Capitulo 1. Vendida
Antes de empezar quiero decir que este capítulo es duro, puede llegar a herir sus mentes. Es y era muy importante escribirlo para que supieran lo que había pasado nuestra protagonista Valery, y así comprender su actitud y sus miedos.
A la edad de quince años perdí a mi madre y no de la manera esperada, mi madre murió apaleada por mi propio padre.
No tuve tiempo para llorarla, no tuve tiempo para despedirme de ella, solo me agarró del brazo y me saco arrastras de la casa, de un golpe me metió en el maletero del coche...
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Han pasado ya tres años de aquella noche, tres años en los que no he parado de rezar por mi propia muerte.
Escucho como me llaman, es hora de presentarme ante los desgraciados que disfrutarán de mi cuerpo esta noche. Y si digo disfrutar porque desde hace tres años me veo obligada a vender mi cuerpo. Si al menos pudiese escapar de esta vida, pero ya dejé de soñar con eso. Él no me lo permitiría, mi amo me moleria a palos por intentar escapar. Yo no soy nada, solo soy una esclava, su esclava.
Si tan solo ese desgraciado no me hubiese vendido para saldar sus deudas, si mamá estuviese viva. Igual mi vida sería diferente.
Para ser realistas no lo sería mucho más, él me saco de la escuela con diez años por lo que apenas se leer y escribir. Mi vida de antes solo era limpiar y buscar chatarra junto a mi madre, al menos tenía al lado a una persona que me quería.
Una lágrima rueda por mi mejilla al entrar en la habitación, esta noche solo hay dos caballeros y somos cuatro señoritas. Agachó mi cabeza intentando pasar desapercibida.
Salgo de la habitación y media sonrisa se dibuja en mi rostro, esta noche he tenido suerte. Demasiado aniñada, casi no tiene tetas... Esos fueron solo algunos de los comentarios que escuche, en lugar de sentirme menospreciada, me sentí aliviada.
—Dónde crees que vas Valery?—
— A mí cuarto, amo—respondo bajando la cabeza.
— Te he dado permiso para marcharte—dice agarrando mi pelo fuertemente y haciéndome caer.
—No, perdoname amo, no lo volveré a hacer— hablo entre sollozos por el dolor.
— Me estás empezando a aburrir, ni siquiera has crecido bien. Vas a resultar una mala inversión— dice pegándome una patada en el estómago.
No me muevo de mi sitio, él no me lo ha permitido y se que si lo hago todo será peor, ojalá y en uno de esos golpes dejará de respirar al fin podría estar de nuevo con mi mamá.
Comienzo a toser y veo mi mano manchada de sangre, mi estómago duele pero lo que más duele es mi corazón. No tengo que llorar eso es lo que más le gusta, verme llorar, llorar hace que me sienta débil, definitivamente tengo que intentarlo.
—Estúpida! levanta tienes clientes, que te levantes...— dice cogiéndome de nuevo del pelo.
Apenas si puedo andar, el dolor es cada vez peor. Llegó hasta la sala y para mí desgracia un hombre mayor y obeso me elige a mi.
— Qué quiere que le haga?— pregunto asqueada.
Me pide que me desnude y me tumbe en la cama, después él hace lo mismo y sube sobre mi. Cierro los ojos y espero que el tiempo pase.
Aunque sólo han sido varios minutos no lo hace menos asqueroso.
— Tocame, he pagado por una hora y aún queda tiempo de sobra—
Doy un suspiro y agarró esa cosa pequeña y flácida que tiene entre las piernas.
— No vales ni para excitarme perra, he pagado mucho por ti— dice propinandome una bofetada tras otra...
Intento abrir los ojos, solo lo consigo un poco estoy tirada en un callejón, o eso creo porque hace tres años que no piso la calle. Escucho animalillos chillar o quizás es mi imaginación. Igual ese maldito se ha cansado de pegarme, hoy no he tenido fuerzas para defenderme y menos para pedir ayuda.
—Creo que morirá en unas horas... ese desgraciado le ha dado una buena paliza—
— Ya me he ocupado de él, ese viejo asqueroso, mira que dejarme sin una de mis chicas, al menos le he quitado todo lo que tenía.—
Escucho una conversación pero no estoy segura, todo es borroso. La lluvia comienza a caer empapando mi cuerpo. Abro mis ojos de nuevo y veo que estoy en la calle, no hay nadie a mi alrededor la lluvia resbala por mi rostro y empapa mi cuerpo. Me estremezco al sentir el frío, no llevo abrigo, ni zapatos, solo ese pequeño vestido rojo.
Me levanto del suelo y me agarró a la pared, camino un poco el dolor es tan grande que siento que en cualquier momento voy a caer. Pero me obligo ha hacer un último esfuerzo, no quiero morir entre basura y ratas.
Quiero llegar hasta un parque, allí quiero ir. Recuerdo como mi madre me llevo una vez y allí fui tan feliz.
Jugué con niños y hasta mamá me compro un helado. Ese fue el mejor día de toda mi vida. Nunca antes probé un helado y nunca más después de ese día lo volví a probar... Camino bajo la lluvia encorvada y helada por la lluvia, levanto un poco la cabeza y veo árboles.
Mi cuerpo está a punto de rendirse, camino entre la gente y nadie me mira, solo soy un desecho de la sociedad, estoy en lo más bajo de la cadena. Esas palabras resuenan en mi mente, durante los últimos tres años mi amo no se ha cansado de repetirlas todos y cada uno de los días que he pasado en ese horrible lugar.
Un poco más Valery, solo un poco más me digo a mi misma, obligándome a continuar.
Cuando ya casi estoy me chocó contra algo, siento que mis piernas fallan pero no caigo al suelo.
Bueno al menos lo he intentado, por una vez en mi vida he sido libre para poder elegir, libre y dueña de mi destino, aunque no lo he conseguido. Antes de sumergirme en la más profunda oscuridad escucho una palabra.
— Mía—
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Escucho un pitido y veo una luz blanca, será qué ya he muerto? Pero por qué no avanzo y por qué no veo a mi madre? Un hombre con mascarilla me habla pero no entiendo lo que me dice, mis ojos se cierran de nuevo envolviéndome en la oscuridad.