bc

La caja de Abalám

book_age16+
217
FOLLOW
1.1K
READ
comedy
bxb
Romantic-Suspense Writing Contest
like
intro-logo
Blurb

-Vete de aquí antes de que sea tarde para ti. -Gruñí en voz baja sin mirarla. Al notarla silenciada fijé mis ojos en los suyos, marrones, grandes. Me asustan.

-¿Qué tan malo puedes ser? -Preguntó cruzándose en brazos confiada de si misma. -A ver, ¿Mataste alguna vez?

-No. -Respondí en respuesta inmediata. Casi maté a alguien, sin embargo.

chap-preview
Free preview
Si ese plan no funciona
Canción: Arctic Monkeys - Only ones who know Aun estando libre, completamente libre, sin estar vigilado, sin siquiera libertad condicionar, me siento atrapado, soy como un ratón en un mundo al que desconozco donde no pertenezco a Emma, donde no puedo tenerla cerca de mí, y en verdad está haciéndome mucho daño. Me desconozco a mí mismo, ni siquiera siento que deba ejercer mi profesión, ¿Cómo le llaman a esas personas que después de mentir tanto se creen sus propias mentiras? ¡Mitómano! Soy un imbécil mitómano que aún siente, debe ser psicólogo. Ahora que me voy lejos planeo finalmente estudiar psicología, aunque es irónico que alguien como yo ayude a personas a resolver sus problemas. Por mera coincidencia, a dos días de abandonar la ciudad donde vive la chica que no merezco, me veo a mi mismo visitando por lo menos por última vez cada calle que conozco en mi auto, ya ligeramente viejo. Si no fuese por aquel buen abogado que conocí tiempo atrás, y mis contactos relacionados con la policía, seguiría más tiempo tras las rejas, tal como merezco, sin embargo, aquí estoy, encendiendo el parabrisas en una tarde lluviosa en la gran ciudad. Marqué el teléfono de Thompson, para despedirme. —Si estás en problemas por culpa de la muchacha, olvídalo. —Sonreí ante su acusación muy merecidamente justificada. —No, idiota, me voy de la ciudad. —Will guardó silencio por unos segundos, pero luego de suspirar, respondió: —Si ese es tu plan... Sabes que siempre te apoyo. ¿A dónde vas? —Preguntó en voz baja. Miré el semáforo en rojo, y un anuncio avisando que estoy saliendo de la ciudad. —Lejos, supongo, no tardo en salir de la ciudad. —Murmuré. — ¿Llevas algo que te recuerde a Emma? —Preguntó como queriendo evitar hacerlo. —No. —Respondí. —Nada. —La desolación en mi voz hizo temblar mis manos al recordarme a mí mismo que ella está lejos y con alguien más. —Eso es, chico. —Dijo. —Igual ha pasado suficiente tiempo ¿Verdad? No te afecta, ¿O sí? —Will, ¿Te llamo después? —No quise tocar mucho el tema. —Está bien. Con cuidado. —Respondió y colgó. Mi mente me pidió una y otra vez que no la llamara, pero al final todo obedecemos al corazón. ¿Cuál es el villano, entonces? ¿El cerebro por enfriarte o el corazón por quemarte? Marqué al número que Emma tiene ahora, lo cambió tres veces en los últimos años por mí, puesto que a pesar de verme en la cárcel, pude encontrar la manera de tener sus números. — ¿Diga? —Respondió su dulce voz, ahora un poco más adulta, menos inocente, pero de todas maneras siempre dulce —Sé que he llamado más de lo que necesitas de mí. —Murmuré con voz temblorosa. —Llamaré a la policía. —Realmente no importa. Estoy yéndome, pequeña Emma. —Sonreí lentamente. — ¿Lejos? —Preguntó. —Sí, muy, muy lejos. —Respondí con voz entrecortada. —Bien. —Respondió de manera fría. —Aún si tú me hubieras elegido, te habría sacado de esta ciudad. Aún si las cosas hubieran sido diferentes te habría llevado a conocer todo el mundo. —Adiós, Abalám. —Tragué saliva. —Adiós, pequeña Emma. —Y colgó. No importa realmente, se supone que personas como yo no sentimos rechazos como estos, pero comienzo a dudar de mí mismo, y de lo que algún experto diagnosticó en mí. En el semáforo en rojo cubrí mis ojos con las manos para ahuyentar lagrimas probables y enfurecimiento seguro, pero al quitarlas de ahí, noté algo que me llamó la atención. Me estacioné en una gasolinera de autoservicio para poder observar con más detenimiento a esa niña de ahí, sentada sobre un suelo terroso, llorando y en sus manos sosteniendo a lo que parece un animal. Como un niño descubriendo nuevos colores, me dediqué a observar a la niña de allí, a la distancia, cauteloso, esto no tiene por qué salir de mi auto para afuera, será la última vez que hago algo como esto. Solo...Observare hasta que la niña se rinda y opte por irse. Pero no lo hizo. Después de casi media hora, y de escuchar el mismo disco por segunda vez, también. Miré a un tipo observar al igual que yo a la niña esa, pero no de la misma manera en la que yo. Apagué el motor de mi auto con aroma a viejo, y salí a paso apresurado antes de que ese tipo llegue a ella y quiera hacerle algo, pero, ¿Quién podría culparlo? Está vulnerable ahí afuera totalmente sola, y siendo una niña, a penas. Por fin, llegué y el tipo al verme con mi rostro más autoritario y celoso, salió como aire en vendaval. Sonreí, y entonces escuché el sonido de los sollozos de una niña, a penas sollozos inocentes, infantiles, y ese animal se trata de un perro con nariz sangrienta. —Veremos que haremos. —La escuché susurrar, por lo que sonreí débilmente. Después de que ella se percató de mi presencia, siguió con lo suyo ignorándome por completo. No me importó, por contrario sonreí un poco más, y después de varios minutos pasados, me atreví a hablar: —Existen tantas cosas que te pueden suceder estando así de vulnerable. —Murmuré pensando en aquel tipo, y más que nada, en mí mismo. —A ver, ¿Qué se supone que estás haciendo? El animal sucio y sarnoso que la niña sostiene sobre sus manos me provoca escalofríos, tiene en su cabeza, que también se nota que sangró en algún momento, un suéter de casimir amarillo. ¿Qué edad debe tener la niña? Unos...17 o 18 años. Es una niña, es obvio que no sabe que está haciendo. —Se va a morir si me voy de aquí. —Susurró la niña con voz dulce y mormada, además de entrecortada. —No puedo dejarlo aquí. —Suspiré cansadamente, y opté por ponerme a cuclillas junto a ella alzando ligeramente mi pantalón n***o. —Tus intenciones son puras. —Murmuré honestamente. —Pero no le veo muchas esperanzas. —Dije negando con la cabeza. — ¿Lo atropellaste o algo así? —Por supuesto que no. —Afirmó de manera dura —Alguien más lo hizo, algún orangután sin sentimientos le hizo esto y lo dejó a su suerte. —Vamos, niña, se hace tarde y deben estar esperándote en algún lugar. —Me gustaría decir lo mismo de mí, pero nadie me espera. —No puedo dejarlo... —Susurró frunciendo el ceño. Por primera vez la niña fijó sus ojos en mí. Con un demonio, ¿Por qué tenía que ser bonita? No es necesariamente una de esas chicas, princesas, que se visten impecable y el cabello lo usan perfecto, lo que me sorprende en ella es que sin esforzarse luce bien, linda, y sus ojos castaños e inmensos me provocaron escalofríos, al igual que su cabello lacio hasta la altura de sus pechos, su complexión es delgada, su piel morena, tal vez solo uno o dos tonos más oscura que yo, acanelada, es lindísima, pero no como Emma, nadie podría ser como Emma. — ¿Sabes que no vas a orillarte con cada perro muerto que veas en la calle? —Ella se giró a mí furiosa, pero no cambié mi expresión fría y molesta. Por supuesto que soy yo quien debe estar molesto, es ella quien se puso en riesgo por un perro. Jamás me gustaron los perros, siempre fui más de gatos, aunque mamá jamás me compró demasiados puesto que yo los mataba. — ¿Y tú que haces aquí, de todas maneras? —Dijo ella molesta, ¡Ah! Carajo, Así me agradece que ahuyente a su posible asesino o violador, en su caso. —Tienes suerte de que sea yo, y no alguien que al verte así vulnerable pueda hacerte algo. —Mi voz sonó más furiosa de lo que pretendí, pero a estas alturas, luego de que perdí media hora de mi tiempo por verla, no me importa estar de este modo. —Pues no te preocupes por mí. —Dijo la niña. —Volveré a la ciudad y veré que hacer con él. — ¿Vas de viaje? —Dije señalando con mi barbilla el montón de maletas un pequeño Volkswagen viejo y usado, posiblemente del noventa y nueve —A mudarme. —Respondió, no muy segura de querer decirme. —Entonces ya deberías irte. Tienes las mejillas sonrosadas, llevas mucho tiempo en el sol. —Dije en voz baja como un adulto y ella una niña contumaz. —Si estoy "Sonrosada" Es porque estoy llorando. —Respondió, como dije, como una niña infantil. —Di lo que quieras, parece que llevas mucho tiempo aquí. Ya deberías irte, estás perdiendo tu tiempo aquí. —Dije severamente, si su rostro está de ese color es porque lleva aquí horas, más el tiempo en el que yo aún no había llegado. —No me voy a ir. —Respondió severa. —No voy a dejarlo solo. Nos quedamos en silencio viendo al perro, que no tiene una r**a específica, nos mira a ambos, la verdad no veo como le puede tener tanto cariño a una cosa tan insignificante en un mundo tan grande con cientos de perros, pero aquí vamos... —Lo tomo. —Dije sin pensar bien en las consecuencias, sé que si lo pienso bien no voy a llevármelo. — ¿Qué? —Preguntó confundida, con sus, ya de por sí, grandes ojos ahora más grandes viéndome con sorpresa. —Al animal, conozco a un buen veterinario en la ciudad. —Respondí. Ella me miró dudosa. Comprendí casi al momento que pasa por esa pequeña cabeza hueca que tiene —Me lo quedaré, si es lo que te está incomodando. — ¿Tú? ¿Qué vas a hacer con él? —Se burló de mí. —Si me lo pides, cuidare de él. —Respondí encogiéndome en hombros. Una mirada de alivio se filtró por su rostro. —Por favor, ¿Cuidarías de éste perro? —Preguntó con un llanto ahogado en su garganta. —Sí, niña, me lo voy a quedar, vivirá conmigo y estará bien, si sale de esta. —Murmuré con una sonrisa suave y casi inexistente. —Pero veté antes de que atardezca más. —Dije mandándola lejos antes de que su sonrisa me provoque algo. — ¿En verdad vas a hacer eso? —Dijo sorprendida. —Lo prometo. —Dije con mi sonrisa más confiable. La niña se levantó y lo hice seguido de ella siguiéndola. — ¡No puedo creerlo! —Toda la tristeza pronto se fue desvaneciendo, volvió al suelo y miró al perro — ¿Escuchaste, Otelo? El señor va a llevarte con él. ¿Por qué me dije señor? La niña se volvió a levantar y esta vez me tomó por debajo de los hombros y me estrujó. De pronto no hallé la manera de corresponderle, ¿Hacía cuanto nadie me abrazaba? —Está bien, niña, ahora vete. —Murmuré finalmente acariciando suavemente su espalda pequeña y relajada. —Muchas, muchas, muchas gracias. —Susurró sin soltarme. —Te pagaré una pensión por Otelo si me das un número de cuenta bancario. —Con que se llama Otelo. —La abracé un poco más fuerte. Esta tan fuera de peligro, fuera de todos mis problemas y de pronto es como tomar agua pura después de haber bebido agua de sal. —Otelo será. — ¿Cuánto quieres que te pague? —La niña se soltó con dificultad de mí, puesto que yo no me atreví a hacerlo. —Tengo el recurso para cuidar de un perro. —Sonreí y parpadeé lentamente. Tomé en brazos al animal, y miré de nuevo a la pequeña morena, ¡Que ojos! —Ahora vete de mi ciudad y disfruta tu viaje. —Soy Julie. —Dijo en voz alta. — ¿Julie? — ¿Es un nombre feo? —La niña quiso saber, pero aun con Otelo en brazos, negué con la cabeza débilmente. —Déjame decirte algo, Julie, transparente. Ten cuidado con el mundo, ¿Quieres? —Dije en voz baja. —No todos son buenos en este mundo, así que cuídate mucho, niña. —Así será. —Respondió confunda, y cada uno caminó a su auto, me causo gracia que el suyo es blanco y el mío n***o, como la personalidad de cada uno, quise suponer. —Y ¿Julie? —Antes de terminar de entrar en su auto, y yo poniendo a Dioniso en la parte de atrás del mío. Yo dije: —El "señor" que va a cuidar a Otelo de ahora en adelante, se llama Abalám. — ¿Y cómo te gusta que te digan? —Preguntó la niña algo que nadie jamás me había cuestionado, ni siquiera yo mismo. En realidad la gente nunca pensó en ponerme algún seudónimo, es como.... —Te diré Abal, tu nombre es extraño. — ¡no sabe que significa! Dichosos mis oídos. —Dime Abal, si así lo deseas, niña. —Sonreí y después de mirarnos sin decir nada, pero pensando en un millón de cosas, cada quien tomó su rumbo. ****

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Mi vida como la esposa del duque

read
582.6K
bc

ROMANOV

read
670.7K
bc

Olvida que te amo

read
467.5K
bc

La Mirada de Jade

read
89.5K
bc

Sazón del corazón

read
165.6K
bc

Tan solo una noche

read
1.1M
bc

Nirella

read
1.0M

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook