Capítulo 14

2105 Words
Como Zac no quiso que lo llevara en su auto una vez terminaron en el taller mecánico, a Luther no le quedó de otra más que seguirlo a la distancia desde su automóvil en lo que pensaba en su reciente conversación con su elegido, preguntándose si había presionado mucho las cosas al decir que estaba interesado en él. Ciertamente el hombre lobo no sabía si fue un buen movimiento hacer aquello, pero el solo pensar en que su encantador elegido podría haber malinterpretado las cosas si no era claro, era suficiente para calmar su inquietud. Por una parte, estaba emocionado con que Zac lo hubiera estado observando lo suficiente como para percatarse que la joven recepcionista coqueteaba con él, malinterpretando su silencio como si le estuviera correspondiendo. Pero por otro lado... Con su lobo no estaban exactamente muy emocionados con la imagen que su pareja tenía de ellos. Después de todo, ¿quién estaría feliz de escuchar que su elegido creía que era un completo playboy? Tal vez podría parecer uno, y su fácil personalidad sociable daría a entender que era uno, pero aquello no podría estar tan lejos de la realidad aún incluso antes de conocer a Zac. Cuando aquella humana se le había acercado con el deseo exudando completamente de su cuerpo, Luther tuvo que dar su mejor esfuerzo por mantener su sonrisa y no permitir que su lobo tomara control de él, gruñendo a la joven mujer que no les dejaba en paz. En sí, la única razón por la cual Luther se mantuvo en silencio, sonriente, y fingió que estaba escuchando lo que esa humana le decía, fue para que no le echara del ocupado taller. Pero en el momento en que su coqueteo se volvió más agresivo, el lobo beta le colocó un alto y luego le ignoró para ir al rescate de su pareja, tan pronto como observó y escuchó a esa mujer pelirroja coqueteándole. Y aunque fue un movimiento arriesgado llegar y simplemente interrumpir y rechazarla en nombre de su encantador elegido, Luther no estaba para nada arrepentido de ello. Aunque... Zac no parecía habérselo tomado exactamente bien, dudando de sus palabras y creyendo que era un movimiento bajo para hacerle entender que estaba de su lado. De momento había evadido la situación molestando a su chico con que estaba celoso, pero aquella imagen que Zac tenía de él... Era algo en lo que tenía que trabajar drásticamente. En especial porque ni sabía por qué pensaba así. Con lo que había visto de su chico, este no parecía ser la clase de persona que juzgaría a otra a base de su apariencia. Observando a su pareja internarse en un edificio, Luther rápidamente detuvo el auto frente al lugar y se bajó para seguirle. Lamentablemente, tan pronto como intentó cruzar las puertas, un hombre mayor y uniformado se cruzó en su camino. —Solo personal autorizado. Si tiene una cita con el personal, muestre el papel que se le entrega —exigió con un aburrido tono robótico. —Yo vengo con él, soy su guardaespaldas —explicó y señalo a Zac. Detenido a unos cuantos pasos, su encantador elegido tenía cierta sonrisa burlesca. Sus manos se movían acomodando su credencial alrededor de su cuello y no hizo intento alguno por confirmar sus palabras aun cuando el guardia también le observó esperando. —Encanto, dile al hombre que soy tu guardaespaldas. Zac parpadeó con cierta sorpresa hacia él. —¿Lo eres? Creí que eras un tipo que me estaba siguiendo porque le gusté —indicó—. Digo, supuestamente un guardaespaldas no coquetea con otros, luego con su cliente e intenta invitarle a salir —argumentó. El humano frente al hombre lobo bufó y colocó una mano en el hombro de Luther. —Por favor, dé un paso afuera. —Zac. —Relájate, este lugar tiene mejor seguridad de la que crees y solo será un momento. Solo espera ahí afuera. Y con esas palabras, su elegido simplemente se dio vuelta y se alejó internándose en el edificio. No muy feliz, Luther le observó hasta perderle de vista y su lobo inmediatamente se agitó en su mente, preocupado. "Síguelo" Exigió. Luther observó al humano que seguía intentando sacarlo del edificio. —¿Qué tan buena es la seguridad del lugar? —cuestionó. —Aún no te dejo entrar —espetó. —¿Y si entro a la fuerza? —Llamaría a mis compañeros para detenerlo y luego los oficiales aparecerían para llevárselo detenido —informó. —¿Y si muestro mi identificación como guardaespaldas profesional? El guardia le dedicó una aburrida mirada molesta. —Solo quiero una credencial que dice que es m*****o de esta editorial y tiene permiso de entrar o nada. "Golpéalo. Entra" Ordenó su lobo, deseoso por seguir a su elegido. —Bien —pronunció—. Tenga por seguro, de que si algo le llega a ocurrir a mi chico en lo que no estoy con él, yo y la empresa de seguridad Knox, lo culparemos a usted. Ante su amenaza, el hombre le observó inseguro, luego negó y siguió intentar empujándole hacia afuera. —Si realmente es el guardaespaldas de ese chico, hable con él para que pida un permiso especial con usted y solo entonces podrá entrar —expresó. Algo perfectamente razonable, y que Luther dudaba seriamente que Zac haría por él. Saliendo finalmente del edificio, el lobo beta se dirigió hacia su auto. Sin tomarse la molestia de moverlo y estacionarlo en otro lado, se apoyó en este y observó directamente la entrada del lugar, esperando a que su encantador elegido saliera otra vez como un maldito perro guardián. Aprovechando el momento, Luther sacó su teléfono y le marcó a su jefe deseando averiguar si ya habían interrogado al tipo que estuvo persiguiendo a su chico. Varios tonos transcurrieron antes de que finalmente su llamada fuera aceptada, y la voz del otro lado no se trataba exactamente la de su amigo. —Mal momento, amigo. Mi hombre se está recuperando de su orgasmo luego de un alucinante sexo en la oficina y no quiere hablar de nada con nadie —expresó Asher felizmente. —No importa, hablo contigo en lo que se recupera —solucionó—. Cuando me ves, ¿cuál es la primera imagen que doy? —Oh, esa es fácil. Un idiota despreocupado que no le importa nada. Ante la rápida respuesta segura, Luther juntó sus cejas y emitió un gruñido molesto. —¿Por qué? —¿Realmente lo estás preguntando? —rió—. Luther, hablas y coqueteas con todo el mundo. Si alguien te coquetea, tú vas y les respondes. Y tienes esa apariencia de que te gusta llevarte un cuerpo diferente a la cama cada noche para luego desecharlo al día siguiente como si nada. Tu actitud tampoco ayuda, ya que dice lo mismo. —Eso no es justo. Solo porque tengo buen rostro y cuerpo no significa que soy un idiota que se acuesta con todos y los deja al día siguiente. —Pero coqueteas con todo mundo. —No lo hago. Soy amable y sociable que es muy diferente. No tiene nada de malo ser agradable y servicial. No es mi culpa que otros lo tomen como que estoy coqueteando, y aclaro que no lo hago y que tampoco me llevó cuerpos diferentes cada noche, soy un hombre decente —argumento. —Bueno, aun así eso no quita la impresión que das. Si Caden fuera así de abierto y sociable con otros, ya tendríamos problemas porque no me gusta la idea de verle coqueteando con otros o que otros le coqueteen y el ahí de idiota sin decir nada —refunfuñó. —Pero no es mi culpa si otros me coquetean. —No, pero lo es si no lo detienes —indicó—. Aunque bueno, en tu caso eso no importa, ya que no tienes una pareja que le preocupes eso. Pero es precisamente por ello que das la impresión de un idiota playboy —explicó—. ¿Por qué viene la pregunta? —Porque encontré a mi elegido y prácticamente me dijo lo mismo —refunfuñó. —No juegues —se carcajeo Asher. —No es gracioso. Aunque de la impresión de ser un playboy, realmente no lo soy y no quiero que mi pareja piense que lo soy —se quejó. —Amigo, si te dijo eso es porque obviamente te vio en tu zona, que es exactamente lo que te acabo de describir. Alguien te coqueteó, y tú en vez de detenerle le seguiste siendo amable, lo que se tomó como que también estabas coqueteando —indicó—. Y si después fuiste y te le declaraste, es bastante obvio que te va a tomar por un playboy. Luther maldijo por lo bajo, comprendiendo porque su elegido le observó con tanta desconfianza tras decirle que le gustaba. No era solo el hecho de que aún no confiaba en él con todo el tema del papá, sino que el lugar y el momento en que decidió decirle que le atraía no fue el correcto, especialmente luego de que le viera con esa humana coqueteándole. —Por tus lloriqueos supongo que acerté. —No es mi culpa, tenía que hacer algo. Una mujer le estaba coqueteando por lo que obviamente interrumpí marcando mi lugar, una cosa llevó a la otra y le dije que me gustaba y entonces me dijo todo eso —explicó. —Pobre Luther, realmente diste la impresión de ser un idiota. —Pero no lo soy. —Pero tu chico no lo sabe. Y aunque toda esa cosa de la conexión entre ustedes, eso no hará que tu chico caiga mágicamente enamorado de ti. Para Caden fue fácil porque yo ya sabía que lo quería. Theron tuvo que ir detrás de Maison quien luchó porque recién había terminado con su ex. Y Max tuvo problemas porque fue un idiota apresurado que llegó y marco y por eso después tuvo que tomarse su tiempo para acercarse a Rhory —indicó—. Ahora tendrás que dejar de ser una mariposa social que coquetea con todo el mundo si quieres cambiar la opinión de tu pareja. —Pero ya te dije que yo no coqueteó con todo el mundo, ellos lo hacen conmigo. —El orden no importa aquí, Luther si alguien coquetea contigo, tú le cortas o te alejas, no te quedas ahí como un idiota. ¿O acaso te gustaría presenciar cómo alguien le coquetea a ti chico y este se queda ahí sonriente sin pararle el carro? —cuestionó. Y ante la idea, Luther inmediatamente gruñó. —Bien, parece que ya tienes la idea. Por último, ya cuando arregles las cosas con tu chico y hablan al respecto, tal vez ni sea un celoso como yo. Aunque lo dudo porque es algo básico, si ustedes sienten celos de vernos así, nosotros también —comentó pensativo—. ¿Será algo de la conexión y todo su mundo? —¿Ustedes también son territoriales y celosos? —indagó. Y por alguna razón, la idea de presenciar a su malhumorado chico marcando territorio con él, le encantaba. Ciertamente se había visto adorable con su nariz arrugada al pensar que estuvo coqueteando con esa mujer. —Pues claro, idiota. Yo siempre que puedo marco mi lugar con Caden. El dulce de Rhory muestra sus garras cada vez que un modelo se acerca a su hombre. Y hasta Maison muestra de quien es Theron con un beso cada que se le acercan a su boxeador —indicó obvio—. Tu chico también tendrá algún nivel de celoso posesivo. —Me gusta eso —sonrió observando el edificio. —Pero, ¿quién resultó ser tu elegido? —Su protegido —anunció Caden—. ¿Y qué te dije sobre contestar mis llamadas cuando no quiero hablar, mocoso? —gruñó. —Es Luther, tu amigo —bufó Ahser—. Si llamaba era por algo. Y necesito nombre —exigió. —Zachariah Di Montelroso, pero le gusta que lo llamen Zac —informó Luther. —Es el paparazzi que siempre te sigue —aclaró su pareja. Asher se rio escandalosamente. —Oh, esto va a ser entretenido. Ese tipo es inteligente y tiene su propio genio. —Lo es —sonrió el lobo beta—. Es un pequeño grinch malhumorado qué siempre se está quejando —describió. —Amigo, eso solo te dice cuanto tendrás qué esforzarte por demostrarle qué no eres el idiota coqueto que pareces ser —indicó Asher, sonriente. Y Luther... No pudo negarlo.
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