Narrado en tercera persona El príncipe quién se mantenía tranquilo tomando su té, lo coloca adecuadamente en la mesa que tenía en frente. Se levanta y arreglando su traje camina hacia aquellas personas que había invitado y ahora estaban por matarse a golpes. Por qué algo si era seguro. El enojo que mostraba Pablo Evans no era un juego. Todos en esa sala estaban confundidos. Todos a excepción de Charles y el príncipe. Pero el primero estaba aceptando la violencia hacia su persona, como un castigo que merecía por sus errores. Mientras que el otro lo veía como algo incorrecto y maleducado, pero que era necesario que pasara. En pocas palabras, Charles lo merecía, ya que había ocultado la verdad. El primer golpe sin ningún dolor en darlo, fue efectuado por Pablo. Como era de esperarse.