La busqué y esperé, pero ella se había marchado antes de la empresa, su fuga fue para evitar darme el nombre del sujeto que la estaba pretendiendo frente a mí ¡Y lo peor es que ella lo estaba protegiendo! Claro, protegiendo de la golpiza que le daría al tipejo por estar mandando tales tarjetas a mi esposa. Ahora Lia no me contestaba las llamadas, todo por estar en esa condenada fiesta. Furioso entré a mi casa, buscando algo de beber, no puedo estar simplemente sobrio imaginando que la nota que leí, sea verdad. Mandé a todos los empleados a dormir, no necesitaba de ninguno, incluso Fred, aunque él se resistió, pero al ver mi firme decisión, se rindió. — Lia y otro hombre… —murmuré llevando un vaso a mis labios— ¡Dejando que otro la bese! —apreté el vaso con tal fuerza que crujió, esta