CAPÍTULO TRES Thor corrió toda la noche, por las caóticas calles de la Corte del Rey, sorprendido por la conmoción que había alrededor. Las calles estaban llenas de gente, la muchedumbre se apresuraba en un revuelo agitado. Muchos llevaban antorchas, iluminando la noche, proyectando sombras escuetas en las caras, mientras las campanas del castillo repicaban incesantemente. Era una campanada débil, sonando a cada minuto y Thor sabía lo que eso significaba: la muerte. Campanadas de muerte. Y solamente había una persona en el reino para quien repicarían las campanas esta noche: para el rey. El corazón de Thor se aceleró, sintiéndose asombrado. El puñal de su sueño destellaba ante sus ojos. ¿Había sido cierto? Tenía que saber con seguridad. Estiró la mano y detuvo a un transeúnte, un muchac