Comemos mientras contamos historias agradables de un pasado que ya no me abruma y por ello, me concentro en escuchar el relato y después, escribirlo en una libreta confiando que si lo leo muchas veces, mi mente desbloquee ese recuerdo. Porque aunque él no me lo está pidiendo, lo mejor es que recuerde. Si tengo los pensamientos de cada cosa que he vivido, podría decidir y actuar mejor de lo que lo he hecho ahora. Terminamos de cenar aunque son las ocho de la mañana donde nos encontramos. Estábamos cansados, teníamos el horario de quien sabe que país, porque aunque estaba agotada, no quería dormir. Era como si tuviera miedo de irme a acostar y que cuando despierte, haya cambiado de opinión o nuevos recuerdos aparezcan bloqueándome y volviéndome una persona desconfiada. Porque en eso se b