ADAMS JONES
–Estamos aquí para la lectura del testamento del señor Carl Jones que en paz descanse –habló el abogado de la familia –. El señor Jones establece que la empresa continuará con la señora Cecilia Jones hasta que su hijo mayor Adams Jones contraiga matrimonio, si esto no sucede la empresa pasará al hermano del señor Carl que es el señor Diego Jones.
–¡Esto tiene que ser una broma! –alcé la voz.
–Señor Adams por favor, debe tomar asiento hasta que termine –ordenó el abogado, pero estoy tan furioso que salgo de la sala sin escuchar más.
Cómo mi padre me pudo hacer esto he trabajado duro por la empresa sacrificando todo para que al final no tenga nada y todo por su estúpida idea de que debo casarme y formar una familia, está es su forma de forzarme a algo que es totalmente inútil, esa maldita cláusula no me va a detener, ya pensaré en una forma de salir de esto y obtener la empresa.
La lectura del testamento terminó y al salir seguí a mi madre, ahora la empresa está a su nombre y sé que ella no pidió eso tal vez puedo convencerla.
–Mamá tu puedes hacer algo, pídele al abogado que cambie la cláusula –le supliqué
–No hijo, lo siento pero esa fue decisión de ambos –respondió, porque no me sorprende, ella siempre anda pidiendo nietos, también fastidia a mis hermanos, pero conmigo es insoportable.
–Pero mamá, soy yo quien hago todo en la empresa y tú sabes más que nadie que he dado mi vida ahí –intente persuadir
–No cariño, no dejaré que la empresa le quede a alguien que no tiene hijos –aclaró –qué pasará después.
Era inútil tratar de convencerla, no entiendo porque no me dejan vivir, como hijo he dado todo en la empresa que ha sostenido a la familia por años, incluso papá disfruto los años que le quedaban después de su diagnóstico y el tiempo que le dieron de vida, nunca fue suficiente para ellos, siempre me salen con esa bobería de casarme.
Salí de ahí y llamé a Dave, es mi amigo de toda la vida, mi hermano y sabe cuándo debo desahogarme de todo esto.
–Si Adams, dime –responde Dave al teléfono
–Dave necesito desahogarme, paso por ti que nos vamos a las Vegas – corté la llamada.