CAPÍTULO SIETE Rómulo iba en el timón de su enorme barco, con el casco pintado de n***o y oro y ondeando la bandera del Imperio, un león con un águila en la boca, batiendo las alas al viento con osadía. Tenía las manos en las caderas, sus músculos eran aún más amplios, como si estuviera enraizado a la cubierta y miraba fijamente el vaivén de las olas luminiscentes del Ambrek. A lo lejos, apareciendo a la vista, estaba la orilla del Anillo. Por fin. A Rómulo se le disparó el corazón por la expectación de ver el Anillo por primera vez. En su barco navegaban sus mejores hombres elegidos cuidadosamente, varias docenas de ellos, y detrás navegaban miles de los mejores barcos de Imperio. Una gran armada que llenaba el mar, todos navegando con la bandera del Imperio. Habían hecho una larga tra