–¿Cuál es tu nombre, querida? –Soy Alizeé –respondió. La mujer la vio con una sonrisa muy elegante, Alizeé sentía que estaba en una prueba, una que estaba a punto de perder. Eliot llegó con la taza de té para su madre, tomó lugar al lado de Alizeé, no había tardado nada en volver de la cocina. –Gracias, hijo –habló la mujer, levantó la mano para llevar el cabello detrás de su oreja y tomó la taza para darle un sorbo al té –. Veo que han salido, ¿se la han pasado bien? –Sí –contestó Eliot deteniendo la respuesta de Alizeé. –¿Y a dónde han ido? –A comer. Alizeé decidió ya no hacer ningún intento para hablar, Eliot parecía más frío y tosco de lo normal, se acercó y le tomó la mano, eso hizo reaccionar a Eliot, él la miró y le sonrió, el cuerpo se le relajó y su madre los volvió