Alek
Permanezco inmóvil, observándola fijamente, sin saber qué hacer con exactitud. Azul prácticamente me estaba suplicando para que durmiera con ella, mientras que yo tan solo quería escaparme, regresar a mi casa y dejar de pensar.
Cuando hice la propuesta, había dejado muy en claro que los sentimientos no debían de verse involucrados, ¡se suponía que solo debía de ser sexo! Pero, tal parecía que para ella había dejado de ser solo sexo desde casi que esto comenzó.
Aprieto la mandíbula, aun dedicándome a observar la forma en que sus ojos se han humedecido y sus labios tiemblan al soportar las ganas de romper en llanto, lo que provocaba que mi corazón se encogiera, no quería verla sufrir, no deseaba verla llorar, pero, simplemente no podía ofrecerle aquello con lo que ella anhelaba, no p
