“Me estoy enamorando. Me estoy ilusionando con tu amor. Y siento que la pena Que me afligía el alma. Ya no duele más…” Alejandro Fernández. **** María Paz seguía observando el horizonte, sentada en el muelle, sus ojos estaban rojos e hinchados, había llorado: por la muerte de Agatha, por el abandono de Joaquín, sumida en sus recuerdos no se percató de la presencia de dos jóvenes que empezaron a incomodarla. La joven se puso de pie, ambos muchachos la rodearon. —¿Por qué tan sola, mamacita? —Preguntó uno de ellos con aliento a alcohol. María Paz retrocedió, trató de correr, pero uno de los chicos la tomó del cabello y le tiró con fuerza hacia atrás. La jovencita presionó sus ojos por el dolor que le causó el tirón de aquel sujeto. —¡No se metan conmigo! —advirtió la muchacha observ