Pero qué está pasando me presentó como amiga, además terminó conmigo porque no quería comprometerse y ahora veo un anillo de compromiso en la chica, apenas rompimos hace cuatro meses y ya está comprometido.
Mientras mis pensamientos siguen volando mis ojos no se despegan del anillo y la chica se da cuenta.
–Es muy bello ¿verdad? Nos casaremos en un mes –sonrió y sentí un mareo de escuchar eso; Gabriel se casará con la chica
en un mes –. Felicidades, les deseo lo mejor –les dí una sonrisa fingida y regresé con Danna casi con un colapso
–¿Qué pasó? –Preguntó Danna.
–Paso que me quiero largar de aquí –tomé mi bolsa y salí rápidamente, cuando el aire fresco me dió en el rostro observé
a Danna detrás de mí.
En el auto le conté todo a Danna
–Ese hombre es de lo peor –escupió
–Sabes que tal vez el problema soy yo, los ahuyentó con mis planes de casarme –solloce. Estúpido Gabriel no se merece ni una lágrima, pero aquí estoy sin poder evitarlo.
–No amiga, no es así –me consoló Danna –. Sabes que, ahora mismo, nos vamos desquitar a las Vegas.
–No, mejor me voy a casa.
–¡Qué no! ¡carajo! Nos vamos a Las Vegas y punto.
Dió una vuelta en medio de la carretera y aceleró.
Danna condujo el auto por horas hasta que comenzamos a ver los rótulos brillantes y las luces extravagantes con las
calles concurridas de toda clase de personas.
–¡Llegamos! –gritó Danna con entusiasmo
–Sí llegamos, pero primero conseguimos un hotel y dónde dejar el auto –le ordené porque sé cómo es Danna y
terminaremos en medio de la calle.
–Bien y luego a desquitarnos con todo.
Encontramos un hotel cercano en donde dejamos el auto y comenzamos a caminar por las calles iluminadas de las Vegas, al principio estaba un poco triste, pero después de un par de tragos y distracción comencé a divertirme.
Terminamos en un bar abajo del hotel, decido ir a beber hasta olvidar todo, ya me cansé de esta estúpido mundo y sus falsos hombres.
–Malditos hombres –escupí un poco mareada por todos lo tragos
–Amiga lo que tú necesitas es divertirte y dejar esas boberías de casarte respondió Danna que va por el mismo camino
–Tienes razón –comenté –¡A la mierda el matrimonio!
–¡Si! vamos a disfrutar de la soltería –levantó las manos
–No, yo me quiero casar, nadie se va querer casar conmigo nunca –baje mi cabeza hacia la mesa.
–Vamos Julia, mira esos chicos sexys de por allá apuesto que con uno de ellos olvidas a ese Gabriel –señaló Danna
viendo a dos hombres a lo lejos.
Del lado izquierdo hay uno que tiene el cabello dorado con su rostro cincelado y ojos color avellana, mientras el otro
tiene piel bronceada cabello n***o con una ligera barba negra bien recortada con labios carnosos y ojos azul cielo.
Danna coquetea con ellos y se acercan a nosotros, el de ojos azul cielo se sienta a mi lado mientras que el de cabello
dorado se acerca a Danna. Al menos este chico no me va a recordar a nadie y seguro solo busca acostarse conmigo.
–Y bien cariño quieres divertirte –me sonrió, sus impresionantes ojos azules se fijaron en los mios, podría decirle
que si a todo.
–No, yo me quiero casar –comienzo a llorar.
–Casar, casar porque todos piensan en casarse –bufó el chico que también tenía sus tragos.
–Porque nadie se quiere casar conmigo –solloce.
–Sabes que... yo me casare contigo –propusó el chico y no puedo evitar comenzar a reír a carcajadas
–¿Qué mierda estás diciendo? –lo observé.
–¡Si! Casemonos, tú quieres casarte, yo necesito casarme ¡Casemonos! –aseguró el chico ya muy ebrio y la verdad creo
que yo estoy igual.
–¡Me voy a casar! –me levanté de la mesa con las manos arriba.