When you visit our website, if you give your consent, we will use cookies to allow us to collect data for aggregated statistics to improve our service and remember your choice for future visits. Cookie Policy & Privacy Policy
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
─No seas mala. ─la regaña Diana. ─No es broma. ─dice en el auto. ─si se te ocurre volver a despertarme por salir de viaje de última hora, le voy amarrar una campana en alguna parte de su cuerpo. ─señala. ─en el pie no, eso no te dejaré. ─advierte Diana con ferocidad. ─¿Podemos saber a dónde vamos? ─pregunta Alana en cuanto ve el avión con el apellido Jerome. ─¿Cuantos aviones tienes? ─pregunta Diana aun dejándose sorprender por la fortuna Jerome. ─Eso depende, ¿te digo lo que sé o lo que creo? ─pregunta con sarcasmo saliendo del auto. ─Creo con total certeza que en cuestiones de dinero, tu gigante es el que más tiene. ─Musita Alana. ─No es crédito propio, es sobretodo dinero que viene de la herencia de sus abuelos y mi suegra. ─dice sin darle importancia. ─¿A dónde vamos? ─vuelve