. Era enorme, fácilmente más grande que la casa de la tía Grace. Nos quedamos dentro y pedimos servicio de habitaciones para cenar. La tía Grace se quedaría hasta mañana por la noche y luego regresaría a casa. Yo puedo quedarme aquí el tiempo que quiera. Supongo que solo los huéspedes muy importantes utilizan esta suite… y al ser la dueña ahora significa que soy importante.      

—Siempre has sido importante, Ashlyn. Solo es hora de que el resto de los lobos sepan lo grandiosas que somos —ronroneó Tundra en mi cabeza.

Tundra siempre ha sido mi mejor amiga desde que llegó a mi mente cuando tenía doce años. Nos transformamos por primera vez cuando tenía dieciséis. Era increíblemente hermosa, blanca con puntas doradas, grande, casi del tamaño de un macho Alfa, pero supongo que tiene sentido ya que somos de sangre Alfa. Después de transformarnos, mi tía Grace dijo que no era seguro transformarse frente a nadie más que ella y Brad. Los lobos blancos eran raros, y el color dorado era inaudito. No quería ponerme en peligro.

A la mañana siguiente, mi tía y yo fuimos al centro comercial para ir de compras y comprarme un nuevo teléfono. Compramos durante toda la mañana hasta que llegó el momento de recoger mi nuevo auto. La SUV de mi tía estaba llena de bolsas de nuestras compras.

Recogimos mi auto y volvimos al hotel. El personal llevó mis bolsas a la suite, y fuimos a almorzar tarde. Mi tía tenía que empezar su viaje de regreso a la manada pronto.

Después del almuerzo, nos despedimos. Realmente iba a extrañar a mi tía, pero ella tenía mi nuevo número y hablaríamos todo el tiempo. Eso me tranquilizó. Tenía que regresar con su compañero y al trabajo. Le compré un regalo, una nueva consola de juegos que había estado buscando.

A él y sus amigos les gusta jugar videojuegos. Yo solía jugar también. Esta es el modelo más nuevo y muy difícil de encontrar. Supongo que ahora tengo conexiones. Él tenía los controles y unos cuantos juegos nuevos. Sabía que le iba a encantar, había estado quejándose de esta consola que nadie podía encontrar durante meses.

Ahora estoy sentada en el sofá de mi suite, solo pensando en mi futuro. He decidido que voy a ir a la academia del Rey Alfa. Me llevará cerca de cinco horas llegar a la Manada Luna Plateada, donde se encuentra la academia y, con la ayuda de internet, busqué la academia para ver si podía hacer una cita, aunque era final de noviembre. Supuse que las clases no comenzarían hasta enero. Solo puedo hablar con un asesor y hacer un recorrido por el campus. También puedo buscar lugares para vivir si soy aceptada. Después, cuando esté establecida, puedo hacer un viaje rápido a algún lugar.

Sintiéndome bastante bien con mi decisión, fui a prepararme para ir a la cama. Todavía no he encendido mi antiguo teléfono, pero no pude hacerme a la idea de destruirlo. Saqué la tarjeta SIM para que nada más pudiera llegar y la guardé en mi maleta. Algún día lo encenderé, pero aún no estoy lista para leer sus excusas.

Mi tía me envió un mensaje para decirme que había llegado a casa. Adjuntó una imagen de mi tío con su nueva consola, con la sonrisa más grande en su rostro. Todos los chicos van a ir a jugar ahora, decía el pie de foto. Me reí de su emoción; los iba a extrañar a él y a los chicos.

Metiéndome en la cama, estaba ansiosa, pensando en mi futuro y en mi oportunidad de comenzar un nuevo capítulo en mi vida.