Prólogo
¿Has tenido noticias de Patrick?- deje mi vaso sobre la mesa.
No. Desde que se fue no ha llamado- mi semblante cambio.
¿Estas preocupada?-
Claro que lo estoy Patrick es mi hermano y debe estar en un gran lío- Janeth rodó los ojos.
Es un imbécil- la relación de ellos dos nunca había sido buena y sabía que Janeth no lo soportaba por sus forma de vivir la vida y nunca había ocultado su desagrado hacia él.
Me gustaría ayudarlo – dije mientras tomaba un sorbo nuevamente de mi vaso.
No sé porque quieres ayudarlo.
Es mi hermano...
Al que ya has ayudado en miles de ocasiones – me quede en silencio mirando hacia una pared- vamos Abby no te enfades conmigo.
Es que no lo entiendes – ella tomo mi mano entre las suyas.
Y aunque lo entendiera. ¿Cómo pretendes ayudarlo?- esa era una buena pregunta y una de la que no tenía la respuesta – debes empezar por saber qué es lo que le ocurre – me quede en silencio nuevamente mientras la idea que venía tiempo circulando por mi cabeza tomaba más fuerza- ¿sabes algo?
No, pero tengo una teoría – ella soltó mi mano tomando nuevamente su bebida.
Bien. Dime en que estas pesando.
Creo que tiene problemas con alguna... gente.
Gente... con eso te refieres a prestamistas- asentí
Tu sabes que Patrick desde hace algún tiempo ha tenido problemas con esto de la bebida y el juego.
Hace más de algún tiempo.
Como te iba diciendo – dije ignorando su último comentario, no quería que termináramos discutiendo sobre eso- creo que pidió prestado dinero para poder pagar sus adicciones
Algo así como a la mafia – me estremecí con esa idea.
No... a alguien con menos poder... él no es tan estúpido.
Déjame poner eso en duda-
Janeth – ella suspiro.
Abby, tu solo me estás diciendo lo que ha pasado una infinidad de veces – suspire
Sé que ha sucedido antes
Exacto y lo sabes muy bien. Ya que tú has tenido que cancelar las deudas
No estamos hablando de eso ahora – dije un poco enfadada. No entendía porque Janeth siempre tenía que sacar a relucir todas las cosas malas de Patrick.
A lo que quiero llegar con esto – dijo mirándome muy seriamente- es que eso que tú dices ha pasado antes y nunca había desaparecido y menos por tanto tiempo.
Entonces qué es lo que tú sugieres
Que es más graves de lo que tú quieres ver.
Oh vamos Janeth –ella me interrumpió.
Drogas – esa palabra hizo que me estremeciera.
Él no está en eso.
Si lo está y no lo quieres ver. Patrick ya no es un niño tiene treinta años y es un adicto – la manera en que lo dijo hizo que una sensación extraña se instalara en mi estómago.
Él no es un adicto.
¡¡¡Por la mierda Abby!!!- grito haciendo que algunas mesas se voltearan a vernos por lo que bajo el volumen de su voz – él es un adicto a la coca y a la heroína y tú lo sabes. Lo has visto – cerré mis ojos sin querer ver esa realidad, sabía que Janeth tenía razón, sabía que Patrick estaba en ese mundo pero me costaba tanto asumirlo. Él siempre había sido un buen hermano- lo digo porque te quiero Abby, eres mi amiga y no me gusta verte sufrir.
Es inevitable es mi hermano.
Lo sé, pero tú hermano hace mucho que dejo ser el que tú conocías- esas palabras iban cargadas de tanta verdad, debía comenzar a asumir todo lo que estaba pasando en mi vida y dejar que Patrick se las arreglara solo... no podía seguir aumentando su vicio... debía preocuparme por mí.
¿Podemos hablar de otra cosa? – Dije mirándola nuevamente – se supone que vinimos a divertirnos- ella me dio una gran sonrisa.
Eso era exactamente lo que quería oír.
X-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x
No sabía cuántas horas habían pasado ni cuanto alcohol corría por mi cuerpo. Si sabía que lo estaba pasando en grande y que había dejado en un rincón de mi mente todas las cosas negativas de mi vida.
Salude con mi mano a Janeth quien bailaba muy apegado con un tipo que acababa de conocer ¿pero quién era yo para juzgarla?, ella siempre había sido así... un alma libre.
Bonita noche – mire a mi lado, un chico grande de pelo n***o y extraños tatuajes se acercó con una gran sonrisa a donde yo estaba sentada.
Eso creo – dije dándole otro sorbo a mi bebida.
¿Estás sola?- lo mire mientras sin pedir permiso se sentaba a mi lado, demasiado cerca para mi gusto.
No. mi amiga está ahí- dije apuntándola con la esperanza de que se fuera.
O pero ella está muy bien acompañada- dijo volviendo la vista a mí y tomando un mechón de mi cabello- yo puedo ser una muy buena compañía también – me aleje de él de manera brusca poniendo una distancia prudente entre los dos.
Lo dudo – dije de manera dura para que de esa manera el entendiera mi incomodidad.
¿Cuánto has bebido?- lo mire confundida sin entender el porqué de la pregunta.
No es algo que te interese – esto ya se estaba poniendo raro y quería que se fuera.
Solo era una pregunta – dijo con una sonrisa coqueta y nuevamente tocando mí pelo. Ya había tenido suficiente por lo que me puse de pie y me tambalee. Por lo que él se puso de pie rápidamente y me tomo entre sus brazos – al parecer más de lo necesario.
Gracias – dije intentando zafarme pero me cogió con más fuerza.
¿Sabes?, hueles bien – me estremecí de asco con sus palabras y algo en el fondo de mi ser me dijo que esto no terminaría bien.
Suéltame – dije forcejeando pero eso solo logro que agarrara con más fuerza.
Podemos irnos a un lugar más silencioso- paso su lengua por mi oreja y creí que vomitaría en ese mismo momento, todas las alertas de mi cabeza comenzaron a sonar. Debía alejarme y rápido.
Suéltame o gritare – sabía que esa sería una buena amenaza y estaba dispuesta a cumplirla pero él solo se rio y se apegó un poco más a mi haciendo que sintiera algo helado en mi costado.
Tú abres la boca y esto entra directo en ti- trague grueso al reconocer el objeto como un cuchillo, estaba en serios problemas y borracha. no sabía cómo escapar de esto. Mire en busca de ayuda pero Janeth estaba muy concentrada en comerle la boca a su nueva conquista – ahora comenzaras a caminar, cualquier movimiento y dile adiós a este mundo.- asentí con la cabeza – buena niña- tome mi chaqueta y comencé a caminar con él a mis espaldas consiente en todo momento de lo que era capaz de hacerme.
Intente ir lo más lento posible hacia la salida para ver si alguien entendía mi situación y me ayudaba pero nadie volteo en mi dirección en ningún momento. Estaba completamente perdida, mis ojos picaban con las lágrimas que querían salir y mi corazón estaba corriendo a un ritmo vertiginoso, nunca había sentido verdadero temor hasta este momento.
Cuando estábamos cerca de las salidas mi mirada se conectó con los de un muchacho rubio y con los ojos tan negros como la noche, pero el paso a mi lado sin hacer nada. Cuando salimos del local me dirigió a una calle sin salida y casi sin iluminación y me tiro contra la pared.
¿Cuál es tu nombre?- me quede en silencio sin poder hacer que mis labios reaccionaran. El tipo me tomo por el pelo y lo jalo haciendo que soltara un gemido de dolor.- hice una puta pregunta.
Abby- respondí para que me soltara lo que no resulto.
Lindo nombre...- cerré los ojos cuando sus labios comenzar a aproximarse a mi cuello pero ellos no alcanzaron a llegar a su objetivo.
¡¡Hey!!- ambos nos giramos cuando escuchamos la voz de un hombre. Me sentí completamente agradecida del desconocido.
Y ahora ese imbécil que quiere- el muchacho comenzó a acercase poco a poco y cuando estuvo en mi campo de visión pude ver sus ojos... negro... era el chico que había visto antes de salir del pub. Dios podría besarlo en este momento.
No es contigo – dijo desviando la vista y clavando sus ojos en mí- es con la señorita- su voz y expresión era dura y sus palabras me traspasaron como si de electricidad se tratara.
Pues la señorita está conmigo- para aseverar su punto me tomo de manera brusca y acerco a su pecho, aguante la respiración por unos segundos sin querer oler su asqueroso perfume- ahora vete.
¿Estas con él?- el filo del cuchillo había desaparecido por lo que en un arrebato de valentía negué con la cabeza. Mi capto se dio cuenta de esto y de una fuerte bofetada me tiro al suelo, sentí la sangre inmediatamente en mi boca.
¿Tu madre no te enseño modales? – levante la vista para encontrar que el chico de ojos negros tenia contra la pared al otro tipo y lo estaba ahorcando. Rápidamente me puse de pie y me aleje unos pasos mientras me apoyaba en la pared para no caer.
¿La tuya no te enseño a no meterte donde no te llaman?- no sé cómo lo hizo pero el imbécil se soltó y le dio un golpe en el estómago que hizo que se retorciera, sus ojos se fijaron en mi pero antes de que pudiera dar una paso en mi dirección fue derribado con un golpe.
La lucha empezó entre ellos, y yo me quede inmóvil sin poder hacer que mi cuerpo reaccionara o gritara para pedir ayuda, las lágrimas comenzaron a descender por mis mejillas. Con una pequeña esperanza me di cuenta que mi salvador peleaba bastante bien y que los golpes que recibían eran mínimos.
Como estaba atenta a la lucha vi el momento en que el imbécil tomaba el cuchillo. Por lo que grite con todas mis fuerzas
¡Tiene un cuchillo!- los ojos negros se fijaron en mi por una fracción de segundos haciendo que el cuchillo rompiera la camisa. Suspire aliviada cuando comprobé que no había cortado piel.
Mierda...- su voz sonó ronca e hizo que la electricidad volviera a mí. Me puse de pie lentamente para ir por ayuda.
Mala elección niñito- luego de eso todo ocurrió muy rápido. Él estaba dispuesto a matar al chico que me había ayudado. Me levante para correr por ayuda y tres sombras corrían en nuestra dirección por lo que me quede en mi lugar y ahogue un grito cuando me di cuenta que llevaban armas. Sentí el cuchillo caer junto con mi captor.
Lo mire, sus ojos estaban abiertos de sobremanera – no puede ser...- seguí la dirección de su mirada, estaba clavado en el pecho de mi salvador pero desde aquí no podía ver bien que era lo que tanto le había impactado- yo-yo- comenzó a temblar y alejarse de él. En esos momentos los tres hombres llegaron y lo apuntaron.
El chico de ojos negros comenzó a hablar en un idioma extraño con las tres personas que habían llegado. Lo quede mirando sin entender bien que era lo que había ocurrido. Al parecer el dio una orden por que dos de los hombres guardaron sus armas y tomaron al chico que me había amenazado inmovilizándolo.
No fui consciente de que se había movido hasta que llego a mi lado y toco mi brazo, acto que me hizo estremecerme y alejarme rápidamente de él.
Lo siento – dijo mirándome pero sin intentar acercase nuevamente a mí – ¿estás bien?
Me quede observándolo, mirando lo que no había visto en un comienzo, su tez era pálida su cabello rubio y sus ojos, sus ojos era lo más llamativo del... esos pozos negros que prometían tantas cosas...- oye…
Ese si eso creo – dije recuperando mi voz. La suya no daba signos de ser extranjera, hablaba mi idioma y el otro igual de bien por lo que no pude dilucidar su nacionalidad.
¿Él te toco?- estaba completamente serio. Abrí mi boca y la volví a cerrar, en ese momento recordé la mirada de terror del otro hombre y que estaba mirando su pecho por lo que mis ojos viajaron a ese lugar. Su torso estaba desnudo y mostraba lo trabajado que estaba, este chico debía ejercitarse a diario pero lo que de verdad llamo mi atención fue el tatuaje que cubría su pecho, estaba hecho estratégicamente en la parte del corazón.
Nunca había visto ese modelo. Llevaba una estrella de ocho puntas con una rosa a su lado, todo muy bien hecho y con muchos detalles de sombras y esas cosas. Entre algunas de las puntas descansaban unos puntos... cuatro para ser más exactos. Solo con mirarlo sabias que eso tenía un gran significado pero no pude dilucidar a que podía corresponder.
¿Estas segura que estas bien?- dijo tomando mi brazo y volviéndome a la realidad.
Si. digo no...- me miro con duda- no alcanzo a tocarme- asintió sin quitarme la vista en ningún momento.
Dime que ocurrió- este chico estaba acostumbrado a dar órdenes, lo podía decir por su lenguaje corporal y por el hecho de que los tres hombres tras él no se habían movido ni un milímetro luego de que hablara.
Señor yo no sabía que –
¡¡Silencio!!- su grito hizo que temblara. Mire al hombre que estaba sobre sus rodillas en el suelo llorando. Estaba segura que había escuchado que lo había llamado señor – dime.
Estaba en el local, mi amiga había salido a bailar y estaba sola, el comenzó a molestarme
Señor no es lo que ella- me interrumpió.
¡¡¡Dije silencio!!!-
Me puse de pie – continúe con el relato – como había bebido, me tambalee y el me afirmo, le di las gracias pero no me soltó, me invito a otro lugar y al ver que dije que no me puso el cuchillo en mi costado y amenazó con enterrarlo si no le hacía caso. Luego de eso me trajo aquí... y el resto tú lo viste – el chico frente a mi asintió y dio una sola mirada en dirección a los otros hombre quien rápidamente comenzaron a registrar al chico de rodillas, hasta que entre otras cosas dieron con el cuchillo. El chico de ojos negros asintió cuando se lo mostraron y comenzó a caminar en esa dirección. Rápidamente me puse en movimiento para no quedarme sola, dejando un espacio entre los dos.
Se paró frente al hombre de rodillas y uno de los que lo tenía afirmando levanto su cabeza de manera brusca
Tu nombre.
Tristán- sabía que no debía pero no podía evitar sentir tristeza por la mirada de horror que ese hombre presentaba. Mire nuevamente al chico que me había ayudado... ¿Quién era? ...
¿Qué era lo que pretendías?
Yo no – el oji n***o se puso a su altura y con el cuchillo que segundo antes le habían entregado hizo un pequeño corte en su mejilla. Tape mi boca para no gritar.
Responde.
Acostarme con ella.
Pero ella no quería.
Señor usted sabe cómo funciona –eso hizo que me planteara miles de posibilidades, ¿es que acaso este chico que me había ayudado hacia lo mismo que el que estaba de rodillas?. Mi cerebro decía que debía correr, que todos ellos eran peligrosos y que probablemente el que me había ayudado era el más peligroso de todos pero mis piernas no respondieron y seguí parada a un paso de el-
Maldita sea la ibas a violar- sus palabras iban cargadas de asco e hizo que mi estómago se revolviera cuando entendí por fin de lo cerca que había estado de eso...
Opekum... eso no está prohibido en- el chico rubio se puso de pie de manera rápida haciendo que perdiera el equilibro por unos momentos.
¡¡¡Dios!!!, ¡¡ No tiene que haber una maldita regla escrita para saber que está prohibido!!!
El Pakham... -
¿Que? Lo vas a ocupar de excusa por tú comportamiento... ¿acaso te estas comparando con él?
Nunca, pero- los negros se posaron en el único chico que llevaba el arma encima.
Dat' yemu urok (denle una lección)- luego de sus palabras los tres hombres se pusieron de pie y se alejaron sin soltar a Tristán. Quien gritaba pidiendo piedad.
¿Qué le harán?- me miro.
No te preocupes por él- dijo enfadado.
Gracias- dije bajo pero el alcanzo a oírme – de verdad no sé qué hubiera pasado si.
No me des la gracias –sus ojos me escudriñaron – debes estar más atenta y no quedarte sola, no puedes ser tan boba.
¿Que?
Ve a buscar a tú amiga y vete de aquí antes de que te ocurra algo- sin decir nada más se retiró y me dejo hay en medio del callejón sin saber bien que era lo que había sucedido.