La sensación tibia que me despertó en la mañana de ese día, se extendió hasta cubrir en su totalidad a mi cuerpo. Pasé los brazos suavemente, para frotar esa cálida y delicada piel, mis ojos se abrieron a la par; descubriendo a la figura más hermosa que mis ojos tuvieron la dicha de ver. — Fue real, lo de anoche fue tan real como nuestra desnudez —pensé—. Lia y yo hicimos el amor, finalmente sucedió lo que debía pasar —sin forzarlo, solté una sonrisa al pasar mis dedos por uno de sus mechones traviesos que estaban sobre su rostro. Anoche me había quedado contemplándola mientras ella dormía, no sé cuánto tiempo estuve así, tratando de explicarme el significado de esto. No había sido simplemente tener sexo, lo que acompañó; fue algo que nació y que hasta el momento nunca había descubi