capituló 9 parte 3

839 Words
Capituló 9 parte 3 Gabriel Estaba enloquecido, como era que prefiriera la compañía del idiota de mi hermano y no la mía. Jessica – Deja de dar vueltas, me estás mareando. ¿Será que estaba tan enojada, que solo lo hizo para cabrearme?. Sin el vínculo completo no podía saberlo. 12 horas después volvieron. Yo – ¿Dónde estaban? Miguel – No la toque, salvo para traerla aquí – dijo alzando las manos con inocencia. Como si esto fuera una broma. Keziah pasó por mi lado sin saludarme. Yo – ¿Dónde la llevaste? – rodó los ojos. Miguel – Ella me siguió, fui a mi cabaña – apreté los puños y le gruñí – Oye cálmate, no la toque, bebimos chocolate caliente y se la pasó la mayor parte del tiempo incordiando… es una insoportable. Me pase la mano por el cabello y fui tras ella, estaba en el balcón viendo el mar. – Bella. Yo – Solo quiero entender todo esto Gabriel … y precisamente logras que me sienta peor. Yo – Solo quiero estar contigo. Bella – Pues entonces deja de acosarme o tocarme sin mi permiso. Yo – ¿No te gusta? – dije con incredulidad, agachó la cabeza hacia sus manos. Keziah – Si me gusta – me relajé – Pero me abrumas, y me confundes, solo necesito tiempo y espacio, que me tengas paciencia mientras me adapto, estoy teniendo muchos flashes en mi cabeza y se mezclan con el presente… todo esto es demasiado para mí. Yo – Dime qué quieres y te lo daré. Keziah – Quiero ir a las zonas, conocer nuestra historia. Yo – No puedo. Keziah – ¿Por qué? Yo – Por qué primero tienes que prepararte para poder estar con ellos, obtener tu transformación, controlar tus dones, y sobre todo debemos fortalecer nuestro vínculo, para protegernos, entre más tiempo pase, más vulnerable somos. Ella asintió y caminó hacia ami, parándose solo a unos centímetros, su calor irradiaba hacia a mi, su olor me seducía, inclinandome hacia ella, llamándome, su mano acaricio mi mejilla y suspire de alivio, era la primera vez que me tocaba, era como curarme desde adentro, cerré los ojos y giré el rostro hacia su palma, inhalando su olor, sintiendo su calor. – No vuelvas a golpear a tu hermano. Abrí los ojos sintiéndome atrapado por su aura. Asentí contra su palma. Ella redujo espacio entre nosotros y mis manos automáticamente rodearon su cintura, cuando creí que iba a besarme, mi respiración se atascó en mi pecho, pero sus labios tocaron mi mejilla. Lo que me hizo sonreír. Yo – ¿Qué le hiciste a Mike? – ella sonrió perversamente y se colgó de mi cuello. Keziah – Dice que soy ruidosa, amenazó con amordazarme, atarme, si no me callaba y estaba quieta. – río contagiando me – Estaba incordiando a propósito por su numerito en el desayuno, aguanto 12 horas hasta que ya no pudo más. Su sonrisa hincho de orgullo. Yo – ¿Qué más hiciste ? – sabía que había más. Keziah – Juro que no volverá a tocarme sin mi permiso, usarme para hacerte explotar y yo no hablaría de lo que escribió en su diario. Yo – Joder, ¿Leíste si diario? – Ella rió perversamente. Keziah – No, pero el cree que sí, se quedó dormido como un minuto. No pude evitarlo y me heche a reír a carcajadas, ese diario es como un libro de confesionario de Miguel, nadie lo toca, nadie lo lee. Una vez lo robaron y no se supo nada del Nefilim, yo no pregunté y el no habla de ello. Imagino que se ha de haber sentido bastante Idiota que Keziah lo tomara un minuto para chantajearlo, lo dejaría sufrir unos días antes de decirle la verdad. Yo también quería cobrarme su provocación, el golpe que le di no fue suficiente. Yo – Eres increíble. Keziah – No es tan malo una vez que lo conoces, solo quiere aparentar esa etapa de chico duro. Creo que se siente solo. Yo – Bien… Bella, ha llegado el momento de empezar tu entrenamiento. Keziah – No me gusta que me digan bella, solo Kezi o Keziah. Yo – A mi me gusta decirte bella o hermosa porque lo eres, pero me encanta tu nombre. Keziah – Solo dime Kezi Yo – Te escucho. Keziah – Creo que debería ser Jess, Aiden o Miguel quien me ayude. Mi sonrisa se borró, pero no la solté. Keziah – No me malinterpretes, pero siento que serías demasiado blando conmigo y tus hermanos no tendrían ningún reparó en hacerme daño. Yo – No. Keziah – ¿Pero no te los has pensado? Yo – Si lo que quieres es inflexibilidad, la tendrás. Pero solo yo podré entrenarte. Keziah– ¿Es otro rollo posesivo? Yo – No, quiero que crezcas, quiero ver y ser parte de tu transformación. Keziah– Entiendo… ¿Cuándo empezamos? Yo – Después de cenar – bese su frente y regresamos tomados de la mano.
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