Una Vez Más

Indirectas

Alejándome de un fuerte movimiento con mis brazos, me quedé unos segundos en silencio, observando sus ojos café que no querían apartarse de los míos. Mi pecho subía y bajaba agitado, engañándome que era solo por el susto del auto.

— Señora Jureck, cuanto lo lamento… —sin dejar que el hombre se disculpe, me alejé de ambos hombres. Uno que casi me mata del susto y el otro que quería matarme con la mirada.

…

— Buen día señora —me saludó mi secretario, mas yo pasé tan veloz que ni siquiera me dio tiempo a responderle.

Dejé el bolso en el escritorio, para jalar mi asiento y sentarme unos segundos, mientras me recuperaba de lo que había ocurrido hace unos minutos.

— Bah, son tonterías —sacudí mi cabeza, procediendo a llamar a mi secretario.

— ¿Me llamó jefa?

— Sí, necesito el balance que te encargué antes de llegar el fin de semana pasado.

— Por supuesto lo aquí lo tengo —él sacó el documento que tenía en sus brazos para entregármelo.

— ¿Qué es esto? —dije mirándolo con seriedad.

— El balance…

— A ver, te lo pedí en la computadora. No en papel.

— Oh, pero…

— Ningún pero —levanté la voz al tiempo que golpeaba la mesa con mi puño — Pareces nuevo, ya deberías saber cómo se maneja esta área.

— Pero señora, solo llevo dos semanas trabajando aquí.

Mirando con más calma al pobre muchacho, respiré hondo. Apenas tenía veintiún años y se veía asustado y algo torpe. Supongo que debo ser tolerante en algunas ocasiones.

— La reunión será en unos minutos —comenté al mirar la hora en mi celular—. Tienes el tiempo que dure la junta para entregarme ese balance como lo quiero.

— Por supuesto, no le fallaré.

Levantándome de mi asiento para dirgirme a la sala de junta, dejé al muchacho más calmado, pero no por mucho tiempo.

— Por cierto, esta vez quiero balance, pero de los últimos seis meses.

Salí acomodando el cinturón que sostenía mi falda, mientras la voz de Betsy resonaba en mi cabeza con la palabra "Cruel".

No soy una persona cruel, solo soy como otros lo fueron conmigo, y ese muchacho debía saber que la vida no es fácil y que otra persona en mi lugar lo hubiera despedido.

«Pero eso sí fue cruel» Nuevamente la voz de Betsy.

Cruel o no, las cosas ya estaban hechas, y de esta manera, me aseguraría de que él no volvería a cometer un error.

…

La junta dio inicio dos minutos después de que yo tomé mi lugar. Como cabeza de todos y mostrándose imponente, Jacob se alzaba de su asiento posando por breves segundos sus ojos café en mí.

— Bien, estando todos reunidos, supongo que puedo hablar.

Claramente hacía alusión a mí, ya que fui la última en llegar, sin embargo, no me quedaría callada y todos lo sabían.

— Si ha de señalar a alguien, refiérase con nombre y apellido señor Jureck, que no estamos en un preescolar.

El silencio absoluto reinó, Jacob estaba con la boca semiabierta y los nudillos blancos de tanto apretar sus puños ¿Estaba enojado? Por supuesto que lo estaba. En estos dos años, reconozco su expresión cuando está por estallar, y claramente el volcán iba a hacer erupción.

— Bueno… Creo que es conveniente empezar —dijo uno de los tantos accionistas que estaba en la mesa—. El tiempo es valioso y si el señor Jureck ha hecho llamar a todos, ha de ser muy importante.

— Lo es —respondió, dejando de taladrarme con la mirada.

¿De verdad cree intimidarme? Que equivocado está.

— La última vez les platiqué del proyecto "Julieta" y debido a que estamos en una época cercana celebrada por las parejas, creo conveniente que sería la fecha ideal para el lanzamiento de la nueva fragancia. Las ventas serían altas, y todas las damas anhelarían sentirse como la famosa protagonista de la novela de Shakespeare.

— Sería una jugada interesante —opinó el que estaba a mi lado.

— Las ganancias serían jugosas sin duda —comentó la dama mayor que estaba a dos asientos de mí.

— ¿Entonces he de suponer que todos están de acuerdo? —preguntó.

— Sí, sería una brillante idea —respondieron al unísono.

— Yo tengo una pregunta —me levanté de mi asiento para hacerme notar—. La semana de celebración está a solo tres semanas ¿Cree lograr semejante campaña de publicidad en tiempo récord?

— Por supuesto que no — respondió él con seguridad—. Tú lo harás.

— ¡¿Qué?! —salté presurosa.

— Esa es tu área, publicidad —remarcó mi lugar.

— Eso lleva tiempo, me está pidiendo algo imposible, además tengo el área saturada.

— Bueno, eso tendrás que arreglarlo tú, señora Gerente.

A mi no me engañaba, él solo lo estaba haciendo para verme fracasar y que la campaña fuera un fiasco.

Muy bien señor despiadado ¿Quiere probarme? Hágalo, le demostraré que puedo hacerme cargo de todo, y así el que quedaría en ridículo sería él.

— Perfecto —sonreí con esa mirada que a Betsy se asustaba— ¿Y dónde será la presentación?

— En Verona por supuesto.

— ¿Verona? —dije levantando una ceja—. Parece que hizo su tarea señor Jureck.

— ¿Tarea? —dijo confuso— ¿De qué estás hablando?

— Por favor señor. Verona; famosa por ser el escenario de "Romeo y Julieta" . Cuenta con una residencia del siglo XIV conocida como "la Casa de Julieta" Un bello lugar que es actualmente usado para presentaciones teatrales entre otras. Lo felicito señor, no sabía que era un romántico.

Las caras de los demás en la mesa no se hicieron esperar, todas compartiendo una sonrisa que cubrían con sus manos.

— No me considero un romántico, pero sí un ávido lector. Se llama cultura general, señora de Jureck —me llamó así en voz alta, pensando que me quedaría con la boca cerrada.

— Siendo ese el caso, no tengo nada más que objetar. Lo único que sí tardaré en encontrar, será a la modelo para promocionar la propaganda, el encargado no se lo tomará a bien, pero como usted dijo. Esa es mi área y la perfección es mi garantía.

— Confiamos en su trabajo, señora Jureck —dijo otro de los accionistas.

— Lo agradezco, y del mismo modo que fue con las anteriores, haré de esta la número uno en ventas en su lanzamiento.

No me vas a ganar Jacob. No soy una novata que va a desesperarse. Ya verás de lo que soy capaz.

…

— ¡No! ¡Siguiente! —dijo el encargado de la propaganda.

En ese instante yo iba entrando para saber de los avances. Ya habían pasado tres días desde el inicio de está titánica tarea.

— ¿Qué sucede Hermes? —pregunté, levantando mis gafas— ¿Aún no has encontrado a la modelo?

— Ay señora, es imposible. Trato de proyectar esa esencia de amor y tragedia en las modelos, pero es inútil. Necesito a una mujer aguerrida, pero a la vez dulce, que diga mucho con la mirada así cómo… —él se quedó mirándome fijamente— ¡Cómo usted!

— Espera ¿qué? —retrocedí.

— Señora Lia, usted posee muchas cualidades. Hermosa, delicada ¡Dios! si parece una modelo.

— ¿Cómo crees que haré eso? ¿Yo no puedo hacer semejante cosa?

Inevitablemente a mis espaldas todo se tornó sombrío; eso solo significaba una cosa.

— Señor Jureck —saludó Hermes a Jacob.

— Buenos días —su presencia a mi lado me fastidiaba por completo— ¿Y como va el proyecto? ¿Ya será lanzado?

— No, no es un cohete para que despegue.

— Entonces aún no has iniciado. Vaya, que decepción —levantó las cejas al tiempo que apretaba los labios.

— ¿Disculpa? ¿Estás cuestionando mi trabajo?

— Solo digo lo que veo, y no veo nada.

— Ay que hermoso, fue cómo oír "Ser o no ser" —intervino Hermes, quien al recibir la mirada de Jacob, cayó sus labios.

— Para que lo sepas, yo no fui la loca que dio como plazo tres semanas para que todo esté listo.

— Creí que el tiempo no era un obstáculo para ti, siempre dices no tener problema con ello —se quería pasar de listo.

— Y lo recalcó, pero para algunos casos el tiempo es necesario, de lo contrario se cometen errores sin haber conocido lo suficiente del tema.

Él entendió perfectamente mi indirecta, pues me refería a nuestro matrimonio que se dio de manera rápida e inesperada.

— ¿Y cuando tendrás lista la publicidad? — quiso evadir mi mirada, dirigiéndose esta vez a Hermes.

— Para empezar… Primero debo encontrar a la modelo, señor Jureck.

— ¿Y eso cuánto te tomará?

— Puedo iniciar hoy, si la joven que elegí acepta.

— ¿Y quién es? —quiso saber, sin imaginar la respuesta que le daría Hermes.