Quién hubiera dicho que la niña mona con cara de muñeca de porcelana y ojos grandes, oscuros e inocentes iba a hablar así de una compañera, pero cuando se trataba de Kim Jennie, Dahyun se transformaba en un auténtico monstruo. Lo más gracioso era que ella y la belleza morena eran primas lejanas, pero mientras que Dahyun se mantenía alejada de los chicos, Jennie cambiaba de novio como de pantalones. Su última víctima se llamaba Min Yoongi y era nuevo en Instituto Hwangahn. Era algo más alto que yo, delgado y peligrosamente atractivo. Su pelo oscuro, casi n***o, contrastaba con su pálida cara. Siempre llevaba gafas oscuras, que no se quitaba ni en clase, y que no podía disimular unos rasgos de una perfección que sólo se esperan en la gran pantalla. Min Yoongi poseía una belleza clásica, pero inquietante a la vez, y parecía dos o tres años mayor que los demás. Según se rumoreaba lo había echado de varias escuelas y había repetido otras tantas. Había quien decía que incluso que había estado internado en un reformatorio. Ni Dahyun ni yo teníamos clase con él, pero Taehyung, que formaba parte de nuestro grupo de amigos y coincidía con él en clase de física, historia y deporte, nos descripción que era arrogante, arisco y solitario. La mayoría lo trataba con cautela y respeto, sobre todo después de que en la primera clase de deporte le rompiera la muñeca a Park Jimin jugando al voleibol. Según Jimin sólo fue un accidente, él intentaba recibir el saque de Yoongi, pero de lo fuerte que iba le rompió la muñeca. Cada vez que sacaba a Min Yoongi, el equipo contrario se ponía a cubierto. Según se decía, también era muy buen espadachín, tanto que no lo batía ni el entrenador. Sin embargo, había rechazado todas las propuestas para entrar en el equipo de esgrima, lo que alegraba a Taehyung, que había sido el mejor hasta la llegada de Yoongi. Yo no había hablado nunca con él. Tan sólo me lo había cruzado un par de veces por el pasillo. Y tampoco lo había visto en la cafetería a la hora de comer. Parecía no querer tener más relaciones de las necesarias con ninguno de nosotros.
Aunque su manera de ser lo mantenía alejado de la gran mayoría, su táctica no acababa de funcionar con Kim Jennie. En cuanto lo vio, Jennie lo agregó a su lista de propósitos; de hecho, lo puso en el primer lugar. Aquel mismo día había empezado la caza, y en ese momento, lo tenía acorralado. Los brazos de Jennie, alrededor de unos libros, apenas distaban unos centímetros de Yoongi, acorralado contra la taquilla. Jennie se acarició el cabello moreno y su risa resonó por todo el pasillo.
Al contrario que Dahyun, yo nunca hubiera pensado en salvarlo de Jennie; eran el uno para el otro. En las tres semanas que llevaba de instituto, ya les había roto el corazón a dos de nuestro curso, al dejarlas en la estacada al cabo de un par de días de estar con ellas.
Dos chicos nos taparon la vista.
- ¿Qué tal os ha ido? - dijo Taehyung sonriendo y recolocándose la mochila que le colgaba de un hombro.
Jimin jugaba con el pañuelo que sostenía su brazo enyesado. Aunque era más bajo que Tae, sus músculos eran mucho más notorios. Nos saludó asintiendo con la cabeza, mientras saludaba a su vez a otro chico de su equipo de voleibol que pasaba por allí.
- ¿Cómo quieres que me haya ido? Pues mal.
Estiré los brazos por encima de las rodillas y bajé la mirada, incómoda.
Tae, el genio de los ordenadores y las matemáticas chasqueó con la lengua. Todo lo que tuviera que ver con números y lógica era para él un juegos de niños, mientras que yo no le conseguía ver ningún sentido al cálculo o al punto en que se encontrara una curva en un sistema de coordinadas, y eso a Taehyung no le entraba en la cabeza.
- Pensaba que habías estudiado con Dahyun - dijo con clara desaprobación.
El año anterior habíamos comprendido que su paciencia no alcanzaba para ayudarme. Siempre acabábamos enfadados. Sus clases de repaso, aunque desinteresadas, ha sido un completo desastre.
- Y así fue - dijo Dahyun antes de que yo pudiera salir en mi defensa -. Es una exagerada, esta vez acabó todos los ejercicios. Tae, hazme un favor, sal de en medio, ¿quieres?
Algo desconcertado, Taehyung dio un paso a la izquierda y miró de refilón en la misma dirección que Dahyun. No pudo disimular su sorpresa y prestó atención a la escena. Jimin, a su lado, pareció quedarse sin aliento. Yo también seguí atenta a lo que sucedía en el pasillo, y por un momento creí tener alucinaciones. Si antes Yoongi estaba contra las taquillas, ahora era Jennie la que estaba acorralada por las delgadas piernas de él. Seguía abrazada a sus libros, pero ahora como si le fuera la vida en ello. Yoongi apoyaba el codo contra una de las puertas de metal y estaba tan cerca de ella que apenas los separaban un par de centímetros. Su otra mano jugueteaba recorriendo los libros de ella, el cuello y el escote de la blusa. No se veía bien lo que hacía. Él pronunció algo, y Jennie lo miró hechizada, tragó saliva abrumada, cerró los ojos y apoyó la cabeza en la taquilla. Yoongi hizo un amago de besarla, pero se apartó de ella con una sonrisa odiosa en el último momento mientras Jennie lo miraba confundida. Él le dedicó entonces una reverencia burlona y se alejó por el pasillo en nuestra dirección. Ni siquiera nos miró. La expresión de burla había desaparecido, y me pareció reconocer una mezcla de amargura y frustración en su rostro, además de rabia. Bastaba verlo caminar para advertir su ira. y me pareció reconocer una mezcla de amargura y frustración en su rostro, además de rabia. Bastaba verlo caminar para advertir su ira. y me pareció reconocer una mezcla de amargura y frustración en su rostro, además de rabia. Bastaba verlo caminar para advertir su ira.
A Jennie se le cayeron los libros y se le desparramaron por el suelo. Sobrecogida, miraba hacia Min Yoongi. Luego echó un vistazo a su alrededor, recogió los libros con torpeza y se fue en la otra dirección. Nunca había visto a un chico tratarla así desde que llegué al instituto.
- ¡Madre mía! - exclamó Jimin -. Parecía que la iba a .... aquí mismo - murmuró sonrojándose.
Dahyun asintió y dijo aturdida:
- ¿Qué parecía que qué?
El hermanastro de Jimin, Jungkook, se nos acercó. A pesar de que tenían padres distintos, se parecían mucho. Los dos tenían los ojos de color oscuro, al igual que sus cabellos. En su momento fue amigo de Jennie, hasta que esta le trato como si de basura se tratase. Ya no quiso tener nada que ver con ella.
- Min Yoongi casi la ... - balbuceó Jimin -. Ya sabes.
- No, no sé - respondió Dahyun, y lo miró interrogante -. ¿Qué pasa?
- Buenos, parecía que la iba a ... - dijo y carraspeó buscando el apoyo de su amigo.
- La tenía contra las taquillas - agregó Tae -, y parecía tener la intención de darle algo más que un beso; aquí, delante de todo el mundo.
- Oh - dijo Jungkook abriendo mucho los ojos -. Vaya vaya.
Miró el pasillo, pero al no ver ni a Jennie ni a Yoongi volvió a mirarnos.
- ¿Y qué ha pasado? - preguntó.
- Nada - contestó Tae encogiéndose de hombros -. Se fue y la dejó ahí plantada.
Los ojos de Jungkook se abrieron más aún, y su boca, ya entreabierta, dibujó una sonrisa.
Jungkook .... chico travieso. Reí para mis adentros.
¡Hasta aquí el capítulo!
Espero que lo disfrutéis muchísimo.
Instagram - letras_de_marisabel
Youtube - Suichi Lyna (+11.100)
TikTok - suichilyna (+35.500)
Muchas gracias por el apoyo.
Historia adaptada.
Original:
El beso del vampiro, por Lynn Raven Alemania.
(España en 2008)