El resplandor de la luna iluminaba la playa donde Bia emergió del agua junto a Helena. La emoción en sus rostros era palpable cuando se dirigieron a la animada fiesta. Celeste y Chiara, las mejores amigas de Bia, las recibieron con abrazos efusivos.
Celeste: ¡Bia! ¡Helena! No puedo creer que estés aquí.
Chiara: Es un milagro. Estábamos tan preocupadas.
Bia: (sonriendo) Estoy tan feliz de tener a mi hermana de vuelta.
La fiesta cobró aún más vida con la llegada de Manuel, el novio de Bia, y el grupo de amigos: Pixie, Daysi, Pietro, Thiago, Luan, Jandino, Carmín y Alex.
Manuel: (abrazando a Bia) No sabes cuánto te extrañé.
Mientras tanto, en un rincón apartado, Alice, la madre de Bia, llegó visiblemente preocupada.
Alice: (mirando a Bia y Helena) ¿Están bien, mis amores?
Bia: Mamá, tienes que escuchar esta historia. ¡Helena está viva!
Alice: (asombrada) ¿Viva? ¡Dios mío!
El padre de Bia se unió a la escena, y Bia les contó emocionada todo lo que sucedió. Abrazaron a Helena, aún incrédulos de tenerla de vuelta.
Padre de Bia: Pensamos que habías muerto, Helena. No podemos creerlo.
Mientras tanto, en la casa Gutiérrez, Paula descubría la verdad detrás del accidente que se llevó a su hijo Lucas.
Paula: (con rabia) ¡Antonio, no puedo creer que ocultaras esto! ¿Qué más me estás escondiendo?
El misterio comenzaba a develarse, tejiendo una trama de emociones y secretos que marcarían el destino de estas familias entrelazadas.