Los primeros tres días de la semana el profesor no se presentó a clase y Elia iba a cubrirlo, realmente no sabía si era una jugada sucia del destino o simplemente era una especie de karma por algo de lo que aún no estaba al tanto. Intentaba ignorar su presencia con todas mis ganas, porque en realidad no quería que Elia pensara que estaba desesperada por no estar con ella. Tenía que ser fuerte, o al menos aparentarlo, ¿no?
El miércoles cuando terminó la clase fui la última en recoger mis cosas y salir del aula, aunque Elia seguía en el escritorio sin salir. Diego se quedó a esperarme en lo que terminaba.
-¡Abril! El viernes, fiesta, ¡vamos!-dijo emocionado.
- Eh... sabes que no me gustan ese tipo de fiestas.
- Irán los residentes también- dijo levantado una ceja y mirándome divertido
