CAPÍTULO VEINTE Thor salió con Reece por la reja curvada de la Corte del Rey hacia el camino rural que conducía al cuartel de la Legión. Los guardias adoptaron la postura de firmes conforme pasaban, y Thor tuvo un gran sentido de pertenencia, como si no fuera un extraño. Recordó como unos días antes un guardia lo había echado de ahí. Qué rápido había cambiado todo. Thor escuchó un chirrido y levantó la vista y vio por encima de su cabeza a Estopheles dando vueltas, mirando hacia abajo. Él bajó en picada y Thor, emocionado, extendió su muñeca, sin quitarse el guantelete, pero nuevamente se elevó y voló cada vez más alto, sin quedar completamente fuera de la vista. Thor se asombró. Era un animal místico y él se sintió tan intensamente conectado, que le era difícil explicarlo. Thor y Reec