Un mes después Existen varias maneras de disfrutar la vida. En mi caso, me la he pasado los últimos meses escondida entrenando o si salía, debía estar alerta de todas las cosas que puedan sucederme por las amenazas que he tenido. Intentaba sobrevivir frente a todo lo que sucedía, mientras poco a poco cambiaba. Porque sentirte constantemente en alerta, cambia. Pero, aquí, todo es distinto. Aunque todavía no puedo salir libremente como me gustaría, gracias a todos los trabajos que tengo que realizar me he distraigo mucho. — Aquí tienes un poco de capuchino. — dice Pablo tocando mi mano suavemente mientras me entrega la taza. Como todas las veces anteriores, finjo no notarlo, porque es para eso que lo hace. Por lo que, comienzo a trabajar revisando a los habitantes del pueblo. Primero