Connor no le propina un golpe duro, ni le permite conectar, se convierte en una batalla de entrenamiento, Leilani cada vez más molesta a medida que todo se vuelve más claro.
Connor la agarra y la arroja sobre su escritorio, cayendo pesadamente sobre ella, sujetando ambos brazos por encima de su cabeza con una mano y sujetando sus piernas con la suya. Leilani aún se revuelve, su instinto de supervivencia en sobremarcha.
Este hombre frente a ella, sabe que puede lastimarla más que los otros dos juntos, porque ella pensó que él era diferente, pensó que era bueno, pensó que tenían una conexión, pensó que tenían algo real.
Ese suave aroma a albaricoque llena una vez más sus fosas nasales, ha probado a otros para sacarla de su sistema, ha tratado de convencerse de que fue solo una noche, que
