Guillermo. —¿Guille?. —¿Mmm?. —estamos abrazados mientras paso la mano con suavidad por el costado, desde las caderas al pecho—. ¿Tienes frío?. —Un poco. —Ahora prendo la estufa. —Espera un segundo. —Me va a llevar dos minutos. —No, no es eso. —acaricia mi pecho y vientre dándome cosquillas, pero no tanto como para reir—. Quiero saber algo. —¿Qué pasa?. —¿No tienes mas esa imagen de mi después de esto?. —No Emi yo... Me equivoqué. —Guille. —cruza los brazos en mi pecho mirándome bien de cerca—. Yo no quiero ser una madre para tus hijos. —quedo de piedra por eso, va de verdad muy en serio y sin titubeos—. Quiero ser la mujer que tu quieres, yo... No puedes pretender que reemplace a su mamá porque no lo voy a hacer nunca, pero si puedo dar lo mejor de mi para ellos ¿Entiende