Todo o nada

2260 Words
Actualmente, la gente está dividida entre los que se criaron con internet y los que no. Yo siento que me crié y después se fue haciendo parte de mi vida internet, como millones de nosotros. Tenemos una noción de la vida un poco más rica, en la que el televisor era el todo, llamar desde tu propio teléfono se consideraba una maravilla, y ya todo lo demás sabemos que existe, pero no siempre nos queda claro cómo funciona. Entonces, imagínense cuando me enteré de que las tendencias de ** y t****k son cosas que cualquiera puede poner de moda, como estas preguntas de primera cita que propuse para conocernos mejor. No son creadas por neuropsicólogos o gente que ha tenido diez mil citas como mínimo. No, algunas de estas preguntas las hace gente de 18 años con experiencia en el amor y la noción de la vida. Para mí, me pareció divertidísimo, como dirían mis queridos españoles: "flippé". —¿Entonces podemos cambiar de pareja? —Me parece intrusivo. —Es que tú y yo bien podríamos tener el mismo novio. —Sí, pero para que esto funcione, una de las dos debería salir con él, y eso es un gusto muy único de cada una. —Hello, todos las escuchamos. —Ya, bueno, ya. —Y si la opinión de nosotros cuenta, a mí no me apetece que magrees frente a tu prometido al lado de tu hermana. —Ya, Ramón, que no suenas tan guay en este momento —comenta Rina. —Ya... —¿Entonces, las preguntas por qué voy a amar? Sí, el novio ultracompetitivo de mi hermana, el corredor de carreras de alto y añadiría que campeón nacional dos veces y no le ganó a los mejores, Leonel y Santiago. Es una máquina y, la verdad, el gusto de Lina no está mal. Si me gustan más jóvenes, irá directo a casarme por él. Si tengo que elegir un cuñado majo y divertido con quien comer pizza a la una de la mañana también. —¿Cuáles son las reglas del juego? —No hay reglas, la idea es conocernos realmente, hacer pasables los cumpleaños de Juliancito —comento yo. —¿Quién se llama Julián? —Tu hijo. —Ah, no, otro nombre más fuerte y que no tenga nada que ver con ese. —Mi hermanita, —y, señala a su cuñado no favorito y le pregunta: —¿Cuál es tu nombre? —Todos nos giramos a verla, y su prometido, divertido, le aleja la copa con el coctel. —El nombre completo para saber las opciones de entonación del niño. —George Hanz. —Es de película. —Por un momento pensé que iba a decir Clone—murmuro para que solo Ramón escuche y este pone sus manos sobre mi rodilla y sonríe. —Entonces, las preguntas. —Okay, yo escuché una hace unos días. ¿Qué opinan los hombres en la mesa de los gatos? —No quiero hablar de eso —informa Rod, y mi hermana se ríe y le besa en el cuello. —Son tiernos y muy interesantes, pero les tengo miedo. —Okay. —No tengo nada contra las mascotas, pero no quiero un gato a mi alrededor o un perro, es una pérdida de tiempo —dice el que tiene nombre de actor importante de Hollywood. —Ramón —le llaman mis hermanas para recordarle que es su turno. —Me parecen independientes, intrigantes, muy atléticos, muy místicos. Creo que encajan bien con cualquier persona, y también entiendo que hay para disgustar. No son fáciles, no te dejan entrar ni caer en tus trampas. Son animales complejos. —¿Tendrías un gato? —pregunta Rina algo intrigada. —No, me dan alergia —todos en la mesa reímos. Todos se preguntan si voy a estar a cargo de todas las preguntas como hacemos, y yo propongo que cada uno busque dos: una para hacer a hombres, otra para mujeres, y una tercera en general. Esto podría llevarnos a discutir horas. —Yo tengo una... que para mí es un deal breaker —sugiere Rina. —Dale —la invita su hermana. —Prenupcial, postnupcial o ninguno. —Uy, qué pesada —bromeo. —Yo soy una romántica, obvio, no obligaría a mi pareja a tener uno. Si me pide uno, lo firmaría y ya. —¿Renunciarías a todo el dinero de la familia Murdok por amor? —pregunta George. —Sí. —Gretta no está quebrada, no lo necesita, estoy seguro de que recibe regalías de sus trabajos. —Lo sé, pero sigue representando mucha pérdida para él. —No estoy con Ramón por su apellido y no me molestará firmar un postnupcial. —Nosotros somos amigos, no necesitamos uno. —No, somos gente razonable. —Ahora que están dopaminizados —comenta George divertido—, yo me casé pobre y me divorcié rico, y me fue fatal, pero bueno, la paz vale dinero. —Yo firmaría un prenupcial con los ojos cerrados, eso sí, ajustes económicos cada cinco años —todos vemos a la pareja que está callada, Rod y Lina, y yo de verdad no soy la hermana que sabía que la suegra de alguien ha enviado los papeles con los acuerdos financieros postdivorcio que recibiría mi hermana. —Yo creo en el prenupcial, cuando estás enamorado y feliz y quieres algo bueno para alguien a quien amas y cuyo tiempo vas a depender, porque al final la gente que se ama, dura sí o sí para toda la vida. —¿Querrías que firme un prenupcial? —pregunta Lina. —Sí, eres la hija de una pareja divorciada y yo el hijo de dos personas con másteres. Es como en tu examen, tenemos predisposición al divorcio, un riesgo aumentado a infidelidades y dolores de cabeza. No quiero que te divorcies de mí y comas mierda o que tengas que conformarte con quedarte para no perder el estilo de vida. —Roberto, yo trabajo. —Mi amor, pero vivimos en un súper condominio, usamos autos de lujo que cambiamos cada seis meses, al igual que los celulares y el MacBook, y por qué no... —Tengo un buen salario. —Nena, un salario que no usas. —Roberto —dice mi hermana impaciente. —Cuando llegue el momento y estés lista, llegamos a un acuerdo económico que nos haga felices, lo firmarás y yo sabré que si me muero o simplemente me divorcio, que estoy seguro se sentirá igual, estarás segura. —Yo tengo mi propio dinero —asegura mi hermana. —Vale. —Ningún vale, mi carrera y yo vamos muy bien. —Lina, tu carrera va mejor que tus habilidades para conducir, lo cual es una vergüenza porque estás conmigo, y aprecio un cabrón que no te enseñará a conducir. No todos los médicos se levantan todos los días y la empleada les lleva el café a la puerta de la habitación, y después de desayunar bagel de salmón camino a la consulta. —He desayunado eso toda mi vida, gilipollas mal informado, creído. —Vale, mi amor, ese es un desayuno que te proveía tu padre, ahora te proveeré yo, y todos felices. Para mí, el salmón es caro y sobrevalorado, pero te hace feliz y te sientes satisfecha, entonces se compra. —Yo lo puedo comprar. —¿Con su dinero o el de tu papá? —pregunta George. —Con el mío, que puede ser el de cualquiera de ellos porque a uno le salí por la polla y al otro me la mete —wow... mi hermana la doctora—. Lo mínimo que puede hacer un hombre que me folla es mantenerme. —Qué conveniente. —Sí, lo tuyo. Ramón interrumpe con su risa, y yo me uno a él porque esto está buenísimo. Mis hermanas siempre van a jugar con las cabezas de los demás, y esta vez, Lina se ha metido con el novio de larga plazo de su gemela, y esta ha respondido metiéndose con su prometido de la forma más intensa que pudo haber elegido, haciéndola ver que es económicamente dependiente de un hombre. —¿Ustedes tres hacen esto menudo trueque de hermanas? —pregunta Ramón. —Sí— responden las gemelas furiosas, y yo disfruto del coctelito. —Hay razones por las que no lo hacen con parejas. —Gretta nunca tuvo una pareja y nos parecía incómodo. —Y por qué no salen los cuatro. —Porque a ella no le gusta mi novio y a mí no me gusta ella como novia. —What? —Perdón. —Ya no sean niñatas, son diferentes, ya es todo —intervengo. —Si tuvieses que darnos la razón solo a una, ¿a quién se la darías? —Pregunta Lina y su novio eleva la mano hacia el mesero, se pide un whisky y un shot de tequila, y yo pido lo mismo. Intento cambiar la pregunta, pero ninguna acepta, así que pido la misma combinación para todos. Brindo con mi cuñis mientras elijo las palabras más delicadas para decirles a mis hermanas lo que voy a confesar. —Yo soy muy romántica de libro y creo fielmente en lo imposible, que el príncipe azul va a venir a rescatarme, me va a besar y seremos felices para siempre, aunque no estoy segura de qué significa. Pero, elegiría al que considera que el pescado está sobrevalorado y sabe a culo, pero como me hace feliz lo pesca con sus propias manos. Rina se pone en pie y se va del reservado, su novio toma los mangos de la silla y antes de ponerse en pie. —No soy una mala persona, no la malquiero, solo no soy su tipo de príncipe azul y ustedes son importantes en su vida, pero yo no planeo salirme de la vida de Rina en un tiempo largo, como el que llevamos y no quiero su aprobación, pero ella por alguna razón la necesita, y me ha cargado dejar un viaje de negocios para sentarme aquí y verlas discutir. Yo no las necesito en mi vida o en la suya, pero Rina no quiere vivir en New York porque ustedes dos están aquí. Mi hijo y yo no hablamos porque él tomó el lado de su madre en el divorcio y mi ex y yo seguimos en contacto porque tenemos los sentimientos de un niño que sonreía todo el tiempo y ahora es un adolescente irrespetuoso que se mete en problemas. —¿Qué está pasando? —pregunta Rina. —Pensé que te habías ido. —Fui por helado porque quiero vomitar y para disculparme, no tienes culpa de tener una suegra perra y tú necesitas llevarte mejor con mis hermanas porque no voy a casarme con alguien que no soporte a mis hermanas ni voy a criar a mi hijo entre dos ciudades por alguien que no hace compromisos. —¿Qué estás comiendo? —Galletas con queso y helado, este bebé no sabe qué quiere de la comida —responde y vuelve a sentarse. —¿Qué hizo mamá exactamente? —pregunta Roberto. —Me envió tu prenupcial. —No te envió lo que a ella le parece que debe ser... la voy a hacer desaparecer. —Tú no mandaste nada —pregunta Lina y su novio niega con la cabeza antes de estirar la mano para probar la combinación de Rina—esto está espectacular. —El servicio aquí es lento. —comenta George, me incorporo a tomar asiento. El mesero llega con los whiskys y tequilas y nuestros tres hombres tienen opiniones sobre el servicio, lo que deberíamos estar comiendo y todos los reclamos del mundo que se les vienen a la cabeza. Cuando ellos terminan de pelear en nombre de la mujer embarazada que parece haber ido a la cocina a tomar comida, les pido a todos que levanten su shot de tequila y su vaso con whisky. George le quita el whisky a su novia y se lo sirve en su vaso, Lina se sirve el tequila de Rina para que no vaya a equivocarse. —Por las citas anuales de familia...—brindo.. —¿No quieres celebrarlo bimensual?—pregunta Roberto. —Bimensual.—propone Ramón y les guiña un ojo. —Anual estamos bien. —insiste George y todos brindamos.—¿Podemos ir a un lugar en el que no solo Rina coma? —Sí —responde Ramón y se pone en pie para ir a pagar la cuenta, insiste en que ha sido el menos ofendido durante la cena y que es una buena estrategia de pago para ellos, los otros dos se ríen y le dan las gracias. Sin más preguntas, pero definitivamente con más risas, acabamos en una especie de restaurante italiano, muy rico y sencillo, espectacular, según las palabras de Rina, mientras mis hermanas bromean y se ríen como locas. Yo me acerco un poco a Ramón, quien me rodea la cintura y me da un beso en los labios. —Antes dijiste que me querías. —Sí, y tú respondiste "igual". —Estoy enamorándome de ti, Ramón, y no quiero caerme de una nube, así que agárrame fuerte o déjame ir antes de que el golpe sea muy grande. Sabes, el amor es como la dieta, siempre debería ser intuitivo, pero insistimos en seguir los patrones que otros consideran apropiados y se vuelve demasiado. —me besa.—Déjame subirme en tu nube y tirémonos juntos o subamos felices.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD