Comienzo a toser por no poder respirar bien ante el asombro y ello hace que Pablo corra hacia donde estoy y comience a golpear mi pecho, mientras su mano en la espalda, me acaricia. — ¿Te encuentras bien, Paulina? — pregunta Pablo preocupado y yo asiento, mientras mi tos disminuye poco a poco. — Sí, estoy bien. — murmuro después de calmar mi tos. — Me has dado un susto de muerte, Paulina. Debería enseñarte a tomar jugo para que no te me ahogues, cariño — dice Pablo, como si no conociera el motivo de mi casi ahogamiento fatal. — Eso fue tu culpa, Pablo. — ¿Mi culpa? — pregunta Pablo como si no supiera de que hablo. — Claro que sí, ¿Cómo es eso de que soy tu novia? — pregunto seriamente y él me sonríe. — Oh, entiendes de la emoción te estabas ahogando. — Emoción… Pablo, deja de soñar