¿Con quién r@yos me casé?

Que pase lo que tengas que pasar

Todos los sobrevivientes de alguna catástrofe sienten que el día es maravilloso, que desde antes de que pasara tuvieron una sensación rara o increíble. Por ejemplo, si escuchas a los sobrevivientes de una gran catástrofe, sea una bomba nuclear o un bombardeo a edificios icónicos en una ciudad muy desarrollada, la mayor parte de sus sobrevivientes, los que no fueron alcanzados, tienen la misma historia... se quedaron dormidos.

Y yo, como superviviente de miles de catástrofes, la que siempre se queda en casa, la que siempre crea una excusa perfecta, bueno... la suerte, como en Las Vegas, se me acabó. Consuelo necesitaba salir de la habitación y al mejor modo de la canción nos vestimos de reinas y arrasamos con la ciudad del pecado, tomamos unas cuantas clases y la verdad es que apostar debería ser mi segunda profesión. Las dos disfrutamos de ganar y perder unos cuantos dólares, nos reímos mientras probamos nuestra suerte, en el bar escuchamos la voz de Ramón y las dos nos giramos para enfrentar al hombre, él me mira a los ojos y me da un abrazo largo, otro a su hermana y nos dice:

—Estoy muy borracho, voy a cenar. —comenta. —¿Quieren huevito con arroz?

—Pobrecito, es lo único que comes.

—No, pero es mi comida favorita, ¿quieren venir a cenar?

—En la escala del uno al mil por ciento borracho, ¿dónde estás?

—En trescientos, pero dejé a tu novio en la bañera acostado boca abajo por si quiere vomitar.

—¿Está mal?

—En la escala de borracho..., está en trescientos, se tomó dos botellas de whisky y le dieron suero.

—¿Lo dejaste tomarse dos botellas? —pregunta Consuelo. Su novio es casi un santo, bebe poco, le gusta la fiesta con moderación, es bromista y cariñoso, y se aguanta tres años sin sexo por ella y sus caprichos. Es que de verdad, es un santo, y Consuelo se siente fatal por haber añadido que necesitaba espacio semanal de lo parlanchín que es, cuando todo lo hace bien y ella es la que tiene un ligero problema con el compromiso y controlar sus impulsos.

El joven llamó a su hermano para que nos diera más detalles y este explicó que en cuanto llegaron al bar, Manuel pidió una botella, él pensó que era para compartir. Así que le pasó el lap dance. Consuelo inhala profundamente para intentar no matarlo. Luego, le vio tomar whisky como si fuera cerveza sin alcohol y le preguntó qué pasaba. Entonces, este le cuenta toda su historia con Consuelo, en la que él lleva años intentando respetarla, buscando el momento perfecto para casarse, dándole tiempo a su relación para crecer y madurar, y ella parece haberse estado burlando en su cara. A favor de su hermana, él intentó comentarle lo horrible que fue todo con el anillo, pero su cuñado siguió bebiendo como si no hubiera mañana y con el corazón destrozado por la mentira y por lo del apartamento extra que simplemente le dejó.

—¿Le dejé tomarse una botella? —Repite Consuelo.

—Tú le dijiste que eras virgen y que le amabas.

—Ramón, no me toques los ovarios.

—Ya... pero si has sido técnicamente tú la del problema. —Insiste su hermano con una sonrisa socarrona—Después de que le mintieras todos estos años.

—Ya... siempre soy la villana.

—Considero que deberías ir, si no quieres ser la mujer por la que un hombre murió ahogado en alcohol —responde y me toma de la mano. —Necesitamos hablar, Greta.

Yo tomo el brazo de Consuelo, quien me vio a los ojos y luego a su hermano. No sé por qué se sentía tan mal. Si tenía algo que ver el que su prometido estuviese sufriendo una intoxicación de alcohol debido al castillo de mentiras que ella se había montado o que planeaba dejarme a solas con el hombre al que le había ocultado información, mi amiga le da un puñetazo a su hermano y las dos salimos corriendo.

Ramón ha caído desplomado contra el suelo y yo quiero seguir corriendo con Consuelo, pero la risa combinada con la preocupación por la sorprendente fuerza en el puño izquierdo de mi amiga. Llegamos al elevador y ella me apura a subir. Le digo que su hermano se ha golpeado la cabeza y ella me dice que le ha golpeado en un lugar público, por lo que mi predicamento es doble, ahora tengo que descubrir si ser cuestionada o ser buen samaritano es mi destino.

—Ey, las estaba buscando.

—Hola —saludamos a Simonetta.

—Dice Ramón que Manuel se intoxicó.

—William está con él, está pedo, pero le han puesto un suero y ya ha vomitado hasta su dignidad.

—¿Tú estabas con William? —le pregunto.

—¡¡Consuelo!! —grita Ramón mientras señala su nariz y su boca, ella grita y oprime todos los botones del elevador que son posibles. Simonetta me jala hacia su lado y nuestra amiga queda encerrada en dirección hacia su amor, mientras nosotras vemos a su hermano.

—¿Por qué te ha hecho esto?

—Está loca... y borracha —intento justificarla.

—¿Tú estás pedo también?—pregunta Simonetta a su primo.

—Un poco.—Responde y se dirige hacia mí. —Greta, nosotros dos tenemos una combinación pendiente.—me recuerda Ramón.

—¿Le pasó algo a tus dientes?

—Siento que me cuesta respirar —Simonetta le quita el paño del rostro y le ve la nariz, luego vuelve a cubrirla y le recomienda que vayamos a la enfermería.

Yo logro huir y dejo a esos dos solos y les voy a decir una cosa, nosotros dos somos las mejores amigas de Simonetta, y Ramón tiene una hermana melliza (Consuelo) pero la relación de esos dos es cósmica, telepática. No hay una unión más fuerte en el universo que la de Simonetta/Ramón.

El hecho de que Simonetta y Ramón compartan un vínculo especial no quita que cuando él está pasando vergüenza o desgracias cósmicas, su prima le grabe con el teléfono y comparta sus gritos de dolor durante el procedimiento. Yo definitivamente estaba acostada y cobijada en la cama del hotel, pero me tenía bastante inquieta. Él, ya pudiendo respirar, se sienta con su prima, cena y tomando vino, le cuenta lo que ha sucedido entre nosotros. Simonetta se ríe al escuchar que he sido sexy y salvaje en la cama, para luego haber omitido que nunca había compartido cama con nadie.

—Entonces, me estás diciendo que Manuel está molesto porque Jimena no lleva una vida esperándote, y tú estás molesto porque Greta te ha dado su regalo más preciado. —comenta divertida y bebe un poco más de vino. —Ramón... ¿De qué van a hablar?

—No sé, ¿por qué yo?

—No te sientas tan especial, si Greta se ha esforzado tanto porque nadie los supiera, no es algo especial. Ahora puede disfrutar del sexo con alguien que le excite y no seas tú sifiloso.

—No tengo sífilis.

—Yo he escuchado otras cosas—él le tira una papa y los dos ríen.

—Eso sí, de hoy en adelante está prohíbo ser un cabrón con Greta.

—Ya, claro.

—Sí.

—¡Hola, nos vamos a casar!—Anuncia emocionada Consuelo y su hermano y su prima la ven impactados antes de ponerse en pie y celebrar con ellos. William se ríe y les dice que acaban de contratar un paquete nupcial en el lobby y la limusina estará esperándolos en unos minutos afuera.

Simonetta dice que tiene que cambiarse y Manuel tiene que ponerse el vestido y pasar por mí, de camino a sus habitaciones las dos me llaman, me dan la noticia y me apuran. Consuelo reconoce que necesita más de diez minutos y la máxima de las ayudas porque tiene mucho que depilarse.

—Cada una pierna y yo las otras tres áreas.

—Definitivamente no —responde Simonetta con su vestido a medio poner. Se pone de espaldas frente a mí para que le cierre el zipper y me río al ver sus marcas sexuales. Ella me dice que tiene algunos detalles de mi recién estrenada vida s****l y que por eso, mantendré en silencio todo lo que ha estado haciendo durante las últimas horas con William.

—Estás saliendo con William.

—Nos acabamos de conocer, estamos disfrutando de la unión de nuestros cuerpos íntimos. —Consuelo ríe y nosotras la apuramos un poco cuando vemos el reloj, luego la seguimos apurando porque los golpes de William, Manuel y Ramón nos comienzan a enloquecer.

Esta, hermanas, fue la última vez que fuimos solteras y felices. En el próximo capítulo de nuestras vidas, seremos tres mujeres casadas porque alguien contrató un tour en el que nos dieron drogas y a todos nos pareció totalmente bien casarnos y divorciarnos más tarde, en Mainvillage.

¿Ajá?