Capítulo 3

1454 Words
Leilani cierra los ojos con fuerza, luchando contra el dolor en su pecho. ¿Cómo puede seguir sintiendo dolor? ¿No debería estar adormecida en este momento? Intenta tragar el enorme nudo en su garganta y hace todo lo posible para calmar su cuerpo tembloroso. Gabriel ya la ha enviado lejos sin motivo alguno. ¿Por qué tanto odio? Ella no está luchando contra la decisión, como todo lo demás en su vida, solo puede seguir las órdenes sin importar cuánto no quiera. Leilani no luchará contra Gabriel en esto. Después de un par de días pensando, en realidad está emocionada por dejar todo esto, nunca ha tenido mucho por lo que esperar en su vida, incluso sus modestos sueños se sienten tan inalcanzables, así que incluso si pasó dos días esperando su muerte, en este momento eso importa poco. Siempre y cuando esté lejos de la manada de media luna por una vez en su vida, lo considerará como lograr algo. Gabriel agarra el mentón de Leilani y retuerce con fuerza su rostro para mirarla. Puede sentir su aliento ardiente en su cara mientras respira con fuerza, todo su cuerpo temblando por el esfuerzo de respirar, un gruñido de ira resonando constantemente en su pecho. Leilani reúne el mínimo valor y mira a los ojos de Gabriel, su lobo está emergiendo y sus ojos son de un n***o medianoche profundo, un abismo interminable de repulsión. Su corazón tiembla una vez más y ni siquiera puede soportar mirarlo. —¿Me oíste, huérfana? Quiero que estés muerta. Nunca he deseado nada más. Eres la perdición de mi existencia. Te aborrezco, te detesto. Quiero ver tu sangre derramada, quiero escuchar tu gritó angustiado, quiero ver tus ojos fríos, muertos y sin vida. Gabriel gruñe en su mejor tono de alfa. —Mírame, Leilani. Leilani intenta mantener su mirada, pero está tan asustada que solo quiere llorar, quiere esconderse. —Solo debes saber que yo, el futuro alfa Gabriel, te estoy haciendo esto. Te he impuesto esta sentencia. Nunca quiero volver a ver tu rostro. Nunca quiero respirar el mismo aire que tú, incluso si estás en el otro lado del mundo, sigue siendo demasiado cerca para mí. Tu proximidad me disgusta, tu aroma me hace preferir asfixiarme en lugar de respirarlo, tu cara y tu cuerpo me hacen querer vomitar. No hay nada en ti que sea rescatable, eres un desastre, no tienes valor. Gabriel empuja violentamente a Leilani, haciendo que su pequeño cuerpo se estrelle bruscamente contra la pared una vez más. Él la mira con una mueca en los labios mientras se aleja. Las manos de Leilani tiemblan mientras sostiene la bolsa y trata de dar un paso tras otro, tratando de contener sus lágrimas. Su hombro choca contra el marco de la puerta al salir, viendo el coche en espera para ella, sus ojos escanean a la multitud de personas que han venido a despedirla. Los miembros de la manada tienen gestos viciosos en sus rostros mientras observan a la misma figura temblorosa caminar lentamente hacia el coche. No hay ni una sola cara amistosa, solo expresiones indiferentes o cruelmente despectivas. La cabeza de Leilani está tan baja que su barbilla toca su pecho, no puede soportar ver el odio en los ojos de las personas a las que nunca les ha hecho nada. Al entrar en el coche, una fuerte ovación estalla entre la multitud mientras todos empiezan a charlar, reír y abrazarse como si se hubieran liberado de una gran carga. Leilani coloca su bolsa en su regazo y sus manos se retuercen juntas, sus nudillos duelen por la fuerza ejercida, pero cualquier cosa que la ayude a contener sus lágrimas. Quiere que el coche se vaya, pero no se atreve a decir una palabra. Un fuerte golpe en la ventana y Leilani mueve los ojos para mirar y solo ve las nalgas desnudas de Maggie presionadas contra el cristal mientras Gabriel la penetra cada vez más duro, la carne chocando contra el vidrio mientras los gemidos y los gruñidos de los dos entran por la ventana abierta del lado del conductor. —J*dete Maggie, eres exactamente la mujer que necesito, te sientes tan bien, cariño, si pudiera mantenerme enterrado en ti por toda la vida sería tan feliz. —Gabriel, te amo tanto. Los golpes contra la ventana se vuelven más fuertes. Leilani hace mucho tiempo apartó la mirada, solo mirando hacia el parabrisas frontal. No tiene idea de lo que están intentando y no le importa. Gabriel cree que la está poniendo celosa, pero aunque sea débil, tiene más autoestima que desear a alguien tan podrido como Gabriel. La perra y el bastardo se merecen mutuamente. Gabriel sonríe mientras saca a la mujer del vehículo, manteniendo sus piernas envueltas alrededor de su cintura mientras le ordena al conductor. —Váyanse ahora, lleven a esta perra lo más lejos posible, tan rápido como sea posible. Leilani suelta un pequeño suspiro de alivio mientras se frota el cuerpo adolorido con movimientos pequeños para evitar la mirada burlona del conductor. Pronto, entran en el espeso bosque desde el amplio espacio abierto que rodea la casa de la manada y las áreas de entrenamiento, y Leilani siente una sensación de serenidad que la envuelve. Acomodándose en su asiento, tiene miedo de cerrar los ojos, no quiere perder ni un momento de su recién encontrada libertad. Incluso este breve momento de paz es como nada que haya probado antes. Toma un total de ocho horas llegar al destino. Leilani mira por la ventana un gran arco de madera con una serie de grandes puertas de hierro fundido, una garita de guardia está justo a la izquierda y las cercas que rodean el perímetro en ambas direcciones están coronadas con alambre de púas, parece una extraña mezcla entre un campamento de verano y un centro de detención. —¿En qué estás mirando? ¡Sal del coche de mierda! Leilani aparta la vista para echar un breve vistazo al guerrero que la observa con ojos llenos de desprecio. Leilani solo asiente ligeramente mientras abre la puerta y sale del vehículo. Solo ha estado en la casa de la manada y en la escuela en su vida, así que esto es una nueva experiencia para ella. En el momento en que sale del coche, este arranca con una ráfaga de piedras, derribando a Leilani en el proceso. Leilani se levanta y nota a un hombre grande con brazos tan gruesos como troncos cruzados sobre su pecho abultado, mirándola fijamente con una mirada penetrante. Leilani se yergue y sostiene su bolso roto frente a ella, sus mejillas ligeramente sonrojadas delatan su vergüenza. El hombre parado en la puerta vigila a la chica mientras se acerca. Es una cosita pequeña y menuda, su rostro es exquisito y esos ojos y cabello hacen obvio que será algo maravilloso de contemplar más adelante en la vida. La forma en que fue tratada la ha visto muchas veces antes. Hace su investigación y puede ver a través de una persona en un instante. La cantidad de inocentes que son enviados a este lugar por nada nunca deja de sorprenderle. Toma su teléfono y presiona el botón de llamada. —Ha llegado, el grupo de este año es perfecto, es el grupo que hemos estado esperando. No espera una respuesta antes de colgar. Leilani camina hacia la puerta cerrada. Su ritmo cardíaco se dispara mientras mira al hombre que parece que podría comérsela como merienda por la tarde. Es la persona más alta que ha visto. Pensó que Gabriel era alto antes de esto, ahora sabe mejor. —H... H... Hola. —¿Leilani? —E... e... soy yo. Titan asiente al guardia que abre la puerta. Leilani se pregunta por qué tienen tanta seguridad. Una mirada al hombre frente a ella la hace pensar que los intrusos tendrían que estar locos. —Sígueme. Titan da media vuelta y se dirige a su Jeep esperando, subiendo sin usar la puerta, su cuerpo pesado golpea el asiento duramente comprimiendo la suspensión al extremo. Los barras antivuelco apenas hacen algo ya que su cabeza fácilmente lo sobrepasa. Leilani tira su bolso e intenta subir en la parte de atrás. —¿Qué estás haciendo? Siéntate en el frente. Leilani asiente mientras se acomoda en el vehículo. No se pronuncia ninguna otra palabra hasta que llegan frente a una cabaña de madera. —Esta es tu cabaña. Leilani asiente, su voz es baja, pero logra no tartamudear. —Gracias. Titan solo asiente y observa hasta que ella abre la puerta de la cabaña. Su olor es extraño. No puede determinar su clase de sangre en absoluto y esto confirma aún más su reacción inicial.
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