Capitulo 1
Soy Megan Maxwell Wilkes, tengo 24 años, vivo en la ciudad de Chicago con mi madre, mi hermana de 15 y mi pequeña hija Lindsay de seis años.
Soy madre soltera, seis años atrás estuve viviendo con un hombre mayor, decía amarme, no era malo, al menos nos daba para comer y pagar los servicios del apartamento, cuando se enteró de que estaba embarazada me dejó y se fue, pero esa historia viene después.
Así que después de que el se fue empezamos a sufrir con mi madre y la recién nacida, no tenía para sus pañales y menos para mantenernos en el día a día, así que empecé a buscar un trabajo y sin estudios no había mucho que pudiera hacer.
Así que llegue a un club, el club Rome, después de ver por todas las necesidades que estábamos pasando, decidí aceptar el trabajo de dama de compañía, digo así para que no se escuche tan feo, pero realmente soy una prostituta.
Todo el trabajo es complicado y difícil, tener que pasar por mano de tantos hombres, que solo quieren satisfacer sus más perversos deseos no es nada fácil, después de eso no queda nada bueno dentro de mí, solo tedio y asco por los varones.
Luego de dos años trabajando en el bar ya no sentia, ni siento nada, me volví un poco amarga y difícil de tratar con los hombres, solo le tengo afecto a mi familia.
Todo iba normal dentro de lo que cabe hasta que llegó ese día en el que el dueño del club decidió vender el lugar, todo se convirtió en una horrible pesadilla, pues llegó David, él sin escrúpulos, corrupto, despiadado, ruin, peligroso, cruel, en pocas palabras… un monstruo.
Hace cuatro años que es el administrador del club, realmente actua cómo si fuera el dueño.
Desde el día en que me miró, me dijo que yo era para él, ahora llevo todo este tiempo siendo su amante y la mujer que él trata como se le da la gana.
Quisiera poder huir de su lado, llevarme lejos a mi familia y no tener que verlo nunca más, he ahorrado algo de dinero, pero no es suficiente, necesito otro tiempo más aquí.
Mi cuerpo está desgastado y ya no puedo más, debo ser más resistente, por mi familia, mi madre que está un poco enferma, tiene una hernia en la columna, mi hermana de 15 años, la adolescencia le está pegando fuerte, quiere hacer lo que desea sin permisos, es algo intrincado, lo único que se es que debo estar con ella, solo es una niña.
Ahora está mi pequeña hija Lindsay aslhey es un adonis, lo más tierno del mundo, ella me inspira a esforzarme todos los días, ellas son el motivo por el que no me rindo, y algún día espero darles una vida mejor.
—Buenos tardes, hija, te has quedado pensativa mirando hacia la ventana, ¿estás bien?. Ni siquiera has tomado el almuerzo.—Mi madre pregunta cálida.
—Buenas tardes, mami, tienes razón, solo pienso en lo bonito que está el día y en el amor tan grande que siento por ustedes, siempre voy a estar para protegerlas.—Le respondo con una sonrisa agridulce.
—Hija mía, sabes que también te amamos, sé todo lo que te esfuerzas en ese trabajo pavoroso, y sé que estamos en constante peligro con ese monstruo de David.—Habla apagada.
—Lo sé madre, buscaré la manera de huir de él, me las llevaré conmigo muy lejos donde él no pueda encontrarnos, estoy cansada de sus maltratos.
Tocan a la puerta.
Pum, pum.
—¿Quién es?.
—Soy yo Megan, David Roney, olvide mi llave.—Abro la puerta y él entra con otros dos hombres, fumado cigarrillo y tirándose en los viejos y acábados sofas.
—Hija, voy con Lindsay Ashley, cualquier cosa gritas, bueno.
—No te preocupes, mami, todo estará bien.—Le hablo con paciencia para que ella esté tranquila.
—¡Ya!, ya dejen la charlita, ¿por qué te demoraste tanto en abrir la puerta?, ¿qué escondes?.—El habla en tono no cordial.
—Nada, apenas desperté y estoy por almorzar, ¿qué quieres?.—Me tiene harta, en mis pensamientos recurrentes solo está pasarle un cuchillo por su cuello y dejarlo desangrar hasta morir.
—¡¡A mí no me hables así!!, ¡¡Megan!!, acaso no me tienes miedo, después de todo parece que he sido demasiado blando contigo.—Responde enojado.
—Tienes razón, discúlpame, no pude descansar bien esta mañana que regrese del club.—Debo calmarme, es capaz de hacerme daño
—Así me gusta mansita mamacita, ahora termina de almorzar que tenemos que irnos.
—Por favor diles a tus hombres que apaguen los cigarros, estos le pueden hacer daño a la bebé Lindsay Ashley.—Le digo con amabilidad.
—Déjalos que terminen sus cigarros tranquilos, y ya termina de comer esa maldita comida de una vez por todas.—Se enoja más.
—David no quiero salir, quiero pasar la tarde con mi hija, es el único momento que puedo compartir con ella, por favor.
—Ya no me estreses Megan, ya escuchaste, termina de almorzar y nos vamos.
—Pero David...— Él me interrumpe de forma brusca.
—¡¡Ya cállate!!, ¡¡no colmes mi paciencia!!, ¡¡no hagas que te golpee!!, ¡no quiero lastimarte otra vez!, no me gusta que los clientes se asusten con los moretones que te hago, hay dos muy importantes que acaban de llegar y debes atenderlos, eres lo mejor hay en el club, no lo puedo negar.
—Ya no diré nada, nunca haces nada por mí, comeré en silencio.
—Además, tengo un súper negocio entre manos, si todo sale bien te daré dos días libres para que estés con esa chiquilla y tu horrenda madre, para que no digas que soy un rufián.
Sabes... Siempre me pregunto, ¿como saliste tan atractiva con esa madre tan fea?.
—¡¡No te metas con mi madre!!, ¡¡puedes decir lo que quieras de mí!!, ¡pero con ella no!—Le digo alterada.
—Ya, ya no vayas a llorar, esa solo es una vieja que vive a tus costillas nada más.
—¡David!, ¡no más!, ¡eres un maldito imbécil!.
—¡¡A mí no me levantas la voz!!, ¡¡ya vas a ver!!— Él levanta la mano y me da una cachetada muy fuerte, mi mejilla se gira hacia el otro lado y siento un fuerte ardor en mi labio, solo veo que caigo al suelo.
Mi madre sale de la habitación y se tira a abrazarme.
—¡¡Deja a mi hija!!, ¡¡eres un asqueroso!!, ¡¡poco hombre!!, ¡¡canalla que solo sabe maltratar a las mujeres!!.
—¡¡Cierre la boca vieja!!, ¡agradezca que no le arregló la mejilla a usted también!.
Ahora dejen las lamentaciones y arréglate Megan, que nos vamos.
—Ya voy, entra mami, no te preocupes, voy a estar bien.
—Pero hija…
—Ve a la habitación con Lindsay Ashley, mami, tendré que salir, te llamo más tarde.
—Escuche a su hija vieja, entrometida.
Mi madre entra a la habitación, yo voy a cambiarme para cumplir las órdenes de David, ese monstruo es un miserable, no nos deja vivir en quietud, ahora no puedo estar con mi hija por tener que irme con él.
A veces me preguntó si algún día podré conocer la ventura.
—¡¡Muévete, Megan!!, ¡¡no tengo todo el día para esperarte!!.
—En un momento más salgo.
—O acaso, ¿quieres que te ayude a vestir?.
—No, gracias, así estoy bien.
—No tardes entonces.
Tocan a la puerta.
Él abre la puerta y es mi hermana Brittany, puedo escuchar lo que hablan desde la habitación.
—Pero mira nada más lo que tenemos aquí, la preciosa Brittany, como te pones cada vez más bonita. ¿Verdad muchachos?.—Él les pregunta con risa maliciosa
—Sí, está realmente buena la chica.
—¿De verdad David?, ¿te gustó?.—Ella pregunta coqueta.
—Por supuesto, estás riquísima.—Él responde con entusiasmo.
—Ya basta, Brittany, ve para tu cuarto, no te atrevas a mirar a mi hermana, ella va a hacer lo que yo no, va a estudiar y será una doctora importante.
—Seré lo que yo quiera Megan, tú no me vas a obligar a nada.
—Ya escuchaste a tu hermana Megan, me gusta, tiene más carácter que tú.—El habla en tono burlón.
—Ve a tu habitación Brittany, no quiero verte por aquí.
—Está bien, pero tú no me mandas, siempre voy a hacer lo que me dé la gana, entendiste.—Me habla con frialdad, mi hermanita se me está saliendo de las manos.
—Solo eres una mocosa, recuérdalo, no te mandas sola.
—No molestes, voy a mi habitación solo por qué estoy cansada.
—Vamos, estoy lista.
—Adiós, bella Brittany.
—Nos vemos luego David.—Ella le sonríe complaciente.
—Megan, tu hermana está lista para trabajar, quiero llevarla al bar.—Él me habla arrebatado mientras caminamos hacia el coche.
—¡¡No!!, eso no David, ella solo es una niña, déjala, ya me tienes a mí.
—Pero tú ya estás muy gastada, obvio que no se te nota, aún te ves joven, pero ya no lo eres y ella es sangre fresca, piensa… Nos daría mucho dinero.
—¡¡No!!, puedes buscar, por otro lado, deja a mi hermana, por favor, haré lo que me digas, pero con ella no.
—Después vemos, ahora vamos a ver a los empresarios importantes que tengo listos para ti.
Ya sabes lo que tienes que hacer, espero que queden felices y satisfechos.
—No te preocupes, sé muy bien como es mi trabajo.
—Eso me gusta, hazme feliz trasero precioso.— Me nalguea y con suavidad me agarra las nalgas.—Ahora revisaré unas cuentas en la oficina.
Ve y te preparas para el show, no te tardes, en media hora en la sala vip.
—Sí, hay estaré, pierde cuidado...