Prólogo

692 Words
Las tripas me dolian y hacian un ruido espantoso. Cerraba mis ojos con fuerza obligandome a dormir, pero me era imposible. El hambre y el miedo provicaban en mi una ansiedad terrible q me mantenian en alerta. No recuerdo exactamente la hora, pero ya era tarde, la casa estaba a obscuras y en silencio, en la habitación donde me encontraba estaba mi hermana mayor por poco mas de un año. Ann y yo eramos inseparables, ella no hablaba ni escuchaba, pero para mi nunca fue problema, siempre encontrábamos la manera de entendernos. Ann al igual que yo estaba inquieta, el hambre nos mantenia despiertos, cansados pero incapaces de cerrar los ojos y olvidar esa horrible sensacion de vacio en la panza. La nueva esposa de mi padre es una mujer cruel, terriblemente malvada y sadica. Podria pasarme días enteros calificandola, pero sería perder el tiempo. Ella tiene tris hijos de otro matrimonio, no los trata mejor que a nosotros pero no los obliga a comer remolacha de forma violenta o los hace pasar hambre por días. Tengo cinco años y mi hermana seis, aunque parezcamos de menor edad a causa de las desnutrición. Me levanto cautelosamen de la cama para ir a la cocina, mi obstáculo mas grande es la maldita puerta de la cocina, la condenada hace un sonido aterrador ademas de estridente. Mi hermna me mira y le hago señas para que no se preocupe, ella sabe a donde voy y se queds sentada en la cama viendo cada uno de mis movimientos, la miro por ultima vez antes de salir de la habitación y le sonrió, a pesar de la vida que estamos llevando mi hermana hace que lo malo no sea tan malo y que mis dias no seas tan duros. Paso por la habitación de Adriana, mi madrastra, esta durmiendo como siempre, exhibiendo su asqueroso cuerpo, de solo verlo se me revuelven las tripas,me dan nauseas, pero no tengo nada que vomitar, estoy vacio, ya perdi la cuenta de los dias o semanas que me siento asi. Llego a la cocina y si no fuese por la necesidad de ingerir algo de alimento me daria media vuelta y volveria a mi cama, pero el maldito hambre me insta a ser valiente o muy tonto, sabiendo que si me ven robando comida recibiré un castigo que me tendra queriendo desear la muerte por horas. Abro milímetro a milímetro la puerta, me transpiran las manos, me ruge el estomalo y mi corazon late tan fuerte y rapido que no puedo escuchar nasa mas. Logro abris la puerta lo suficientemente para que mi pequeño cuerpo maltratado pueda entrar, se que solo puedo sacar algo pequeño de la heladera, los muebles estan demasiado altos, ya aprendí a la mala que de alli no puedo sacar nada. En la heladera hay remolacha, prácticamente repleta de ellas y las odio, tanto como a la esposa de mi padre, hay huevos en la puerta, llevo a contras siete, si saco dos no creo q se diera cuenta. Miro para todos lados y aun esta todo es silencio, tomo dos huevos y realizo el camino de regreso con mucho cuidado, mi hermana me espera y no puedo fallarle. Una vez en la habitacion le hago señas a Ann para que se acerque, ella esta ansiosa, hambrienta y cansada. Somos solo piel y huesos, ademas de marcar y moretonea. Perforo el huevo para que su contenido salga en forma de hilo, le doy a mi hermana su huevo y ella automáticamente comienza a absorber por el agujero el contenido, es asqueroso, es como un moco o baba, es espeso pero es lo unico que en este momento podemos comer. Luego de haber vaciado los huevos, los escondo dentro de mi mochila, mañana devo tirar el contenido de camino a mi escuela. Aun tengo hambre, siempre tengo hambre, pero podre dormir por fin, Ann bosteza y yo también, acomodo las mantas y me acuesto junto a ella, le prometo en silencio que jamas la dejare y me prometo a mi mismo que nunca voy a rendirme, que pase lo que pase siempre voy a luchar por ambos.
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