Los aplausos llegaron para la pareja recién casada, todos tomaron el lugar que le correspondía, el señor Henning impaciente por empezar los negocios se acercó a Eliot para hablarle.
–Señor Brander, me interesa hablar con usted sobre la petrolera.
–Es mi boda, señor Henning –contestó Eliot –. ¿Le parece un momento apropiado?
El tono sombrío fue suficiente para dejarle claro a Heinry Henning que Eliot no tenía intenciones de hablar con él en ese momento; sin embargo era un hombre que no desaprovecha oportunidades, así que llamó a su esposa y se quedaron al lado de la pareja mientras las personas llegaban a felicitarlos, el señor Henning aprovechaba el momento para presentar a Eliot dejando a un lado a su hija.
Alizeé observó a Eliot de forma descarada, se lo podía permitir porque ahor
