BRITANIA DEL NORTE GIA —Salve, Dominus. Maximilian se anunció cuando los presentes se pusieron de pie y le saludaron con una reverencia. Sus ojos ámbar se mantuvieron fijos en mí por unos segundos y luego miró a los hombres reunidos con sus imponentes y bien trechos trajes militares. —No pensé tenerlos aquí tan rápido y como para la mayoría de los que llegan al Norte, tampoco debieron esperar encontrarme a mí aquí. Se adentró con pasos firmes dentro de la estancia. —Debe de comprender que para todos ha sido una sorpresa, Dominus. Una sorpresa con la que Marte mismo nos ha bendecido. Teníamos planeada una rebelión, pero ha sido Marte quien nos ha mostrado el camino. Una ligera y atractiva sonrisa apareció en sus labios, cuando pasaba a mi lado sentí su mano rozar ligeramente