Varias noches después. María Paz cogió de la cama el jean azul y se lo colocó, enseguida se sentó en el lecho y se calzó unas botas cafés, luego sé abrochó la blusa de seda blanca arregló su cabello, y cuando escuchó que su amigo Matt llegó cogió su bolso y su chaqueta que eran del mismo tono que los zapatos. —Hola Matt —saludó al joven. —Buenas noches, belleza... veo que estás decidida a reconquistar al divino de tu novio —comentó mirándola de pies a cabeza—. Te queda de maravilla el azul —mencionó—, y el diseño de la blusa, muy chic. María Paz sonrió y luego golpeó con el puño el brazo de su amigo. —¡Estás loco! —contestó—. Solo deseo conocer el lugar en el cual se emborrachan él y mi hermano —comentó María Paz suspirando. —¿A dónde vamos? —Al bar de los despechados. Matt son
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