En la mansión.
Las chicas estaban furiosas. Alice y Jade despotricaban contra Máx y Jack.
Ellos les habían enviado mensajes amenazantes por querer ir al club, lo que encendió su ira hacia ellos.
Mis esposas también mostraban su descontento, pero en gran medida era por mi indiferencia.
Supongo que esperaban que eso me molestara o me hiciera sentir celoso, pero yo también disfrutaba de salir a los antros para relajarme.
Mientras se comportaran, realmente no había razón para preocuparme.
Sin embargo,
Aixa se quejaba: "Ese idiota. Ni siquiera se tomó la molestia de escribir tres mensajes diferentes. Simplemente reenvió el mismo a las tres".
—Parece que no siente celos por nosotras. A veces me da la impresión de que no le importamos. Al menos yo iré al bar sin remordimientos. Chicas, ¡vayamos a trabajar y luego podremos divertirnos!
A pesar de las quejas y el descontento, al escuchar a Aixa, todas comenzaron a reír mientras se dirigían a sus labores.
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Al llegar al hospital, Aixa se convirtió en el centro de atención. Las doctoras y enfermeras la miraban con envidia.
Ella sonrió al notar todas las miradas; sabía que era por mi llegada la noche anterior.
Una de las mujeres que se había acercado a mí la noche anterior sonreía mientras decía: "Aixa, ¡tenías esto muy bien guardado! Nadie aquí sabía que tenías un esposo tan atractivo".
Aixa sonrió y respondió: "No creí necesario presumir, nadie me había preguntado, así que no vi la necesidad de compartirlo".
La doctora sonrió y añadió: "Deberías organizar una fiesta y presentarnos a toda tu familia. Ya llevas tiempo aquí y aún no sabemos nada de ti".
Abby se molestó al escucharla; no podía mencionar que también era mi esposa.
Pero dijo: "Susan, no vamos a hacer una fiesta. Deja de ser curiosa y vete a tu casa, tu turno ha terminado".
La doctora se enfureció al oír a Abby.
Así que replicó: "Abigail, no te metas. No estaba hablando contigo. Si sigues molestándome, le diré a mi padre que te despida y acabaré con tu carrera.
—Nadie te dará trabajo en medicina si me lo propongo. ¿Entendido?".
Abby se sorprendió por sus palabras. Tenía ganas de enfrentarse a ella en ese instante.
Sin embargo, Aixa le tocó el hombro a Abby y dijo: "Susan, no seas desagradable. Tu padre no tiene por qué enterarse de esto.
—Por otro lado, a mi familia no le gustan las fiestas. Prefieren mantener el anonimato, por eso no les hablé de mi esposo, mis hijos y el resto de ellos".
Susan suspiró y respondió: "Está bien. Si no quieres hacer una fiesta, yo me encargaré de organizarla. Trae a toda tu familia, o de lo contrario, olvídense de sus carreras como doctoras".
Al escuchar esto, Aixa resopló. Ella era una joven tranquila y humilde, pero Susan la estaba llevando al límite. Sin embargo, sabía que no podía dejarse llevar.
Alice, en cambio, era Alice y todos la conocían. Comenzó a reír a carcajadas.
Susan se sorprendió al verla y reprochó: "Alice, ¿crees que no tengo el poder de despedirte y arruinar tu carrera en medicina?".
Alice, tras reponerse, respondió: "Susan, será mejor que te vayas de una vez. Ve y dile a tu padre que intenté dejarme sin carrera de medicina, si se atreve.
—Pero te advierto que tu padre te dará una buena lección por meterte con nosotras. Él sabe que es como una hormiga en el desierto junto a nosotras.
—¡Lárgate ya! ¡Tu cara de mosquita muerta me irrita!".
Todas quedaron atónitas al escuchar las palabras de Alice.
Susan resopló y respondió: "¡Maldita! ¿Cómo te atreves a hablarme así? Podría hacer que mis guardias te golpeen aquí mismo".
Aixa suspiró y dijo: "Alice, deja de actuar de manera tan imprudente. Ella tiene mucho poder, su padre es como un rey aquí. Es mejor que te calles.
—Susan, perdona a Alice. Ella a veces no sabe cuándo parar. Iremos a tu fiesta, no te preocupes, solo dime dónde y cuándo".
Susan sonrió y respondió: "Por fin alguien que sabe lo que le conviene. Alice, tienes suerte de que estime a Aixa, de lo contrario, te haría golpear ahora mismo".
Alice estaba furiosa, quería matar a Susan en ese momento. Aunque no era una asesina, Alice era una mujer y, como todas, tenía un lado oscuro esperando salir a la luz.
Susan se fue después de eso. Abby estaba molesta, se contuvo para no golpearla. Al igual que Aixa, las dos sabían que tenían que guardar las apariencias y pasar desapercibidas.
Jade, que no había dicho nada hasta el momento, finalmente habló: "Aixa, Pául no irá a la fiesta. Él se aburre en fiestas como estas. Sabes que él mataría a cualquiera solo por estar aburrido, incluso a Susan, si se entera de que te está amenazando.
-Por otro lado, tus padres y mis abuelos no asistirán a la fiesta. Ellos son... son... Bueno, ya sabes que no asisten a fiestas de personas como los padres de Susan".
Aixa resopló y respondió: "Pául tendrá que ir a la fiesta y comportarse, o lo dejaré sin sexo. Con respecto a tu familia, ellos obedecerán a Pául cuando él se lo ordene".
Alice y Abby rieron a carcajadas después de oírla.
Alice reía mientras decía: "Pául te matará cuando sepa que quieres obligarlo a ir, o matará a esa familia entera antes de asistir a la fiesta".
Aixa resopló y dijo: "Ya veremos. Ahora vamos a trabajar. Ya nos demoramos demasiado por esa ídiota".
Todas salieron del vestuario con una sonrisa en el rostro, mientras Aixa llevaba un rostro preocupado.
Alice y Jade la asustaron al decirle que los viejos y yo no iríamos a esa fiesta. Ellas me hacían parecer un monstruo frío y sin corazón.
(Susan Janssen, una mujer rica y presumida, hija de un hombre poderoso en Holanda. No era más importante que Harris o los Douglas, pero para las personas normales, era inalcanzable. Su fortuna no pasaba de los 5 mil millones de dólares, pero tenía buenos contactos en Holanda. Es por eso que hacía lo que quería donde fuera y más en las colonias de su país).
Más tarde, en la noche, después de salir del hospital, Aixa y las chicas bebían algo en el antro. Abby y Jessica se divertían viendo bailar a los stripers en el escenario.
Jade y Alice también miraban, pero ellas no estaban tan entusiasmadas.
Jade miró a Aixa y dijo: "Jack no tiene nada que envidiarles a estos hombres. Él tiene un mejor cuerpo y hasta se mueve mejor". Aixa sonrió al oírla. Jade estaba acabando con la diversión.
Así que respondió: "Jade, no estamos aquí para cambiar a nuestros esposos. Solo vinimos a beber y ver a estos hombres bailar, para nosotras. No seas aguafiestas".