La mañana siguiente me había costado bastante abrir los ojos, me daba vueltas la cabeza y me sentía sumamente mareada. A penas y recordaba lo que había sucedido anoche, pero estaba muy segura de que eso que tome no era jugo de naranja para nada. Abría de a poco los ojos, la luz era extremadamente fuerte, o al menos eso causaba que estuviese tan bebida anoche. -Dios mío, mi cabeza.-Susurre. Sentía como si dos martillos me estuvieran golpeando en la cabeza. Lo mejor seria levantarme y darme un baño. Sí, eso seria buena idea en definitiva. Quería girar y levantarme, pero algo que sostenía mi cintura me lo impedía. A demás,¿ de donde provenía el calor tan reconfortante?, toque aquello que me impedía levantarme y al parecer era un pierna. Esperen, ¿¡una pierna!? Me obligue a abrir los ojos