Decir que los cuatro se encuentran confundidos es poco, pero para Abraham resolver sus dudas es el mínimo de sus problemas en esos momentos. Su prioridad es que su princesa este a salvo y que no haga nada demasiado imprudente. Pero era obvio que la princesa siempre buscará resolver sus dudas, y eso requiere de aquellas actitudes que ponen a su fiel protector tenso y alerta al mínimo movimiento brusco para tomarla en brazos y empezar a cortar cabezas. - ¿Diosa? – pregunta suavemente alejándose de los brazos de su hombre y acercándose al hombre pintado de blanco que parece ser el líder. Egon. - Tus ojos, eres la reencarnación de Malak, nuestra diosa protectora – el hombre levanta la cabeza brevemente para explicarle, pero al terminar de hablar vuelve a bajarla. Como si fuese un insulto el