Capítulo 8

997 Words
Luz -y la chica me tiró agua en la cara cuando le dije que no iba a llevarla a su casa- exploto en risa por sus palabras. -enserio lo hizo- asiente. -en mi defensa luego de la cita tenía que presentar un examen importante en la universidad- William vino los demás días a visitarme, poco a poco hemos comenzado a comunicarnos mas entre nosotros. Al día siguiente de nuestro fatal encuentro se presentó en mi puerta con algo en las manos que resultó ser chocolate. Lo acepte gustosa por que moría por comer algo Dulce. Y así llegaron más días en donde se presentaba a mi puerta siempre con algo diferente. Empezamos a conversar. Más bien él, por qué por mi parte no había mucho que contar. Ahora el esta a mi lado en mis sesiones y me alegra mucho, me dijo que su madre poco a poco va mejorando. -es que ya me imagino a la pobre chica bien vestida con ropa formal y..- cubro mi boca para callar mi risa. -entiendo, si suena divertido- una enfermera ingresa y nos observa. -tu visita le ha hecho bien a Luz- se encoje de hombros. -ella se ha vuelto una gran compañía- William recibe una llamada y sale por un momento. -sabes si mi esposo ha llamado- preguntó entusiasmada pero la respuesta de mi enfermera es negativa. Preguntar por él todos los días me pone ansiosa. Apareció un día en mi puerta alegando ser el amor de mi vida y poco después me deja sola. Su llegada es la pequeña ilusión que alborota mi pecho. -no señora no lo ha hecho, tal vez este ocupado por..- -entiendo- sale de la habitación, sus llamada son cada vez mas escasas, me empiezo a preguntar por qué me case, tal vez muy en el fondo de mí no quería estar sola, pero sin lugar a duda lo estoy. Mi temor era estar sola, pero ahora lo estoy. Que gran chiste. -Luz tienes toallas húmedas, mi madre desea unas- William ingresa y transforma el ambiente de la habitación, me muestra una dulce sonrisa. -si.., están en aquel cajón- avanzo en mi silla y trato de extender mi mano hasta el ultimo cajo pero mi cuerpo se inclina hacia delante. Caigo al suelo -¡Dios Luz- William me alza en sus brazos y me sienta en cama Sus manos revisan mi frente. -estas bien, sientes algún dolor en la cabeza- niego. Revisa mis rodillas -creo que no te raspaste las rodillas- una lagrima recorre mi rostro, no sé por que lloro pero me duele mucho el pecho. -¿estas bien? te duele algo- sus manos alzan mi rostro y limpia mis mejillas. -yo…- no se por qué estoy llorando en este momento, pero las lágrimas solo escapan de mi rostro. William me abraza. -esta bien, todo esta bien- y creo en sus palabras, creo que la soledad si me ha afectado un poco en todo este tiempo. -lo siento- -esta todo bien- se separa de mi y limpia mi rostro. -mojé tu saco con mis lagrimas- sonríe -esto no es nada Lucecita, un poco de agua no lo va a dañar- besa mi frente. Su gesto me toma por sorpresa pero no digo nada. -tal vez- -sabes. Me recuerdas a mi hermana. Tu sonrisa me la recuerda mucho- su expresión cambia. -y ella donde esta en este momento- -lejos, muy lejos de aquí- llevo mi cabello tras mis orejas. -la extrañas- asiente. -todos los días pienso en ella- tomo su mano. -de seguro esta muy bien y ella también te extraña a ti- -si, tal vez- William se va después de un par de minutos, me cuenta mas sobre su hermana y de todas las travesuras que hizo de pequeña y que él mismo ayudó a hacer. Me contó que su familia es de cinco personas, que tiene un hermano que ahora está de viaje y que regresa en unos meses. El tiempo en este lugar se vuelve distinto, con las visitas de William mis días cambian, me alegra mucho la vida, sus ocurrencias son muchas. -si te duele dímelo- está al pendiente de mis masajes -estoy bien grandulón- Carlos comienza a levantar mis piernas para que estas recobren la movilidad. Hago una mueca de dolor. -te duele- -eso es buen indicio, antes no hacia ninguna expresión- comenta Carlos. -eso quiere decir que te recuperas día con día- las palabras de William causan una felicidad en mi cuerpo. DOS MEDES DESPUES… -ahora levanta la pierna- intento levantarme de mi silla, hoy estoy intentando dar mis primeros pasos. -ve despacio- William topa las yemas de mis dedo. Está más nervioso que yo. -ahora un paso a la vez- intento dar un paso pero me resulta casi imposible. -no puedo- muerdo mi labio. -si, si puedes Lucecita- respiro profundo y comienzo a mover mis pasos. -muy bien, los estas haciendo muy bien- al cuarto paso mi cuerpo se tambalea y estoy por caerme -te tengo- William atrapa mi cuerpo, nuestros rostros quedan casi pegados el uno al otro, su respiración cambia de una forma gradual. -lo hice- susurro. Asiente Su frente topa la mía, al igual que nuestras narices se topan, no se que es lo que estoy haciendo, pero cuando veo sus intenciones me aparto, pero aun me tiene sujeta a su cuerpo. -lo siento- dice de pronto. -lo hice- Cambio de tema. Me ayuda a sentarme y siento que el anillo que porta mi mano quema. Tal vez son ideas mías. -estoy orgullosos de ti luz. Haz avanzado mucho- -en poco tiempo podré caminar y correr- suelta una carcajada. -paso a paso pequeño ser de luz- acaricia mi cabello. -tu esposo debe estar feliz- la sonrisa en mi rostro desaparece. William coloca su mano encima de la mia y nos miramos fijamente tan cerca que puedo apreciar de mejor forma el pequeño lunar en mi mejilla, la forma de sus labios y el color intenso de sus ojos. Vuelve pronto esposo
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