CAPÍTULO 6
Por supuesto, la despedida de soltera de alguien con la personalidad de mi hermana debe ser tal y como es ella: aparatosa. La brillante limusina que nos espera la hace gritar de emoción hasta entrar a brinquitos desbordados de emoción. Allí, toma la botella de champán para abrirla y llenarnos de espuma. Gritamos, chillamos y bailamos sosteniendo una copa cada uno para brindar. Por supuesto que Elena deja la bebida a un lado por su estado y yo la evito con cuidado de que nadie se dé cuenta. Es una pena que sea una de mis botellas favoritas, si no estoy embarazada significa que gracias a mi cobardía no he podido degustarla. Pero con sinceridad, prefiero el papel de la cobardía mientras tanto. Mejor es vivir en la ignorancia cuando la realidad es dura.
Hacemos varias paradas en busca de las amigas de mi hermana, la última parada me hace tragar grueso tentándome a tomarme el alcohol de un solo trago. Me tomo un momento para detallar a Astrid con la mano que lleva un vestido ajustadísimo blanco que la hace ver como una diosa. Gracias a todos los presentes, quedamos de extremo a extremo pero de frente. Ella me sonríe y noto que el color se le ha devuelto a la piel, sin embargo, al ver su mirada puedo notar que está loca por hablar conmigo. Para mi mala suerte mi hermana vuelve a brindar con los nuevos presentes y yo apenas me mojo los labios con la bebida, lo último que deseo es que Astrid sospeche algo.
Espero que mi hermana dure toda la vida con Logan, tengo la certeza de que así será y no se divorcie a los tres años, porque todo este revuelo de la boda es increíble. Para transparentes en su totalidad, todos sabíamos que ella iba a ser la primera en comprometerse, y también sabíamos lo extra exagerada que ella sería en un evento tan importante para ella como lo es su boda, haciendo de este un magno evento.
No podría ni imaginar el revuelo que causaría el nacimiento de su primer hijo, estoy segura de que hará del nacimiento de nuestro primer y futuro sobrino un gigante desastre. Aunque también colaboraré, nada me hace más feliz que un nuevo integrante en la familia y de una de las personas que más amo, claro está.
Y para ser sinceros otra vez, amo la naturaleza llamativa de Leila, alguien tenía que serlo en una familia tan sobria, sencilla y discreta como lo somos nosotros. Sospecho que cuando Leonard tenga el impulso de casarse será a escondidas en una corte civil, creo que nos daremos cuenta al verle el anillo en el dedo. Desde luego, Elena tendrá una boda ultra secreta en la playa. Si tengo algo de suerte podré asistir si está de humor en ser un poco abierta.
Si hablamos de mí ya es peor con la suerte que tengo en el amor, a este paso estoy cien por ciento segura que jamás me casaré. Seré la tía solterona que toda familia tiene que bebe vino como agua y cuida a los sobrinos cuando los padres están fuera de la ciudad o se van de fiesta para salir de la rutina.
Esa tía que es cómplice de las locuras de sus sobrinos, se la vive viendo y leyendo falsas historias de amor. Que se queja de lo irreales que son, las altísimas expectativas que provocan y por supuesto, para ponerle la cereza al pastel: Llora y se queja viendo esas espantosas películas románticas llenas de fantasía algo deseosa, he de admitir. Hago una mueca pensando lo inseguro que es que dejen a sus criaturas en manos de la tía alcohólica-solterona.
Mejor voy buscando recomendaciones de niñeras seguras mientras me convierto en esa persona. Si lo veo con humor, puede que hasta prohíba que se pronuncie el nombre de Bastian en mi hogar, quizá hasta haga el típico chiste de llamarlo en su lugar “Voldemort”. Que les voy a enseñar a mis pequeños la más pura cultura Potterhead, ¿No? Estarán agradecidos por la buena enseñanza por el resto de sus días.
Al llegar al club nocturno nos bajamos para entrar directamente (Cortesía del novio). Nos dirigimos al área VIP entre chillidos y viroteos. El DJ al vernos subir las escaleras dice que le den la bienvenida a la futura novia, y las personas presentes silban y gritan. Nos sentamos en los largos y cómodos sillones de lujo y puedo jurar que Astrid hace a un lado a Ben para sentarse a mi lado.
—¡Mellie! —Grita demasiado alto gracias a la música, también, demasiada alta temiendo que mi oído ha salido lesionado en el acto—. Necesito hablar contigo. Urgentemente.
—No pasa nada, Astrid —le aclaro, vamos que conozco a su hermano, no tengo nada en contra de ella. No puedo decir lo mismo de su hermanito, que la ha usado para intentar hablar conmigo luego de que descubrí la cruel realidad.
—¡No es lo que piensas! —Brama, la veo fijamente pensando si en realidad trata de lesionar mi tímpano.
—Tranquila, Astrid, no pienso nada al respecto. Se lo que hizo tu hermano, se lo que escuché. No hay nada que decir —respondo tajante respecto al tema, no hay nada que decir.
—Tienes que hablar con él —asegura, y es casi tierna la fe que le tiene a Bastian. Pero no. No puedo ni podré creer en él jamás. Definitivamente, luego de que termine todo esto de la boda lo borraré de toda la conexión que pueda tener conmigo.
—No quiero saber absolutamente nada de él, Astrid. Cuando todo esto acabe… Volverá a ser igual justo como estaba antes, regresará en unos días a Alemania como una vez lo hizo y no volveré a saber más de él. Justo como ya sucedió en el pasado, tan sólo se vuelve a repetir. ¿No es así? —Le digo con palabras que me salen lastimadas del corazón—. El pasado se vuelve a repetir, no pasa nada, no es algo que puedes controlar o cambiar.
—No Mellie, tú no lo entiendes. No es lo que piensas.
—¿Y qué es si no, entonces? No tuve que esforzarme en pensar en nada, Astrid. Yo lo escuché todo y no quiero volver a saber de él en mi vida. Tu hermano es tan solo fue un error que cometí y que no me daré el lujo de volver a cometer. Ya es pasado. —Ella hace un gesto de desacuerdo para suspirar y relajar sus hombros en el proceso.
—Está bien, Melanie, dejaré que ustedes dos resuelvan esto a su manera.
—No hay nada que resolver —vocifero, ¿Es que el DJ le sube más y más a la música o qué rayos?—. Puedes estar tranquila, no hay tercero que pueda romper nuestra amistad —le aclaro—.Tú no tienes nada que ver en esto.
Si lo que ella cree es que esto puede romper nuestra amistad, no es así. Puede que me recuerde a él puesto a que comparten el mismo endemoniado tono de ojos oceánico, aunque no tan electrizante o quizás era la manera en la que yo lo miraba que los hacían tan irresistibles.
«O quizás, era la forma en las que ellos te miraban a ti».
Me grita mi traicionera cabeza, me burlo con sorna de ese pensamiento. Me rio de mí misma, sin ingerir alcohol ya me estoy imaginando cosas. Bastian me vería como a una más. Una más, una menos. Así de sencillo.
Ben me extiende la bebida, a lo que yo niego con la cabeza con rapidez intentando que Astrid no se dé cuenta, pero es nulo. Lo nota al instante. Me muerdo el labio conteniendo mi nerviosismo esperando que esta noche se acabe en un abrir y cerrar de ojos. Me convenzo que esta sensación de tener el pecho oprimido y una tristeza embargando mi cuerpo se esfumará en un santiamén, al menos, eso espero. Veo a los demás bebiendo muy felices y de ser sincera, me encantaría estar tomando directamente de la botella, después de todo ¿El alcohol no sirve para ahogar las penas? Lo irónico sería que lo viera doble. Me rio para mis adentros, y al menos puedo hacer un chiste de esta desgracia. Supongo que hay que sacar de lo malo algo bueno así sea mínimo.
El DJ le dedica una canción a la última soltera de oro, porque la nombra así, a lo que todos se levantan para bailar la pegajosa canción. La noche se va yendo entre baile y baile, risas y por supuesto, calor. Ben se turna con nosotras que es un excelente bailarín ya que no hemos querido bajar. Las luces se apagan y al encenderse un hermoso hombre, lo más parecido a Henry Cavill que pudimos haber encontrado se encuentra frente a mi hermana que chilla emocionada.
Nosotros reímos ante su fingido y exagerado grito pues sabemos que ella hace esto por pura diversión, el hombre que le encantaría tener frente a ella es su dulce prometido. El hombre ciertamente vive de esto, porque baila como si dependiera de ello. Nos reímos al verle pasar las manos por su torso que grita “Voy mucho al gimnasio” y dejamos salir los chillidos cuando se queda en paños menores. Mañana estaré tan roca que lo lamentaré. Al terminar su acto ella ríe complacida y sus amigas le dejan caer la espuma sobre su vestido. El hombre hace un último acto antes de retirarse y dejarnos riendo como locos.
Las horas transcurren y parezco ser yo la única en notarlo así que veo la hora en mi teléfono que de nuevo, tiene muchas llamadas perdidas para abrir los ojos al ver lo tarde que es. Así que como la única sobria que hay junto a Elena que se halla disfrutando demasiado de esto me levanto para cumplir con mi responsabilidad de decirle a mi hermana que debe dormir aunque sea unas seis horas antes del gran día. Cuando digo cumplir con mi responsabilidad es en realidad, obligarla.
—Leila, ya es muy tarde —le digo al oído, pero será su borrachera porque ella se ríe y me abraza oliendo a alcohol con los ojos llorosos.
—¡Hermanita! ¿Tú sabes lo mucho que yo te amo, verdad que sí?
—Oh Leila —rio tomándola de brazos—, nos tenemos que ir.
—Oh no, no, no, no —balbucea abrazándome como una lapa, mirándome intentando fingir ojitos de cachorro pero no le sale así que me carcajeo con ganas.
—Nos vamos.
—¡Melanie! —Titubea, estoy por avisarle a los demás cuando veo a su imponente prometido llegar bien vestido y oloroso sonriéndole con todo el amor del mundo.
—Hola, amor mío —le dice Logan, y sin importarle lo ebria que está su futura esposa le planta un beso que nos hace suspirar a todos, a mí también. ¿Para qué lo niego?
Parecen protagonistas de una apasionante novela mexicana. Mi hermana, sumida en el alcohol y el amor hace un puchero mirándole como si fuera lo más hermoso que ha visto.
—El hombre de mis sueños —tartamudea, para trastabillar con sus propios pies así que su comprometido la coge fuerte entre sus brazos evitando que caiga. Ella envuelve sus brazos en su cuello y creo que ninguno de nosotros somos capaces dejar de ver lo hermosos que se ven juntos.
Son el uno para el otro.
—Nos vamos, mi amor —le dice Logan tan suavemente que me hace girar los ojos, esto es mucho para mí. Sandra y Lyd hacen pucheros y Bridget empieza a extrañar a su prometido también.
Cuando me giro de recoger mi pequeña bolsa me topo con los amigos de Logan entrando, supongo que los que han asistido a su despedida de soltero. Trago grueso al ver a ¿Alex?